El riesgo de la libertad de prensa

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández La libertad de prensa sigue siendo un riesgo que en muchas ocasiones se paga con la muerte. Sobre todo en aquellos países que están gobernados por las dictaduras férreas. Una profesión, que sirve para que un país pueda estar informado, pero especialmente para que sirva como soporte en las democracias y las libertades y derechos de las personas. Una democracia no se podría entender sin un periodismo democrático y transparente. El periódico La Patilla publica en uno de sus apartado un interesante artículo, donde lo titula: Libertad de prensa bajo fuego: Una cumbre en Londres busca encender las alarmas mundiales. Fake News, Deep Fakes, una revolución tecnológica sin precedentes que obliga a reconfigurar el oficio cada día, plataformas digitales que se quedan con el grueso de la torta publicitaria, regímenes autoritarios y populistas que hacen del insulto, la persecución y la amenaza su modo de relación con la prensa y los asesinatos en niveles récord. Así lo reseña infobae.com Nunca antes se cernieron sobre el periodismo y los medios tantas amenazas convergentes. El año pasado fue el de mayor violencia y abusos contra la prensa desde que se tenga registro. La ONU contabilizó al menos 99 periodistas asesinados, 348 encarcelados y 60 tomados como rehenes. Reporteros Sin Fronteras detectó que se revirtió la tendencia decreciente de los tres años anteriores. México, con nueve periodistas asesinados en 2018, es el país sin conflicto bélico más peligroso para la prensa. En Venezuela, la persecución y asfixia de la prensa crítica es una constante. Desde le llegada de Nicolás Maduro al poder en 2013, han cerrado al menos 115 medios. El Sindicato Nacional de Trabajadores de Prensa acaba de informar que en lo que va de este año 55 comunicadores fueron apresados y se produjeron 244 ataques a la libertad de prensa. Decenas de periodistas nicaragüenses han tenido que exiliarse para poder seguir informando de lo que ocurre en su país. Los principales diarios se están quedando sin papel por el bloqueo que impuso Daniel Ortega. Dos periodistas acaban de ser liberados en Managua luego de seis meses de tortura en una de las cárceles del régimen y la clausura de su canal de TV. Freedom House calculó que nueve de cada diez crímenes contra periodistas permanecen impunes y apenas un 10% de la población mundial goza un ambiente con libertad de prensa plena. Sobre las amenazas a la integridad física se suma la laboral, a la que expone la reconversión de la industria. La agencia Bloomberg informó la semana pasada que tres mil periodistas perdieron su empleo en 2019 en Estados Unidos y la plantilla total de los medios estadounidenses se redujo en un cuarto en la última década. Y esto, en el país con la industria de medios más poderosa. El resto del planeta es un tembladeral. En este contexto, los gobiernos del Reino Unido y Canadá convocaron para este miércoles y jueves en Londres a una Conferencia Mundial sobre Libertad de Prensa en la que funcionarios, periodistas, académicos y empresarios de medios de todo los cinco continentes expondrán los desafíos del momento e intentarán acordar un marco de garantías para una prensa libre que siga “jugando su rol vital en la protección de los derechos humanos y la rendición de cuentas de los poderosos, como parte esencial de democracias vibrantes y saludables”, como reza la convocatoria. Los cancilleres del Reino Unido y Canadá, Jeremy Hunt y Chrystia Freeland, serán los anfitriones formales junto a Amal Clooney, la abogada británico-libanesa especializada en la defensa de periodistas perseguidos alrededor del mundo que fue designada en abril como Enviada Especial del Reino Unido para la Libertad de Prensa. “Nunca fue tan difícil reportar la noticias. Aquellos con un bolígrafo en su mano no deben sentir una soga alrededor de su cuello“, dijo la esposa de George Clooney al aceptar su cargo honorífico. Signo de los tiempos, la Conferencia tendrá lugar en un antiguo galpón en el que funcionó hasta 2013 una de las plantas impresoras más grandes de Europa en la que se imprimían los diarios Daily Mail, Evening Standard y Metro. Restos de aquellas máquinas adornan el hoy reformado salón de eventos en el que se alzará la voz de alerta para salvar el periodismo.

Habrá nuevas elecciones en noviembre

Por: Paco Pérez Si finamente no hay un acuerdo de última hora, muy improbable tal y como están las cosas entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, no habrá más remedio que convocar nuevas elecciones legislativas en España, que se celebrarán el próximo mes de noviembre. Parece claro que los máximos responsables del PSOE y de Unidas Podemos son incompatibles y ninguno de los dos quieren empatizar entre ambos y conseguir así un gobierno progresista de coalición, entre otros motivos porque tanto Sánchez como Iglesias son dos políticos muy tercos. Tiene cierta razón el líder de Podemos de pedir una cuota de parte de un hipotético Gobierno en función de los resultados de los últimos comicios, celebrados hace ya cinco meses. Pero también es diáfano que al secretario general socialista y actual "primer ministro" en funciones se le complicaría la Presidencia del Ejecutivo con la presencia en su gabinete de miembros de Podemos y además él cree que, en las elecciones de noviembre, el PSOE obtendrá mayor número de diputados, que lo acercarán más hacia una mayoría estable. Sea como fuere, está claro que aquí las principales fuerzas parlamentarias son culpables de que no se haya podido formar un Gobierno, ante la negativa de Rivera y de Casado de no facilitar la investidura de Pedro Sánchez absteniéndose en la votación de investidura, cuyo debate es incluso posible que no se celebre ya y se vaya directamente a la convocatoria electoral para noviembre. Los dos partidos conservadores y hasta los responsables de Vox piensan también que es mejor ir a una nueva cita con las urnas, porque confían que en noviembre la gente de izquierdas no se movilice, deje de ir a votar y suceda lo que pasó en las autonómicas andaluzas, donde hoy gobierna la derecha, gracias a un pacto entre PP, Cs y Vox, porque la participación popular fue inferior a convocatorias anteriores. Creo que todos piensan que saldrán ganando con nuevas elecciones. Eso lo sabremos cuando el pueblo soberano se vuelva a expresar, aunque uno cree que no variará mucho de forma significativa el panorama.

Por un gobierno progresista

Por: Olivia Delgado Pedro Sánchez es, lamentablemente, la persona que se ha presentado a más investiduras fallidas en los cuarenta años que han transcurrido bajo la Constitución del 78. Además, es el único presidente del Gobierno desde 1995 al que el Congreso le ha rechazado un proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE). También es, y creo que está profundamente relacionado con lo anterior, el responsable directo de la mayor subida de la historia del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la revalorización de las pensiones con el IPC en 2018, la eliminación del copago farmacéutico y la vuelta de la dignidad a las instituciones públicas tras 7 años de corrupción del Partido Popular. Y manifiesto que estos hechos están relacionados porque la existencia de una coalición de intereses contraria al avance social de nuestro país y al buen gobierno socialista lo demuestra. En el caso del primer rechazo a los Presupuestos en 24 años, creo que la conexión es clara. De no haber votado en contra Partido Popular, Ciudadanos y los independentistas de PDeCat y ERC al proyecto de PGE de 2019 presentado por el PSOE, los avances que enumero en el segundo párrafo de este texto hubiesen sido los primeros de muchos, como fueron los casos de los gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. En febrero de 2019 se dijo no a los presupuestos más sociales de la historia, unas cuentas que contemplaban otra subida de las pensiones (1,6% para las generales, 3% para las mínimas y no contributivas y 7% para las de viudedad), una subida del salario de los funcionarios de entre el 2,25% y el 2,75%, una mejor financiación para el sistema educativo y de becas, la recuperación del subsidio para mayores de 52 años, más de 670 millones para un plan de choque de empleo joven y otras muchas medidas. En el caso de las investiduras, la conexión tiene una explicación más complicada. Paradójicamente, Unidas Podemos, nuestro socio parlamentario en los avances antes expuestos y que sí apoyó los PGE para 2019, es quien, junto a PP y Ciudadanos, bloquea la formación de un nuevo gobierno progresista para España. Lo hace por una infinidad de explicaciones, algunas contradictorias, sobre la obligatoriedad de un gobierno de coalición entre PSOE y Podemos dado que “no se fían” del PSOE. ¿No se fían de alguien y entran a gobernar con ellos? Un gobierno, y más el de España, no es una unión de intereses para acciones descoordinadas. Es un ente político en el que debe primar la unidad y la coherencia. Otros argumentos, como “la oferta de pacto está vacía de competencias” denotan una preocupante falta de entendimiento sobre como funciona un Consejo de Ministros. Sin querer profundizar en los hechos de 2016 que la ciudadanía juzgó en las elecciones de ese año y en las del pasado abril, si quiero hacer un llamamiento a la coalición de partidos e intereses que conforman Unidas Podemos a la realidad. El presidente Sánchez ha asumido con gran responsabilidad la tarea de formar gobierno porque el bloqueo y la repetición electoral no benefician a nadie. Tras el fracaso del gobierno de coalición en la investidura de julio, negociemos un programa de gobierno progresista que evite unas nuevas elecciones. Es la hora de un gobierno dialogante que permita afrontar los desafíos que tiene nuestro país.

Hipócritas homenajes póstumos

Por: Paco Pérez Este país es tan especial, por decirlo de alguna forma que no hiera la sensibilidad de nadie, que todo somos buenos y personas ejemplares cuando ya dejamos de existir, pero en vida nos complicaron nuestra permanencia temporal en este planeta. Los tanatorios y las iglesias están casi siempre llenas de gente apenada por la marcha de un familiar o de un amigo y, al parecer, todos los difuntos llevaron una vida ejemplar y muchos de ellos sufrieron una grave dolencia que sobrellevaron con una gran resignación cristiana, mentiras que no ser las creen ni los que propagan esos hipócritas mensajes delante de ramos de flores y de coronas que rodean al féretro del cadáver, todavía corpore insepulto. El veterano periodista deportivo José María García ha denunciado estos días, cómo Blanca Fernández Ochoa atravesaba últimamente una mala racha, sin un euro en sus bolsillos y cómo los dirigentes de la federación a la que pertenecía ni otras autoridades deportivas españolas le facilitaron un empleo, para salir de su particular crisis económica y emocional. Al fin y al cabo, Blanca fue una pionera en el deporte femenino español y la única mujer de este país en conseguir una medalla en los Juegos Olímpicos de Invierno, que son los reservados a las especialidades relacionadas con la nieve. ¿De qué le vale ahora a la señora Fernández Ochoa que le pongan su nombre a un polideportivo madrileño? Las ayudas y los homenajes a las personas que han destacado en algo deben ofrecerse y celebrarse en vida de los protagonistas. En esta triste y desgraciada España nuestra pocas cosas han cambiado con el paso del tiempo. La envidia es el deporte nacional por excelencia y muchos ciudadanos parece que se alegran de ver a personas famosas en situaciones difíciles, cuando quienes pueden echar una mano en un momento determinado no quieren saber nada y sencillamente miran para otro lado. En el caso de Blanca, entre todos acabaron con su vida y ello decidió marcharse de este mundo tan cruel como incomprensible. Espero que donde hoy esté se haya reunido con Paquito, su hermano mayor, y goce ya de una felicidad plena y eterna. Es lo menos que podemos desearle.

Declaración de emergencia viaria en Tenerife

Por: Óscar Izquierdo En septiembre empieza de nuevo la vida ordinaria, normalizada, después de las vacaciones de verano y del vendaval político que hemos padecido con las últimas elecciones y la conformación de gobiernos en Canarias, cabildos y ayuntamientos. También, lamentablemente, regresarán las colas, atascos y colapsos circulatorios en la mayoría de las carreteras de Tenerife, todos los días a todas horas. Es la consecuencia del fracaso estrepitoso en la gestión de la política de carreteras y movilidad en la Isla, tanto del anterior Gobierno autonómico, como del Cabildo saliente. Como consecuencia, Tenerife no cuenta con las infraestructuras viarias que permitan desarrollar una actividad económica productiva, vertebrar la Isla y cohesionar la población. Está todo por empezar y lo que es más importante, por concluir. La solución empieza por el principio, que es tener los proyectos de las obras a ejecutar, es prioritario elaborarlos con la máxima celeridad. A estas alturas la mayoría de las obras de carreteras en Tenerife no tienen proyecto, es la herencia envenenada que nos dejó la época de las ocurrencias, sufrida en los últimos años. Ahora es el momento de los hechos, para comenzar una nueva etapa haciendo, más que diciendo. Hay que afrontar esta situación con realismo, aportando soluciones viables y dejando atrás demagogias, promesas, ocurrencias y postureos, que precisamente fueron los que han llevado a esta situación crítica. Por eso, hay que pasar de las palabras a los hechos y lo primero es acometer la elaboración de los proyectos de las obras a ejecutar, que es una etapa intermedia entre la planificación y la construcción. Todos sabemos las obras que hay que ejecutar en Tenerife, por lo tanto, la planificación está más que machacada, lo siguiente, que son los proyectos de las diferentes obras, es lo que no se ha hecho y es el paso básico que permitirá encauzar las distintas actuaciones. El nuevo Gobierno de Canarias como el actual Cabildo de Tenerife, tienen que trabajar coordinadamente, sin personalismos figurones, que tan malos resultados han dado a la Isla en los últimos años, para apremiar a los técnicos en la resolución de los proyectos. Si se comienza así, los frutos serán el comienzo de las obras, que es una demanda mayoritaria de los ciudadanos de la Isla. En la reciente historia de Tenerife, nunca ha habido un requerimiento social tan numeroso y mayoritario para la construcción de carreteras, como lo hay actualmente. Sólo se oponen los de siempre, los endémicos ecologistas y políticos noistas, francamente minoritarios. Las carreteras es un servicio de acceso libre y uso público que beneficia a todos. Son un medio, no un fin en sí mismo, es decir, no se construyen por capricho ni negocio particular, sino por necesidad humana, social y económica. Sin duda, es el servicio público esencial para la movilidad, siendo un elemento fundamental de la competitividad de cualquier territorio. Además, coadyuva en la mejor política social que existe, que es la creación y generación de empleo. La carretera es el modo de transporte que eligen mayormente los viajeros y las empresas para el transporte de mercancías, por lo que es un factor clave para el sector logístico. Por la nefasta experiencia que padecemos en Tenerife, hoy más que nunca, la política de carreteras debería ser entendida por los responsables públicos como lo que es para los ciudadanos: un servicio esencial de movilidad, para la accesibilidad, la cohesión y vertebración del territorio. Al actual Gobierno de Canarias parece que le gusta las grandes e impactantes declaraciones, con una puesta en escena al más estilo cinematográfico americano, después de la Declaración de estado de emergencia climática, a lo mejor tendría que proceder a una segunda proclamación solemne, decretando la premura para la solución viaria en Tenerife. Que no sea por declaraciones.

Las lecciones del pasado

Por: Casimiro Curbelo Esta semana, en La Gomera, hemos celebrado las Jornadas Colombinas tendiendo un puente de recuerdos, sobre el océano que nos une y nos separa, con el hermano pueblo de Cuba. Los canarios, hace no tantos años, fuimos emigrantes que huyeron de la penuria para buscar una nueva vida al otro lado del mundo. Por eso la sangre de los isleños se derramó en la lucha por la independencia cubana o en la de Venezuela. Nuestras raíces se hunden tan profundamente en la historia de esos pueblos, donde viven miles de descendientes de isleños, que forman parte también de nuestra propia historia y nuestra manera de ser. Tanto como nosotros formamos parte también de la suya. En estos días hemos hablado de todo eso. De los acentos que nos hermanan, de las músicas, de las palabras y las memorias comunes. Hemos hablado de los canarios y descendientes de canarios que viven fuera. Y del deber moral que tienen estas Islas de atender, en la medida de nuestras posibilidades, a quienes peor los están pasando y en mayor medida necesitan la ayuda del pueblo de sus padres y abuelos. Nuestro mundo es un lugar mucho más pequeño gracias a los milagrosos avances en el terreno de las comunicaciones. Hoy sabemos lo que está pasando al otro extremo del planeta casi en vivo y en directo. Pero el conocimiento no se ha transformado en cercanía. De alguna forma la tendencia de las sociedades prósperas es volverse más egoístas y desentenderse de los asuntos ajenos. Hay quienes ven las adversidades que sufren otros como si no fuera con ellos. Y no es así. Porque si algo nos hace mejores, si algo nos ha hecho seres humanos plenos, es la capacidad de preocuparnos por el prójimo y de tenderle la mano cuando lo necesita. Hace algunos años vivimos una terrible crisis económica en el mundo, en España y en Canarias. Padecimos los estragos del paro; de familias enteras que perdieron sus trabajos y sus viviendas. A miles de canarios les cambió la vida de la noche a la mañana. Y en esos momentos de extrema necesidad, las instituciones públicas dieron la talla. Porque nos comprometimos en que nadie se quedara tirado en la cuneta. No dejamos a nadie atrás. La solidaridad se convirtió en la bandera con la que las personas ayudaron a otras personas, demostrando que en los peores momentos siempre puede brillar la luz de la esperanza. Algunos países que acogieron a miles de canarios hace décadas, en los tiempos de la hambruna y la miseria, de la persecución política y el caciquismo, hoy padecen las consecuencias de la pobreza y la escasez. Desde Agrupación Socialista Gomera hemos pedido, antes y ahora, que no los olvidemos. Que hagamos lo que esté al alcance de Canarias para ayudar a los canarios en el exterior, a sus descendientes y en última instancia a los pueblos hermanos de estas naciones que más pronto que tarde tendrán que ponerse otra vez ene pie. De todo eso hemos hablado y reflexionado en esta semana. Y mientras lo hacíamos, no podía quitarme de la cabeza los nubarrones de tormenta que también nos acechan a nosotros en el futuro inmediato. Acabamos de salir de una gran crisis económica —algunos aún no han terminado de hacerlo— y ya nos están anunciando otra mucho peor. La situación en Gran Bretaña es explosiva. La inestabilidad política en países como Italia y España, la recesión económica en Alemania y los avisos de alerta de los organismos económicos internacionales, nos están señalando con luces de alarma la llegada de un futuro muy complicado. En el caso de Canarias, muchísimo más complicado que en otros lugares, porque nuestra economía terciarizada es muy dependiente de la situación global. Si Alemania o Gran Bretaña tosen, nosotros podemos coger una neumonía. Porque hay millones de turistas de ambos países que suelen pasar sus vacaciones en las Islas. Estoy seguro que podremos recuperarnos de cualquier crisis, como ya hicimos varias veces en el pasado. Somos un referente mundial de excelencia en valores medioambientales y paisajísticos. Pero me preocupan los que están menos preparados. Una vez más tendremos que prepararnos para que si la situación empeora, las instituciones públicas canarias seamos el escudo capaz de proteger a los más débiles. Espero que nunca más los canarios tengan que coger las maletas para buscar un futuro fuera de su tierra. En lo que dependa de nosotros, los que sabemos muy bien lo amargo que es emigrar, eso no volverá a pasar jamás.

La venezuela que mendiga alimentos

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández Venezuela sigue su vía crucis entre el dolor y la impotencia ante la escasez de alimentos y medicinas, donde cientos de personas siguen sufriendo una verdadera tragedia humanitaria. Dieciocho años después de la llegada del chavismo al poder, la situación alimentaria de Venezuela es calamitosa. Al menos 300 mil venezolanos, según la Universidad Católica Andrés Bello, se alimentan de desechos; Cáritas advierte que la desnutrición en las comunidades más pobres alcanza niveles de crisis humanitaria; se denuncian, casi diariamente, decesos de personas que llegan en condiciones críticas de desnutrición a los hospitales. Según expone el periódico el País, Venezuela es el país latinoamericano que experimentó mayores aumentos en materia de hambre y malnutrición durante el bienio 2016 y 2018. Así lo establece el nuevo estudio que esta semana presentó la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto al Programa Mundial de Alimentos y la Organización Panamericana de la Salud. El informe señala además que el hambre en el país caribeño se triplicó entre los trienios 2010-2012 (3,6%) y 2015-2017 (11,7%). "Es importante señalar que estas son las mejores estimaciones que la FAO puede producir utilizando los datos proporcionados por el Gobierno de Venezuela", precisa el documento sobre la falta de cifras oficiales fiables en este país. "Por lo tanto, lo que se desea enfatizar es la tendencia, en lugar de los valores absolutos contenidos en el informe", agrega. Bolivia y Argentina son los otros dos países que acompañan a Venezuela en este cuadro, que integra un tóxico cóctel de subnutrición, malnutrición y obesidad. La República Bolivariana aporta 1,3 del total de 1,5 millones de personas con nuevos problemas estructurales en su ingesta cotidiana de calorías. El estudio muestra que, en términos generales, los cuadros de desnutrición aumentaron de un 5 a un 6 % del total de las naciones latinoamericanas y caribeñas en el lapso que va de 2015 a 2018. Haití, Antigua y Barbuda, Bolivia y Granada son las naciones con mayores niveles de desnutrición en relación con el total de sus poblaciones. El nuevo informe de la FAO sobre la seguridad alimentaria en Venezuela refleja una de las muchas paradojas de la crisis sistémica que atraviesa el país caribeño. En 2012, con Hugo Chávez todavía vivo, la misma organización había otorgado un reconocimiento público al gobierno venezolano por sus avances en la cantidad y calidad de la ingesta diaria de calorías. La institución felicitaba a Venezuela “por haber alcanzado anticipadamente la meta número uno del Objetivo de Desarrollo del Milenio: reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre en 2015”. Durante aquel año 2012, en el cual hubo unas presidenciales en las que Chávez logró la reelección, el Gobierno bolivariano orquestó con aquella certificación de la FAO un poderoso despliegue propagandístico para alcanzar sus objetivos. Para entonces, la economía venezolana, apuntalada por los altos precios petroleros, seguía creciendo, la inflación no tocaba las brutales cotas de alza del momento actual y el gobierno, apurado por los imperativos electorales, había diseñado un ambicioso sistema de distribución de alimentos baratos, expresado, sobre todo, en las bodegas estatales Mercal (Mercados de alimentos) y las Casas de Alimentación. Ambos programas tuvieron, durante un tiempo, una indudable penetración en las zonas populares y empobrecidas del país. El lapso que comprendió la enfermedad y muerte de Chávez, y la llegada al poder de Nicolás Maduro, vino acompañado de una grave crisis cambiaria que produjo una costosa sangría de divisas al país. Los programas sociales expresados en las bodegas de Mercal se derrumbaron y desaparecieron entre las coimas y la corrupción desenfrenada. Muchos alimentos importados comenzaron a descomponerse en las aduanas y puertos. La decisión de Maduro de radicalizar el modelo político chavista produjo el histórico derrumbe de la economía venezolana, que se ha expresado en una contracción del 44 % del Producto Interno Bruto entre 2014 y 2018. Algunas organizaciones especializadas, como la Fundación Bengoa y el Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela, llevaban tiempo cuestionando el pronunciamiento de la FAO, alertando sobre el violento deterioro de las condiciones sociales de la población y el crecimiento del hambre en Venezuela, uno de los aspectos en los cuales el chavismo tradicionalmente ha considerado que tiene logros concretos para mostrar. Ni los jerarcas del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela ni el gabinete de Maduro se ha pronunciado sobre el nuevo informe de la FAO. Aunque jamás ha dejado de ser un problema que genera inquietudes y polémicas, la desnutrición y el hambre no habían ocupado, en términos históricos, un lugar especialmente protagónico en el radar de preocupaciones inmediatas del venezolano promedio en los estudios de opinión. En los mejores tiempos de Chávez este punto incluso había desaparecido del listado de preocupaciones inmediatas de la ciudadanía, aquejada tradicionalmente por otros asuntos, como la seguridad ciudadana, los servicios públicos y el desempleo. Hoy, la ingesta de comida, la escasez y el aumento de los precios encabezan todas las respuestas de la población en las consultas demoscópicas realizadas por las firmas de opinión especializadas.

Antiguos nombres de algunas calles laguneras

Por: Paco Pérez La Laguna, ciudad que es Patrimonio de la Humanidad, por ser la única ciudad colonial no amurallada, conserva casi intacto el trazado original de su casco histórico, pero no así el nombre original de sus calles principales, que han cambiado de denominación a lo largo de los más de sus cinco siglos de historia, tras la conquista de Tenerife por tropas castellanas en 1496, cuatro años después del descubrimiento de América y última Isla del Archipiélago de Canarias incorporada a la corona de los Reyes Católicos. La calle principal del casco urbano se denomina oficialmente como del Obispo Rey Redondo, pero todo el mundo la conoce como de la Carrera, que debe su nombre a que en ella se celebraban carreras de caballos, desde la Plaza de la Concepción a la de Abajo, como la llamamos los laguneros, aunque se denomine del Adelantado Fernández de Lugo. La vía paralela de Herradores debe su nombre a que en ella había en siglos pasados varios hombres que se dedicaban al oficio de herrar, si bien durante la dictadura franquista fue llamada oficialmente del General Franco, como sería habitual en la mayoría de las poblaciones de nuestro país. Por su parte la actual calle de San Agustín, que debe su nombre al convento e iglesia agustinos, que fue sede del primer Instituto de Bachillerato de Canarias, durante un período más o menos largo se le conoció como la calle Real. Por su parte la vía que va desde la Plaza de Abajo hasta la de San Francisco (donde está el Santuario del Cristo), que se llama de Nava y Grimón, siempre ha sido conocida como la calle del Agua, porque en su día tuvo una canaleta central, por la que la laguna de Aguere desahogaba agua en dirección al Tanque Abajo, en las inmediaciones de la Plaza de San Cristóbal, hoy conocida como de la Milagrosa, por estar presidido este espacio urbano por una virgen en un pilar dispuesto en el centro de la misma. También otras calles cambiaron de nombre, y así la antigua del Tambor pasó a llamarse de Bencomo (nombre de un mencey guanche) y la del Pino se llama ahora Viana (en honor del poeta Antonio Viana), así como la de Los Álamos se llamó más tarde de Tabares de Cala. Y ya en la parte alta de la ciudad, la vía de entrada que siempre se conoció como calle de la Empedrada pasó a denominarse de Marqués de Celada. Si les digo la verdad, a mí personalmente me gustaban más los nombres originales, que respondían a denominaciones populares y que se referían a alguna característica de cada calle, opero los tiempos cambian y los nombres de mofdician, como ha ocurrido recientemente con la Avenida Calvo Sotelo, que ha pasado a llamarse Leonardo Torriani, la de Delgado Barreto ha adoptado el nombre de Pedro Zerolo y la del Capitán Brotons ha pasado a llamarse de Suárez, en memoria del alcalde republicano cuando se produjo el golpe de Estado de 1936.

Don Vicente, el sepulturero de San Juan

Por: Paco Pérez El otro día, no sé muy bien por qué motivo, nombramos en la Tertulia del Nivaria --hotel donde desayunamos un pequeño grupo de amigos laguneros todos los lunes por la mañana, a lo largo de casi todo el año-- a un personaje singular de La Laguna profunda, don Vicente el sepulturero del cementerio de San Juan durante muchos años, prácticamente durante toda la segunda mitad del siglo pasado. Don Vicente fue un hombre respetable y respetado, que vestía elegantemente y que se ponía un bonete de color rojo con un crespón negro en las ceremonias de inhumación de los cadáveres, como un gesto de profundo respeto y homenaje al fallecido antes de ser enterrado o depositado su cuerpo en un nicho del viejo cementerio lagunero. No sé realmente si el hábito hace al monje, pero lo cierto es que Vicente tenía cara de duelo permanente. Alto y enjuto, con cara muy seria y ceremoniosa, era la persona ideal para encarnar un papel protagonista en un camposanto en una película de Pasolini o de Visconti del séptimo arte italiano de los años sesenta. Hombre afable y de excelente trato y educación, los laguneros de siempre le pusieron el apodo de "Vicente Risulta", porque cada vez que hablaba con otra persona iniciaba la conversación con la frase "Resulta que..." que él pronunciaba muy bajita y de manera muy tímida, con un acento especial que transformaba el resulta en "risulta" y por eso era conocido así. El hombre dedicó su vida a los muertos, aunque parezca un contrasentido. Hombre profundamente religioso y coleccionista de imágenes de santos y de vírgenes, trabajó por voluntad propia hasta, por lo menos, que cumplió ochenta años. Debió vivir por la zona de la Plaza del Cristo, porque yo le veía con frecuencia pasar por la calle de los Álamos --donde residí a finales de los sesenta y principios de los setenta-- camino del cementerio de San Juan muchas mañanas, o de regreso, a última hora de la tarde desde el camposanto lagunero a su hogar. Que Dios lo tenga en la Gloria.

Empezar es el comienzo del acabar

Por: Óscar Izquierdo Vivir en un Archipiélago en medio del Atlántico es un lujo. Tiene sus ventajas e inconvenientes, es una paradoja continúa, el mar nos une poéticamente y nos separa físicamente; la distancia a los dos continentes más cercanos nos aleja, dejándonos huérfanos en la soledad del océano; cada isla cuenta con su propia peculiaridad y en conjunto, se transforma en una armonía difícil, siempre compleja y esforzada. Parece que todo hay que apreciarlo desde enfoques opuestos y es que la variedad no significa desunión, sino riqueza, al asumir las particularidades de cada isla, como escribió Nicolás Estévanez: “Mi patria es una isla, mi patria es una roca, mi espíritu es isleño como los riscos donde vi la aurora”. Nuestra realidad natural nos condiciona, exigiendo a los isleños un plus de ahínco persistente, que se refleja en el combate diario por la mejora individual y colectiva. Cada isla tiene sus necesidades particulares en cuanto a la dotación de infraestructuras, tanto de transportes, viarias, aeroportuarias o hidráulicas, además de la exigencia irrenunciable de contar con aquellos equipamientos comunitarios que dignifiquen y faciliten la convivencia diaria. Hay mucho por hacer, más por empezar y esperanza de construcción. En el territorio continental, se cuenta con medios alternativos de comunicación, que permiten distintas maneras de unificar el territorio, aunar la actividad económica y posibilitar la cohesión social. En cambio, en Canarias, precisamente por nuestra realidad física, sólo contamos con las carreteras como medio vertebrador. Por lo tanto, lo lógico sería que, dentro del conjunto del estado español, contáramos con las mejores carreteras, definidas por su seguridad, eficiencia y sostenibilidad. Pero la cruda verdad es todo lo contrario, las deficiencias y ausencias son tan notarias, que es un verdadero agravio comparativo lo que padecemos. Desde la centralidad peninsular, lejana y arrogante, dando lo mismo el partido político que gobierne, nos ignoran reiteradamente, sin entendernos y en algunos casos, se nos desprecia clamorosamente, porque todo lo que se da a Canarias se aprecia bajo el prisma de una caridad mal entendida y no como una respuesta justa y solidaria. Pero toda la culpa no la han tenido los de allá, también tenemos que fijarnos en los de aquí. Si Canarias es tan deficitaria en asignación infraestructural, principalmente se debe a la torpeza e incapacidad de gestión de los políticos canarios que, con responsabilidad de gobierno, no han sabido implementar las obras públicas. Toda la querencia a nuestra tierra se les iba en frases emotivas, utilizando palabras o expresiones canarias, para enardecer los sentimientos patrióticos, como anzuelo para engatusar al personal. Ha sido el fracaso continuado en las últimas décadas, donde se ha hablado mucho y ejecutado poco. Reiteradamente se echaba la culpa de cualquier asunto a Madrid, buscando cada día un nuevo enemigo exterior, que tapara las vergüenzas de la inoperancia del responsable público canario. Caracterizado, en la mayoría de los casos, por buscar ansiosamente las prebendas del poder, olvidándose de sus obligaciones debidas al cargo ocupado. Miguel Delibes parece que los definió certeramente: “para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad”. No podemos seguir como hasta ahora, hay que cambiar para mejorar y aunque parezca una perogrullada, lo primero que debemos tener son los proyectos de las obras, esa tiene que ser la prioridad absoluta, porque el primer paso no te lleva a donde quieres ir, pero te saca de donde estás. La meta de la nueva gestión de las obras públicas en Canarias debería ser poner la última piedra, ya que empezando es como se termina.


Tagoror

Síguenos en nuestros canales
de Redes Sociales

Explorar

Explorar Secciones Tagoror