El turismo, la pieza clave

A nadie se le escapa que estamos viviendo el verano más atípico de las últimas décadas por el impacto que deja la Covid-19 en la totalidad de las actividades económicas y en nuestro día a día. Sabemos que las consecuencias en el turismo han sido duras, que la recuperación será lenta, pero también somos conscientes de que nuestra riqueza paisajística, cultural y patrimonial son los mejores aliados.

La ansiedad cambió mi vida

La ansiedad sí que me suponía un problema, a tal punto que hace como 10 años, me puse mal y necesite ayuda médica y psicológica

Infinita soledad

Por: Jesús Lara González de Quevedo Hoy, envuelto en mi soledad infinita, he recordado aquellos momentos de la juventud en los cuales no le dábamos tanta importancia a esta vida tan cruel. Esta vida, a la cual nos atamos firmemente, sin buscar una salida inesperada, que nos haga más felices. Recuerdo, aquellos instantes, donde la pasión por alguna persona de nuestro grupo de amigos, se convertía en un misterio inolvidable, donde al verla llegar, nuestro corazón palpitaba incansablemente. Recuerdo, aquellos pasillos de la escuela, donde nuestro mayor deseo, era cruzarnos con quien llenaba nuestra alma y que nuestras miradas se unieran en un silencio absoluto. Cuando al mirarte, te saludara con una bella sonrisa y el día cambiara repentinamente a por completo. Recuerdo, aquellas tardes cuando terminábamos de merendar, salíamos a la calle en busca de nuestros queridos amigos, en lo único que pensábamos, era que nuestros sentimientos volvieran a relucir, encontrándonos de nuevo en la plaza mayor. Recuerdo, la primera vez que jugando a un juego, me tocó darle un beso. Todo el universo, se me vino encima y mis nervios estaban a flor de piel. Me sonrojaba y con una leve sonrisa esperaba aquel beso, que se convertiría en un recuerdo de mi pensamiento para siempre jamás. Todo esto, era la pasión de una niñez inesperada, en la que el amor se vivía de una forma muy distinta a la que hoy en día conocemos. Donde cada segundo de vida, era un riesgo extremo para el resto de nuestros días. Donde las miradas entre dos personas, llevaban en su mayoría, un gran gozo de inocencia, que hoy por desgracia se ha perdido. Todo ello, siempre con una imaginación poderosa, que fue desapareciendo poco a poco con el tiempo, al acomodarnos a una vida sencilla y monótona. Bendita juventud, que te llenaba de ilusiones y te apartaba de esta cruel realidad. Realidad que me destroza el alma día a día y me encierra en esta habitación oscura donde mis mayores deseos se esfuman por la ventana, para no volver jamás.

Quiero creer que es posible

Me gustaría creer que al final de este camino lleno de obstáculos me encontraré contigo y todas mis penas se esfumarán con un soplo de brisa fresca. La misma brisa que llenará mis pulmones de energía renovada y me hará sentir que estoy un poco más viva que ayer. Me gustaría pensar que cuando pase la tempestad, tú serás la calma que acaricie mis sentidos y que arribaré a un puerto donde el agua es más clara y transparente. Necesito creer que la vida está llena de oportunidades nuevas y que de un momento a otro llegará la mía y estaré ahí con todos mis sentidos para atraparla.

Los “motores” de la transición y la democracia

Los que conocimos y vivimos una parte de la dictadura franquista, valoramos cada día más el gran trabajo que costó consolidar la democracia en España. Una democracia, enriquecida en derechos constitucionales, destacando las libertades de todos los españoles, igualdad en la Justicia, derechos y obligaciones y la unidad de España. Es por ello, que hoy en este comienzo de siglo XXI, vivimos en un estado pluralista y liberado del yugo del franquismo. Por lo tanto, y de cara a las futuras generaciones venideras, debemos de cuidar, proteger y valorar más que nunca nuestra democracia.

Tomar decisiones valientes

Estamos sufriendo unos momentos complejos, difíciles, que conllevan mucha incertidumbre. Se ha instalado, en todos los ambientes, el miedo a lo porvenir. No sólo por la crisis sanitaria, sino también, por los bandazos, muchas veces incomprensibles del gobierno central, con improvisaciones constantes e instalados en la posverdad, que provoca malestar, irritación y demasiada confrontación. También es cierto que la oposición, juega más al cortoplacismo del desgaste del ejecutivo que, a coadyuvar a la solución de los problemas, que no cabe duda, se presentan enormes a corto plazo, con una recesión, que puede traer un estancamiento económico evidente. La pandemia del Covid-19, está trastocando la convivencia ciudadana, poniendo en un brete la seguridad personal y también la estabilidad de nuestra economía.

El deber de dar respuesta

Alcanzar una meta no es sinónimo de un triunfo. Lograr ser escuchado solo supone subir un peldaño, porque aquí lo importante es conseguir que entiendan y atiendan a las singularidades de las corporaciones insulares de Canarias, que son las más castigadas por la caída de recursos como consecuencia de la crisis económica que asola a nuestro país.

¿Podemos vivir sin el turismo?

Mucho costó para que Canarias tuviese presencia turística extranjera en todas sus islas. Años difíciles y de luchas constantes por parte de los empresarios, sindicatos y políticos del Archipiélago canario, motivaron atraer la atención de muchos turistas de Alemania; Países Bajos, Reino Unido e Irlanda. Un turismo que ha venido propiciando grandes ingresos económicos en la economía local. Ni que decir tiene, que este turismo, como describe José Fina Domínguez Mújica, se ha desarrollado gracias a la existencia de un litoral atractivo que cuenta con playas extraordinarias, playas que se mantuvieron prácticamente vírgenes hasta hace unos cuarenta años. A ello se suman las bondades de su clima, con temperaturas suaves en las zonas litorales, de no menos de 18º como media de los meses de invierno y de no más de 25º de media en los de verano, un elevado número de días despejados a lo largo del año, y la escasez de las precipitaciones, sobre todo en la zona de costa.

Para evitar el cero energético en Tenerife

No se puede olvidar lo que se tiene que solucionar, mirando para otro lado, intentando acallar respuestas o disimulando por doquier, los problemas se enquistan, agravan y perduran y lo que es peor, se repiten. La isla de Tenerife padece una escasez crónica en dotación de infraestructuras en todos los ámbitos. El pasado cero energético demuestra la precariedad de muchas instalaciones o equipamientos del sistema eléctrico en concreto, obviamente obsoletos, insuficientes e ineficientes. No podremos avanzar en calidad de vida, destino de calidad o desarrollo, si nos falta lo estructural, que es contar con la respuesta adecuada a la demanda de la ciudadanía y de la economía, que da tener unas infraestructuras modernas y sostenibles.

Ni todos los ojos abiertos ven, ni todos los ojos cerrados duermen

He escogido una de mis frases favoritas a modo de título, porque expresa perfectamente una realidad o por lo menos en mi caso. Durante mucho tiempo creí ver lo que los demás no veían, hasta que me di cuenta de que los demás veían lo que yo no quería o no sabía ver. Quizás esto te suene un poco extraño, pero si añado aquello de "no hay peor ciego que quien no quiere ver", probablemente lo entiendas un poco mejor.


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