Volver a ser cimiento

A veces crees que has visto y vivido tantas cosas que, raramente algo puede sorprenderte y entonces llega la vida y te rompe los esquemas, te cambia los sueños, te presenta nuevas oportunidades vestidas de persona. Dicen que nadie llega a nuestra vida por casualidad y que el destino está escrito. No sé si la casualidad, la causalidad o el puñetero destino tienen algo que ver, pero sí creo que todas y cada una de las personas que llegan a nuestra vida es porque tienen algo que enseñarnos o algo que aprender.

Despierta la alegría que hay en ti

Nosotros tenemos el poder de hacerlo cada uno individualmente, cultivar nuestra propia alegría para sentirnos bien con nosotros mismos y de esta manera también con los demás

No supe vivir

Por: Jesús Lara González de Quevedo Me hubiera gustado haber conocido otra forma de vivir distinta a la que día a día fui creando en mi propio infierno. Todo, sin darme cuenta del dolor que me estaba causando a mí mismo y a todo el que a mí alrededor se acercaba. Olvidé sonreír, porque la tristeza se acomodó de forma definitiva en el salón de mi casa, agarrándome con una fuerza impredecible para no volver a soltarme nunca más. Quise gritar muy, muy fuerte, pero mi voz fue apagada por tanto desprecio y odio vivido a mí alrededor. Para mí, la vida se va esfumando de una manera cruel y en cada instante intento buscar la forma más sencilla de desaparecer sin dejar rastro, en sigilo y sin decir adiós. No logro encontrar de una ilusión por una vida que no para de darme palos. Uno detrás de otro, absorbiendo plenamente toda mi energía hasta dejarme sin debilitado a merced de cualquier circunstancia. La palabra felicidad desapareció por completo del desastroso libro de mi historia y no encuentro forma de poder recuperarla por muchas veces que lo intente. Mi larga lucha por sobrevivir, cada vez afloja más mis sentidos y me deja hundido en el piso, sin ganas de volver a levantarme. El silencio se apodera de todo lo ocurre a mi alrededor y mi única expresión son las lagrimas que sigilosamente caen por mi rostro, para acabar desbocándose en el suelo de cualquier rincón, donde una vez, ya no pude más. Siento, que mis labios temblorosos piden perdón por una causa que yo ya veo perdida y que nada ni nadie que lo intente podrá recuperar, por mucho empeño que le ponga. Mi entristecida vida me aleja de cualquier realidad y no me deja descubrir aquellos sueños que queremos ver cumplidos. Mi pensamiento queda bloqueado y mi alma se estremece oprimiendo mi corazón para que no vuelva nunca más a sentirse amado, dejando ese vacío interior que me ausenta siempre que puede de cada cosa o persona que en su día me quiso hacer feliz y lo único que consiguió es que yo destruyera la suya por completo… Esta historia que acabo de describir, la viven muchas personas en su día a día. Aunque no lo parezca, están destruidos por dentro y lo que menos necesitan es tu arrogancia o desprecio. Así que si no piensas apoyarlo cuando más lo necesita, no vuelvas a buscarlo, coge tus cosas y deja ese sitio para quien lo merezca de verdad…

Ahora toca levantarse

La complicada evolución económica que está desarrollándose después del confinamiento, está creando mucha preocupación y a la vez incertidumbre, porque no se acaba de arrancar con fuerza y las decisiones tomadas por algunos países europeos, con el Reino Unido a la cabeza, en implantar cuarentenas, han sido un verdadero mazazo para las esperanzas que teníamos en recuperar el turismo perdido. No cabe duda de que en estas decisiones ha tenido mucho que ver la desconfianza que hay en la Unión Europea hacía el Gobierno español, donde comunistas y populistas, parece que llevan la batuta de la gestión gubernamental, generando cautela en las cancillerías, que no están dispuestas a permitir experimentos que ya han fracasado estrepitosamente en otros lugares, dícese, Venezuela o Bolivia o en el propio continente, como es el caso griego. Por otro lado, se nota la falta de prestigio y respeto internacional que tiene nuestro ejecutivo, que no pinta nada en la escena global, incapaz de frenar las temidas cuarentenas o por lo menos, minimizar su periodo de vigencia. No han sabido adelantarse a los acontecimientos y ahora estamos pagando su negligencia.

El turismo, la pieza clave

A nadie se le escapa que estamos viviendo el verano más atípico de las últimas décadas por el impacto que deja la Covid-19 en la totalidad de las actividades económicas y en nuestro día a día. Sabemos que las consecuencias en el turismo han sido duras, que la recuperación será lenta, pero también somos conscientes de que nuestra riqueza paisajística, cultural y patrimonial son los mejores aliados.

La ansiedad cambió mi vida

La ansiedad sí que me suponía un problema, a tal punto que hace como 10 años, me puse mal y necesite ayuda médica y psicológica

Infinita soledad

Por: Jesús Lara González de Quevedo Hoy, envuelto en mi soledad infinita, he recordado aquellos momentos de la juventud en los cuales no le dábamos tanta importancia a esta vida tan cruel. Esta vida, a la cual nos atamos firmemente, sin buscar una salida inesperada, que nos haga más felices. Recuerdo, aquellos instantes, donde la pasión por alguna persona de nuestro grupo de amigos, se convertía en un misterio inolvidable, donde al verla llegar, nuestro corazón palpitaba incansablemente. Recuerdo, aquellos pasillos de la escuela, donde nuestro mayor deseo, era cruzarnos con quien llenaba nuestra alma y que nuestras miradas se unieran en un silencio absoluto. Cuando al mirarte, te saludara con una bella sonrisa y el día cambiara repentinamente a por completo. Recuerdo, aquellas tardes cuando terminábamos de merendar, salíamos a la calle en busca de nuestros queridos amigos, en lo único que pensábamos, era que nuestros sentimientos volvieran a relucir, encontrándonos de nuevo en la plaza mayor. Recuerdo, la primera vez que jugando a un juego, me tocó darle un beso. Todo el universo, se me vino encima y mis nervios estaban a flor de piel. Me sonrojaba y con una leve sonrisa esperaba aquel beso, que se convertiría en un recuerdo de mi pensamiento para siempre jamás. Todo esto, era la pasión de una niñez inesperada, en la que el amor se vivía de una forma muy distinta a la que hoy en día conocemos. Donde cada segundo de vida, era un riesgo extremo para el resto de nuestros días. Donde las miradas entre dos personas, llevaban en su mayoría, un gran gozo de inocencia, que hoy por desgracia se ha perdido. Todo ello, siempre con una imaginación poderosa, que fue desapareciendo poco a poco con el tiempo, al acomodarnos a una vida sencilla y monótona. Bendita juventud, que te llenaba de ilusiones y te apartaba de esta cruel realidad. Realidad que me destroza el alma día a día y me encierra en esta habitación oscura donde mis mayores deseos se esfuman por la ventana, para no volver jamás.

Quiero creer que es posible

Me gustaría creer que al final de este camino lleno de obstáculos me encontraré contigo y todas mis penas se esfumarán con un soplo de brisa fresca. La misma brisa que llenará mis pulmones de energía renovada y me hará sentir que estoy un poco más viva que ayer. Me gustaría pensar que cuando pase la tempestad, tú serás la calma que acaricie mis sentidos y que arribaré a un puerto donde el agua es más clara y transparente. Necesito creer que la vida está llena de oportunidades nuevas y que de un momento a otro llegará la mía y estaré ahí con todos mis sentidos para atraparla.

Los “motores” de la transición y la democracia

Los que conocimos y vivimos una parte de la dictadura franquista, valoramos cada día más el gran trabajo que costó consolidar la democracia en España. Una democracia, enriquecida en derechos constitucionales, destacando las libertades de todos los españoles, igualdad en la Justicia, derechos y obligaciones y la unidad de España. Es por ello, que hoy en este comienzo de siglo XXI, vivimos en un estado pluralista y liberado del yugo del franquismo. Por lo tanto, y de cara a las futuras generaciones venideras, debemos de cuidar, proteger y valorar más que nunca nuestra democracia.

Tomar decisiones valientes

Estamos sufriendo unos momentos complejos, difíciles, que conllevan mucha incertidumbre. Se ha instalado, en todos los ambientes, el miedo a lo porvenir. No sólo por la crisis sanitaria, sino también, por los bandazos, muchas veces incomprensibles del gobierno central, con improvisaciones constantes e instalados en la posverdad, que provoca malestar, irritación y demasiada confrontación. También es cierto que la oposición, juega más al cortoplacismo del desgaste del ejecutivo que, a coadyuvar a la solución de los problemas, que no cabe duda, se presentan enormes a corto plazo, con una recesión, que puede traer un estancamiento económico evidente. La pandemia del Covid-19, está trastocando la convivencia ciudadana, poniendo en un brete la seguridad personal y también la estabilidad de nuestra economía.


Tagoror

Síguenos en nuestros canales
de Redes Sociales

Explorar

Explorar Secciones Tagoror