04.11.2019 | Redacción | Reportaje
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
"El niño hambriento debe ser alimentado, el niño enfermo debe ser atendido". Este es uno de los famosos 5 puntos de la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño. Algo que aquí puede parecer lógico en otros países como Senegal no lo es tanto.
Un informe de la Asociación Keur Talibe Ndar refleja claramente la vida de la esclavitud de los niños denominados como Talibes. Los talibés son niños de entre 5 y 12 años confiados por sus familias a un maestro coránico (marabú) para aprender el Corán. Frecuentemente originarios de familias muy pobres de Senegal o países fronterizos, a veces no alcanzan los 5 años. Las familias entregan a sus hijos en las daaras confiando que los niños recibirán cuidados básicos y una educación con la que aprenderán el libro sagrado. En la realidad, los maestros coránicos no tienen ni un lugar digno, ni recursos suficientes para atenderlos.
El resultado es que estos niños se encuentran con mayor frecuencia en las calles de las ciudades de Senegal, donde mendigan, durante muchas horas al día, un poco de dinero y comida. De esta manera, los niños talibés son excluidos del sistema escolar, lo cual les lleva a la necesidad de construirse solos, lejos de sus familias, a quienes ven muy raramente. Sin educación y sin seguimiento familiar, los talibés presentan una gran vulnerabilidad y pueden convertirse en víctimas fáciles de maltrato. El origen de la figura del talibé tiene lugar en la vida rural, donde se producía un intercambio de niños entre aldeas cercanas como una forma de unir etnias y pueblos, enviando a estos niños el tiempo que dura la enseñanza y el aprendizaje del corán a la aldea cercana bajo la responsabilidad del marabú y los vecinos del pueblo quienes se responsablizaban de su cuidado y de transmitirles otros valores y aprendizajes de la vida considerándose como una educación integral que les preparaba para la etapa adulta.
En la actualidad, las aldeas se han despoblado produciéndose una diáspora hacia las ciudades, en búsqueda de nuevas oportunidades de empleo y consecuente abandono del trabajo en el campo. La asociación Keur Talibe Ndar es una asociación sin ánimo de lucro de apoyo a los niños talibés de la ciudad de Saint Louis. La organización surge de la necesidad local de reducir el número de niños talibés en las calles y mejorar las condiciones de vida en las daaras, así como defender sus derechos y promover nuevas iniciativas profesionales y educativas que les den la oportunidad de un futuro más digno. La asociación realiza un trabajo de seguimiento y sensibilización para la mejora de las condiciones de vida de los niños en las daaras, a través de jornadas de atención médica básica y entrega de ropa limpia desde mayo de 2017. Una de las zonas donde el equipo ha realizado mayoritariamente estas acciones es en el barrio de Pikine.
Esclavitud moderna en Senegal
Hay que recordar que los niños Talibés (“pupilo” en árabe) son niños normalmente en edades de entre 4 y 12 años del África Occidental (Senegal, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Malí o Mauritania) que estudian el Corán en una daara. Suelen provenir de zonas rurales, de familias con recursos escasos que no se pueden hacer cargo de ellos y los envían a poblaciones más grandes a estudiar a las escuelas coránicas. Una vez allí, deberían recibir educación básica y aprender el Corán de un maestro al que se conoce como marabout. En algunos casos, los marabouts, en lugar de enseñar a sus talibés, los explotan laboralmente, normalmente forzándolos a pedir limosna por las calles. A menudo los talibés están expuestos a enfermedades, lesiones, abusos físicos / sexuales y en algún caso extremo, la muerte.
Existen numerosos reportes escritos y evidencias graficas de los abusos y cicatrices que suelen producirse por el uso de cables eléctricos, porras y varas. En algunas daaras, los talibés mayores tienen que castigar a los pequeños que no consiguen traer su objetivo diario de comida o dinero.
¿Cómo se los reconoce?
En poblaciones grandes es fácil encontrarlos mendigando en los mercados o estaciones de autobús. Llevan camisetas de fútbol viejas, van descalzos, y siempre llevan una caja de plástico o metal bajo el brazo para guardar el dinero o la comida que consiguen. De hecho, muchas veces son denominados “los niños de la lata”.
Los datos
En 2005, el gobierno senegalés adoptó una nueva ley que prohibía la mendicidad y el tráfico de personas. Esta ley ha sido criticada por Human Rights Watch por no conseguir “progresos adecuados” en la mejora de esta situación.
En 2006, el Comité de las Naciones Unidas para los Derechos del Niño expresó su preocupación por el creciente número de niños a los que se forzaba a mendigar para sobrevivir.
El gobierno Senegales está tratando de reducir el problema creando escuelas coránicas donde los niños no tengan que salir a mendigar. Existen numerosos proyectos de ONG’s nacionales e internacionales que tratan de reunir a los niños con sus familias y ayudar a los Marabouts a retornar a sus pueblos y poder ganarse la vida por otros medios distintos a la explotación de sus alumnos.
Por todo ello, más de 100.000 niños son forzados a mendigar por sus maestros en escuelas coránicas de Senegal, según un informe publicado por la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
Estos niños, expuestos a la esclavitud callejera por sus maestros, llamados "marabuts", les obligan a mendigar diariamente dinero y comida, como arroz o azúcar.
Según el informe, "miles de estos niños viven en condiciones de extrema miseria", se les niegan alimentos y atención médica y "muchos también están sometidos a abusos físicos".
Entre 2017 y 2018, 16 niños murieron como consecuencia de las palizas o negligencia por parte de algunos maestros en las escuelas coránicas, según documenta HRW.
De esos niños, que tenían de 5 a 15 años de edad, tres murieron tras "palizas graves", cuatro en dos incendios en las escuelas coránicas, cinco en accidentes de tráfico mientras iban o evitaban regresar a sus "daaras" y cuatro por enfermedades no tratadas.
Tras visitar 22 escuelas coránicas y 13 centros y albergues, la Organización Human Rights Watch (HRW), defensores de los Derechos Humanos advierte de que, entre 2017 y 2018, en 8 de las 14 regiones de Senegal hubo 61 casos de palizas o abusos físicos, 15 casos de violación o intento de abuso sexual y 14 niños encarcelados, atados o encadenados a veces durante semanas o meses como castigo.
En 43 de los casos de abusos físicos documentados, los niños fueron golpeados por los maestros o sus ayudantes por no traer la suma de dinero solicitada después de mendigar.
Entre los niños observados en las calles y en las escuelas coránicas visitadas, la ONG constató que muchos tenían infecciones o enfermedades visibles, pero no habían recibido tratamiento médico.
En 13 escuelas se proporcionaba poca o ninguna comida y a menudo no tenían letrinas, jabón o mosquiteras para proteger a los niños de la malaria.
Aunque Senegal tiene leyes que prohíben el abuso infantil y la trata de personas, y el Gobierno se ha comprometido en varias ocasiones a abordar este problema, los esfuerzos han tenido un "impacto limitado".
HRW y la Plataforma para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos, una coalición de organizaciones senegalesas, solicitaron que el presidente de este país africano, Macky Sall, reelegido en 2019, utilice su segundo mandato para aplicar medidas que protejan a estos niños.
Imagen: María Tomás Rodríguez