Cataluña y el desprecio
Por: Alejandro De Bernardo Hay dos formas de escribir: con la cabeza o con el corazón. Como éste se me rompió, debería dominar la parte cerebral. No sé si lo lograré. Estoy poco acostumbrado a que sea la cabeza sin más, la que decida. Incluso hay quienes hablan de una tercera vía: las vísceras. De esa prefiero alejarme para que el daño no sea mayor que lo que pretendo amortiguar. Hoy escribo desde la tristeza. No para mí, sino para Cataluña y España. Es decir, para nosotros. Tengo una familia allí y familia de allí. Y lo cierto es que les quiero tanto como a los que tengo en Madrid. Me ocupan, preocupan y me duelen lo mismo. Luego he de confesar mi pasión innata -para algunos estúpida pasión- por el Barça. Por mi equipo de toda la vida. Me temo que así será por los siglos de los siglos amén y hasta el infinito, ida y vuelta. Es irracional. Pero hay verdades contrarias a la razón, desafortunadamente. Soy, lo siento, del Barcelona, a pesar de soportar a Guardiola dando lecciones morales desde su púlpito de oro macizo. Pep, en el fondo y en la superficie, nos desprecia. Me desprecia. Y no hay nada más doloroso que el desprecio. Y nada más desalentador que la decepción. La decepción ante el ídolo con pies de platino y alma de barro. Los culés de fuera de Cataluña nos hacemos los sordos, nos hacemos los tontos, nos hacemos los suecos... cada minuto 17, de cada una de las dos partes, en los partidos que se celebran en el Nou Camp. Porque nos están echando. Eso que yo siento tan profundamente arraigado no les vale de nada. No lo consideran. Ni para dejarse querer, ¡coño¡ El amor puede hacer todo y también lo contrario de todo. Recuerdo las palabras de Guardiola tras su primer campeonato de liga dedicando el título a los "ciutadans de Catalunya". Ni un recuerdo a los que somos ciudadanos de cualquier otra parte del mundo. A los aficionados del Barça que no nacieron, que no viven allí? que les den. Él, como Xavi Hernández, se pasan por el forro sus años en la selección. En la selección -que ahora parece avergonzarles- española. Gente de principios. Y nos insultan. Este país -España- es el más antiguo de Europa, conquistó el mundo entero y si sois lo que sois, o lo que creéis ser, es y ha sido por este país, España, que os ha jaleado, aplaudido, reconocido y pagado, vuestras indudables habilidades. Ignorarnos es despreciarnos. El desprecio que esa parte de catalanes de pura cepa o de cepa mil leches -lo mismo me da- sienten por nosotros y por la convivencia y las leyes, algún día puede cambiar. Hoy, más que hace una semana, hay muchos que desprecian este delirio, este engaño, violento y falso, independentista. Tú puedes pensar lo que te dé la realísima o monarquísima gana -lo mismo me da- pero no puedes despreciar, menospreciar o insultar al que no piensa como tú. Las consecuencias negativas que padezca España recaerán también en Cataluña. Sí, las dos palabras llevan la misma ñ. La tierra prometida, feminista, ecologista y acogedora, con salarios mínimos de infarto y carreteras doradas no existe. Vamos a dejarnos de historias. Vamos a dejarnos de histerias. El amor puede hacer todo y también lo contrario de todo. Recapacitemos antes de que lo hayamos destrozado.
La pobreza y el futuro de Canarias
Por: Casimiro Curbelo Los últimos datos sobre la pobreza en Canarias son estremecedores. Según el informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, 186 mil canarios y canarias se encuentran en situación de pobreza severa y 773 mil están en un riesgo de pobreza y exclusión social que afecta principalmente a las mujeres. ¿Por qué se dan estos datos tan horrorosos en nuestra tierra? Si echamos un vistazo a nuestra realidad, la explicación no puede estar en otro lugar que en la existencia de un paro estructural que siempre ha duplicado a la media peninsular -más del 20% de la población activa- a que tenemos unos salarios de los más bajos del Estado, casi cuarenta mil pensiones no contributivas que apenas llegan a los cuatrocientos euros mensuales y unos precios de la cesta de la compra que se sitúan entre los más caros de todas las comunidades autónomas. La renta de las familias canarias se empobrecen y los costes de la lejanía y la insularidad lo encarecen todo. Es una combinación fatal. El diagnóstico de los males de nuestra sociedad es muy claro. Pero los remedios para curarnos de la enfermedad social de la pobreza no son fáciles. Formamos parte de una realidad compleja que no depende de nosotros. Hay una España de dos velocidades, cuyo mapa corresponde a un Norte rico y un Sur pobre al que pertenecemos. Uno de los mayores fracasos de España es haber consentido que gradualmente se haya producido una divergencia entre unos territorios y otros donde los ciudadanos tienen peor calidad de vida, soportan un precariado laboral y reciben menores prestaciones de servicios públicos. Una gran asignatura pendiente de nuestras islas es la revisión del Sistema de Financiación Autonómica para hacer efectivo el principio de solidaridad interterritorial. Si sostenemos que las personas que más ganan deben contribuir con mayor esfuerzo fiscal para redistribuir la riqueza entre los que menos tienen -y esta es la base de nuestro Estado del Bienestar- lo mismo debemos impulsar entre los territorios. El fin de la cohesión social es buscar la convergencia entre las comunidades con menores recursos y menos desarrolladas y las más prósperas. Canarias tiene unos servicios públicos mal financiados, que no se adecúan a la realidad de nuestra actual población y que no contemplan de forma suficiente los sobrecostes derivados de nuestra lejanía e insularidad. A nivel interno, nuestra región padece otro problema añadido. Es inasumible e insoportable que sigamos sosteniendo unos salarios claramente insuficientes para una vida digna. La productividad de un sector económico no puede soportarse sobre la pobreza de la clase trabajadora. Y este es un mal endémico de las islas que se puede encontrar en la agricultura o en el sector servicios. El turismo, que es el motor de nuestro desarrollo, ha generado en otras comunidades, incluso con menores recursos que la nuestra, una industria tan potente que ha creado grandes cadenas internacionales de éxito. Es el caso de las Islas Baleares que con un sector estacional -apenas cinco meses de actividad- tiene empresas transnacionales dueñas de hoteles incluso en nuestra región. Es difícil que podamos cambiar nuestro modelo productivo. Es el que es. Resultaría mucho más eficiente aprovecharlo mejor. Turismo, comercio y servicios, son potentes motores con los que se mueven miles de millones al año en las islas. Nuestro reto es que esa actividad deje más beneficios en nuestra propia tierra. Que las empresas tengan más beneficios, paguen más impuestos y den mejores salarios a sus trabajadores. Tenemos que transformar esta realidad con inteligencia y voluntad. Y lo que es más importante, sin dejar a nadie en la cuneta. Mientras somos capaces de propulsar un cambio económico para sentar las bases sólidas de una sociedad más justa, es fundamental que hagamos un esfuerzo para ayudar a los que se encuentran en una situación vulnerable. De nada vale que construyamos una comunidad mejor si dejamos atrás, olvidados en su pobreza, a los que hoy son víctimas de la falta de equidad y de justicia social. Una cosa y la otra son fundamentales.
¿Qué es la neuropatía diabética?
Por: Paco Pérez Debido a la enorme incidencia de la diabetes tipo 2 entre la población en Canarias (una de las mayores tasas de esta dolencia crónica en el mundo), parece conveniente difundir qué es la neuropatía diabética, sus síntomas y los tipos que existen de esta complicación que pueden padecer las personas diabéticas. Descripción general La neuropatía diabética es un tipo de daño en los nervios que puede producirse si tienes diabetes. Un nivel alto de azúcar en sangre (glucosa) puede dañar los nervios en todo el cuerpo. La neuropatía diabética afecta, con mayor frecuencia, los nervios de las piernas y de los pies. Según los nervios afectados, los síntomas de la neuropatía diabética pueden abarcar desde dolor y entumecimiento de las piernas y los pies hasta problemas en el sistema digestivo, el tracto urinario, los vasos sanguíneos y el corazón. En algunas personas, estos síntomas son leves. Sin embargo, en otras, la neuropatía diabética puede ser bastante dolorosa e incapacitante. La neuropatía diabética es una complicación frecuente y grave de la diabetes. Sin embargo, por lo general, su desarrollo puede prevenirse o retrasarse mediante controles estrictos de los niveles de azúcar en sangre y un estilo de vida saludable. Síntomas Hay cuatro tipos principales de neuropatías diabéticas. Puedes tener uno o más tipos de neuropatía. Los síntomas dependerán del tipo que tienes y de los nervios afectados. Por lo general, los síntomas aparecen de forma gradual. Puede ser que no notes nada anormal hasta que el daño nervioso sea de consideración. Neuropatía periférica La neuropatía periférica es el tipo más común de neuropatía diabética. Afecta en primer lugar a los pies y las piernas, seguidos de las manos y los brazos. Por lo general, los signos y síntomas de la neuropatía periférica empeoran durante la noche. Entre ellos se encuentran los siguientes: entumecimiento y capacidad reducida para sentir dolor o percibir cambios de temperatura; Sensación de hormigueo o ardor Dolores o calambres agudos Mayor sensibilidad al tacto (para algunas personas, incluso el contacto con las sábanas puede resultar doloroso) Debilidad muscular pérdida de reflejos, especialmente en el tobillo; pérdida del equilibrio y la coordinación; Problemas serios en los pies, como úlceras, infecciones, y dolor en los huesos y las articulaciones Neuropatía autonómica El sistema nervioso autónomo controla el corazón, la vejiga, el estómago, los intestinos, los órganos sexuales y los ojos. La diabetes puede afectar los nervios en cualquiera de estas zonas y es probable que provoque lo siguiente: Ausencia de síntomas de nivel bajo de glucosa en la sangre (hipoglucemia asintomática) Problemas en la vejiga, entre ellos infecciones en el tracto urinario o retención o incontinencia de orina. Estreñimiento, diarrea incontrolable o ambas Vaciamiento lento del estómago (gastroparesia), lo que puede producir náuseas, vómitos, hinchazón y pérdida del apetito Dificultad para tragar Aumento o disminución del sudor Problemas para controlar la temperatura corporal Cambios en la forma en que tus ojos se adaptan a la luz o a la oscuridad Aumento de la frecuencia cardíaca cuando estás en reposo Disminuciones abruptas de la presión arterial luego de estar sentado o parado que pueden ocasionar desmayos o sensación de aturdimiento Disfunción eréctil Sequedad vaginal Disminución de la respuesta sexual Neuropatía radiculoplexopatía (amiotrofia diabética) La neuropatía radiculoplexopatía afecta a los nervios en los muslos, las caderas, los glúteos y las piernas. Es más frecuente en personas con diabetes tipo 2 o en adultos mayores. Otros nombres para este tipo son amiotrofia diabética, neuropatía femoral o neuropatía proximal. Los síntomas suelen presentarse en uno de los lados del cuerpo aunque, en ocasiones, pueden diseminarse hacia el otro lado. Es posible que presentes lo siguiente: Dolor severo en una cadera y muslo o glúteo que ocurre un día o más Debilidad y encogimiento de los músculos del muslo con el tiempo Dificultad para levantarte luego de estar sentado Hinchazón abdominal si el abdomen se ve afectado Pérdida de peso La mayoría de las personas mejoran, al menos de forma parcial, con el paso del tiempo, aunque los síntomas pueden empeorar antes de que se perciba una mejoría. Mononeuropatía Los mononeuropatía, una neuropatía focalizada, es el daño a un nervio específico de la cara, la parte media del cuerpo (el torso) o la pierna. Es más común en los adultos mayores. La mononeuropatía suele producirse repentinamente y ocasionar mucho dolor. Sin embargo, no suele causar problemas a largo plazo. Los síntomas por lo general desaparecen sin tratamiento en el plazo de algunas semanas o meses. Los signos y síntomas específicos dependen del nervio afectado. Quizás tengas dolor en los siguientes lugares: La pantorrilla o el pie La espalda baja o la pelvis La parte frontal del muslo El pecho o el abdomen La mononeuropatía también puede causar problemas en los ojos o la cara, y esto puede ocasionar lo siguiente: Dificultad para enfocar Visión doble Dolor detrás de uno de los ojos Parálisis en uno de los lados del rostro (parálisis de Bell) A veces, la mononeuropatía se produce cuando alguien hace presión sobre un nervio (compresión nerviosa). El síndrome del túnel carpiano es un tipo común de neuropatía compresiva en personas con diabetes. Puede causar adormecimiento o cosquilleo en la mano o los dedos, excepto en el meñique. Es posible sentir debilidad en la mano y dejar caer las cosas. Cuándo debes consultar con un médico Solicita una consulta con el médico si tienes lo siguiente: Un corte o una llaga en el pie que está infectado o que no se cura Ardor, hormigueo, debilidad o dolor en las manos o los pies que interfiere con tus actividades diarias o tu descanso Cambios en la digestión, la orina o la función sexual Mareos Estos signos y síntomas no siempre significan que tienes un daño en los nervios. Sin embargo, pueden ser un signo de otra enfermedad que requiere atención médica. El diagnóstico y tratamiento tempranos de cualquier trastorno te brindan la mejor oportunidad de controlar tu diabetes y prevenir problemas futuros. (Datos obtenidos de informes médicos de la Clínica Mayo, de EE.UU., difundidos en Internet).
Las dos Españas: hielo en el corazón
Por: Paco Pérez Creo que fue Cecilia --aquella desafortunada joven que murió prematuramente en un accidente de tráfico-- quien cantó aquello de que "una de las dos Españas ha de helarte el corazón", parafraseando al poeta. Una afirmación, sin duda, siempre presente en la Historia de nuestro país. Igual la memoria me ha jugado una mala pasada, pero es igual... La pasada semana, sin ir más lejos, mientras Leonor de Borbón, con trece años, leía su primer discurso en público en el teatro Campoamor de Oviedo con motivo de la entrega de los prestigiosos premios Princesa de Asturias, en un clima de éxtasis monárquico, en Barcelona unos desalmados protagonizaban guerrillas urbanas, destrozando mobiliario de la ciudad, prendían fuego a decenas de contenedores de basura e incendiaban automóviles estacionados en las calles, en defensa --dicen ellos-- de una república independiente en Cataluña. España siempre ha estado fracturada en dos partes: monárquicos y republicanos, rojos y azules, ricos y pobres, las regiones de escasos recursos de las zonas meridionales y las más prósperas de latitudes más septentrionales. Este es un país capaz de las mayores hazañas y también especialista en hacer el mayor de los ridículos habidos y por haber. Somos así y parece imposible que podamos cambiar. Lo llevamos en los genes, para bien o para mal, porque no tenemos una identidad sólida propia, porque nada tienen que ver los andaluces con los vascos o los extremeños con los catalanes, y no digamos los canarios con los baleares, excepto que estas dos últimas comunidades son archipiélagos, aquel mediterráneo y atlántico el nuestro. Cataluña, como la misma España, está fracturada en dos mitades, en dos bandos muy diferenciados: los que quieren una república independiente y los partidarios de seguir siendo españoles. Aquí está el gran problema: no se trata de consensuar algo, sino de poder convivir pacíficamente en el disenso. Pero me da que eso, hoy por hoy, se ha tornado en algo imposible... Por eso, más que nunca, es muy actual aquella frase que afirma que "una de las dos Españas" ha de helarte el corazón y, en este caso concreto, para los que allí nacieron y/o residen, una de las dos Cataluñas te romperá el alma. O algo así. En fin...
¿En que coño estamos pensando?
Por: Paco Pérez Hoy le cedo mi espacio a mi amiga la doctora Mercedes Coello Fernández-Trujillo, destacada socialista tinerfeña, residente en La Palma desde hace años, donde trabaja, que ha escrito la siguiente reflexión sobre la situación en Cataluña. Dice así: "Tengo un amigo catalán. En realidad son algunos más de uno. Pero algunos fueron y son imprescindibles en mi vida. Alguno ya no está. Pero sigue estando. Tengo un amigo catalán, que celebro conmigo el primer triunfo de Felipe González, cuando éramos muy jóvenes y nuestra mayor aspiración era ver fortalecer la democracia. Tengo un amigo con el que bebí, brinde, comí y hasta pensé en un mundo mejor. Muchas veces he estado en Cataluña y nunca me pareció un lugar de ultras de ultras nada. Siempre me pareció, limpia, educada, democrática y reivindicativa. Vaya... si hasta la puse como ejemplo a Barcelona como ciudad europea. Dije cosas tales: Europa no empieza después de los Pirineos, está más abajo. Tuve amigos catalanes que con su música marcaron el devenir de mi vida, e incluso de mi ideología. Europa está cambiando. O es que tal vez los ingleses no son europeos ?? Debemos todos de hacer un ejercicio de moderación y mesura. De intentar ponernos en la piel del otro. De ser empaticos. Yo digo y afirmó que eso que retransmite la tv no es Cataluña, no son Los catalanes. No lo son. Yo no soy nacionalista. No lo soy porque soy canaria, africana, española, europea... porque quiero ser hasta inglesa y catalana. No entiendo lo que está pasando, pero sí entiendo que todos quieren saber y sacar rédito. Les mandamos a los tanques, a la legión ??... pero estamos locos o qué?? En qué coño estamos pensando?? En ganar elecciones ?? Las lecciones de democracia comienzan por intentar entender y querer a todos. Por ser empáticos y justos. Seamos sensatos. Esos que están en la calle... no son Cataluña. Que no te vendan el toro por el rabo". ¡Bravo por la doctora Coello¡
Los errores y ruptura de las parejas
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández Escribe la psicóloga Mariana Romero cuales son las causas que provocan la ruptura en una pareja. "No nacemos con una idea de lo que es una pareja ideal, ni de cómo tiene que funcionar para que podamos definir la relación como buena o mala. Son conceptos que vamos aprendiendo de nuestro entorno, desde las películas de Disney hasta de la relación de nuestros padres o hasta de la publicidad que nos rodea. Es decir, empezamos a aprender y a creernos ciertas 'normas' que nos enseñan el modelo de pareja perfecto", cuenta Nieto. Sin embargo, el problema de este aprendizaje por comparación es que, con el tiempo, termina siendo contraproducente. Así lo cree la psicóloga al insistir en que "el primer error que cometemos es comparar estos modelos perfectos o idealizados con nuestra propia relación". Porque, como apunta Nieto, "es algo que solo nos llenará de sentimientos negativos como: ‘mi pareja no va bien’, ‘tenemos un problema’ o ‘esto tiene que cambiar si queremos llegar a algo’". Además, los problemas también pueden llegar al compararnos con otras parejas conocidas o, incluso, buscando referencias en libros de éxito de manera errónea. "Algunos podríamos leer parte de los diez hábitos sencillos para que las parejas sean felices del psiquiatra Mark Goulston como irse a la cama al mismo tiempo, caminar juntos de la mano o decir a menudo te quiero, y pensar que no somos felices con nuestra pareja. Pero nos equivocamos. Porque, más que llevar a nuestra relación hasta un terreno mucho más prometedor, el hecho de compararnos puede desencadenar muchos conflictos y sufrimiento en nuestras relaciones", resume Nieto que añade que, de este modo, "nuestra relación terminará distorsionándose hasta que no reconozcamos qué es lo que va bien y lo qué no". En esencia, la psicóloga apunta a que el verdadero error en muchas relaciones de pareja es que muchas veces no somos conscientes de que esta idea de ‘pareja feliz’ la tomamos como una verdad absoluta y, precisamente por ello, sentimos y actuamos en consecuencia. Pero, ¿por qué hay temas que nos molestan? Hay ciertos temas que, cuando nuestra pareja los toca, reaccionamos de forma negativa, impulsiva y, en ocasiones, agresiva. Estos temas sensibles tienen directamente que ver con nuestras experiencias pasadas. Por ejemplo, si a una persona le han sido infiel, es probable que ciertos comportamientos de su actual pareja disparen todas las alarmas (algo tan sencillo como, por ejemplo, no contestar a un mensaje de Whatsapp). Sin embargo, su pareja, estará perdida en esa reacción, no sabe a qué se debe y probablemente le irrite. Y comienza así un conflicto. "También ocurre que no sabemos manejar las diferencias. Las mismas que existen desde el principio pero que pasamos por alto o, incluso, pueden resultarnos atractivas. El problema es que. con el paso del tiempo, no es que estas diferencias se hagan más grandes, sino que directamente nos empiezan a irritar y comenzamos a creer que los problemas que se dan en nuestra pareja se deben a esas diferencias (que siempre existieron, recordemos)", añade Nieto. Se crea pues un círculo vicioso y las parejas se quedan atrapadas en ese bucle: tenemos discusiones porque somos diferentes y por tanto incompatibles, así que tenemos que romper. ¿Cuáles son los errores que cometemos? Intentar conseguir lo que uno quiere de forma indirecta. Por ejemplo, tras una discusión me quedo en silencio varias horas para hacer ver a mi pareja que estoy mal y conseguir que me haga caso. Puede que las primeras veces se consiga pero con el tiempo, perderá efecto y cada vez tendrás que permanecer más tiempo en silencio o hacer otras cosas para conseguir el mismo resultado. Lo cual, produce cada vez más tensión en la pareja. Descalificaciones. Por ejemplo, decir durante una discusión: tienes un problema, estás loca/o, con lo divertido/a que eras, ahora eres un soso/a. Las descalificaciones aumentan la irritación y también tensan más la relación. . Extremarse en la propia opinión. Con el objetivo de hacer entender y arrastrar a la pareja a nuestro punto de vista. Por ejemplo: en una pareja uno de los miembros le gusta irse con sus amigos y, al otro, le gusta estar tranquilo en casa. Si los dos puntos anteriores se mantienen a lo largo del tiempo, lo que sucederá es que uno de ellos comience a salir más con sus amigos (y el otro pensará que es un egoísta y que no le hace caso) y, en cambio el otro, se quedará más en casa (y su pareja pensará que es un aburrido/a). Extremarse en la propia opinión hace que estemos atrapados y no encontremos salida a nuestros conflictos. "Este tipo de reacciones y de formas de pensar son normales puesto que es complicado huir de la sociedad que nos rodea pero, si comienzan a darse con regularidad y se mantienen a lo largo del tiempo, dan lugar a numerosas discusiones que acaban con la ruptura de la pareja", asegura Nieto. Intentar cambiar al otro es una trampa Pero antes de que comiences a pensar que tus relaciones están destinadas al fracaso, es importante entender que esta forma de pensar es aprendida y, por tanto, puede ‘desaprenderse’. Podemos y debemos buscar otras formas más adecuadas, que cuiden la calidad de nuestra relación de pareja. En este sentido, en países como Estados Unidos las terapias de pareja suponen un tratamiento de primera elección para tratar las infidelidades, los divorcios o diversos problemas. En España, aunque con el tiempo se ha convertido en algo más solicitado, las terapias de pareja se siguen viendo como algo prescindible o la última opción para reflotar una relación. Sin embargo, la psicóloga recomienda pasar por la experiencia de la terapia a parejas sin problemas aparentes. "También se puede aprender a entender mejor al otro en sus comportamientos, pensamientos y emociones, a comunicarse mejor, de una forma más eficaz, a potenciar los puntos fuertes que les unen y por supuesto a evitar conflictos en el futuro", concluye Elvira Nieto. Procrastinar es demorar voluntariamente algo que íbamos a hacer a sabiendas de que la dilación puede perjudicarnos por no llevar a cabo la tarea puntualmente o incluso cómo nos sentimos con respecto a esta o a nosotros mismos. Procrastinar es una voluntaria e innecesaria dilación. Así dice el libro La solución a la procrastinación del doctor en Psicología Timothy A. Pychyl, una obra en la que propone una guía con las mejores (y nuevas) estrategias para superar el hábito de postergar. Y es que el aspecto más desconcertante de la procrastinación es que lo único que te impide actuar en ese instante es la propia reticencia a hacerlo, aún a sabiendas de que la mejor reacción es ponerte manos a la obra. Así pues ¿por qué nos resistimos a actuar? ¿Por qué nos convertimos en nuestro peor enemigo? Desaprovechando todo, todo el rato Cerca del montón de ropa limpia que debo guardar en el armario, hay otra montaña: la de la ropa sucia. En una primera visualización sospecho que, para poder resolverlo, tendría que poner unas tres lavadoras. Quizás no por la cantidad sino más bien porque hay ropa negra, blanca y de colores y no puedo mezclarla. Miro los dos montones y no encuentro el impulso que me lleve a organizar esta situación que, realmente, me molesta. Me voy al salón. La mesa del salón es un desastre, podría ordenarla, debería ordenarla. Pero no lo hago. No hago nada. Me siento en el sofá y miro el móvil. Otro día perdido. Existen ciertos motivos por los que esto sucede. Y probablemente mi motivación —por decirlo de algún modo también mi estado emocional— tiene algo que ver. Se trata de uno de los principales motivos junto con la maravillosa (y a veces exitosa) excusa del contexto. Por ejemplo: estás dispuestx a salir a correr pero ¡vaya¡ está lloviendo. Así que mejor lo dejas para otro día. "Este es un error más que común en la consecución de nuestros objetivos: creemos que tenemos que sentirnos con ganas de llevar a cabo estas tareas", afirma el experto. Seguramente nunca sea el momento ideal para hacerlas. Si llueve y tu plan previo a la lluvia era salir a correr, puedes y deberías seguir haciéndolo: ponte un chubasquero y sal adelante. Hay un horizonte glorioso, con un tiempo en el que puedes —progresivamente— ir cumpliendo tus propósitos. Pero los desaprovecharás, esperarás hasta el último día, hasta el último minuto, condensando todo a un único instante que esperarás que sea el ideal. Pero no lo será. Para que esto no suceda debes abandonar el concepto erróneo de que tu estado motivacional debe corresponderse con la tarea en cuestión. Es más, seguramente has experimentado el hecho de comenzar a llevar a cabo una tarea (ahí a duras penas, sin ganas, obligándote) y que, al cabo de un rato o al finalizarla, tu estado ha mejorado y tu motivación se ha encendido. Sí, te sientes bien por haber cumplido tu propósito. Y puede que no exista sensación tan buena. Ahora bien ¿cómo cambias este hábito tan negativo de dejarlo todo para otro momento excepto el actual? Creando conciencia El autor explica que, aunque todas las personas somos diferentes, hay una serie de tendencias humanas comunes que nos llevan a procrastinar: subestimar el tiempo que requieren las cosas y sobreestimar la cantidad de cosas que podemos hacer, preferir mañana a hoy y, entre otras, fabricar nuestra felicidad cambiando nuestra forma de pensar para que se corresponda con nuestro comportamiento. Y es que, en ocasiones, la naturaleza humana es demasiado optimista. Suponemos que podemos hacer más cosas en menos tiempo de lo razonable. ¿Qué sucede con esta concepción? La consecuencia de este 'optimismo' es una mala planificación: primer error para dejar de ser un procrastinador. Además hay una serie de reacciones ante las tareas que debemos llevar a cabo que, de forma natural, aparecen en la mente de las personas procrastinadoras y que les hacen concebir una falsa felicidad. 1. Distracción. Desviar la atención para evitar el fastidio que genera esa tarea que no vamos a realizar. 2. Olvidar. Suele ser de forma pasiva, viajamos hacia pensamientos que no son importantes y olvidamos la tarea pendiente. 3. Banalización. Reducir la importancia para creer que la tarea puede dejarse para otro momento. 4. Nuevos pensamientos para restar importancia. Una voz que nos dice: "podría haber sido peor", con la que no aprendemos nada pero nos sentimos mejor a corto plazo.
Cataluña: una gran manifestación y unos hechos lamentables
Por: Paco Pérez La de este viernes fue, sin duda alguna, una gran manifestación pacífica la celebrada en Barcelona por medio millón de personas partidarias de la independencia de Cataluña, en medio de una jornada de huelga general que fue secundada de forma irregular por la población, porque todos sabemos que en esa región española la fractura social es evidente y hay dos millones a favor de la autodeterminación y otra cantidad de personas similar que no quieren una Cataluña independiente y republicana. El sistema democrático funciona, pues, porque decenas de millares de seres humanos se han podido manifestar, libre y pacíficamente, contra la sentencia del Tribunal Supremo dictada contras unos los líderes políticos que los ha considerado como autores de un delito de sedición. Hasta ahí todo normal y predecible, dada la complicidad de todo el procès catalanista, alimentado por unos intereses económicos muy concretos de la clase dirigente nacionalista de aquella comunidad, partidaria además de poseer mayores competencias en Justicia, para que muchos de ellos puedan evadir la cárcel por evasión de capitales, corrupción y uso fraudulento de dinero público, que ha sido a todas luces malversado. Y esto nadie lo puede negar. La solución al problema planteado es muy complicada y pasa por un amplio y profundo diálogo entre el Estado Español y los poderes públicos catalanes, pero desde luego no por la contemplación de hechos lamentables protagonizados por varias decenas de extremistas y guerrilleros callejeros, que están protagonizando incidentes en las principales vías de la capital de aquella región y de otras ciudades, como Tarragona o Gerona. Son los propios partidarios pacíficos de una pretendida independencia quienes deben denunciar y evitar estos actos de gamberrismo, propiciado por grupos anarquistas y antisistema, incluso formados por "profesionales" llegados de otros países y, particularmente de Italia, Gracia y Francia, no con el fin de colaborar con la autodeterminación de Cataluña, sino para desprestigiarla y, de paso, a España, dando una versión distorsionada de todo este lío. Estos individuos, especialistas en guerrillas urbanas y en desestabilizar la paz ciudadana están sirviendo fielmente a determinados intereses internacionales ocultos, contrarios a la prosperidad de nuestro país. Y hace muy bien el Gobierno español en no aplicar medidas excepcionales en estos momentos, como les reclaman las fuerzas políticas conservadoras del Partido Popular y Ciudadanos, porque poner en práctica el artículo 155 de nuestra Constitución o encender la mecha de la Ley de Seguridad Ciudadana sería contraproducente, entre otras cosas porque entonces sí tendrían justificación las algaradas y los incidentes callejeros. Mención aparte merecen unos sinvergüenzas como los "señores" Puigdemont y Torra, unos verdaderos incendiarios y unos irresponsables de mucho cuidado, que terminarán pagando por sus actos, más pronto que tarde. Y, si no, al tiempo.
Un mal rato
Por: Paco Pérez pacopego@hotmail.com El otro día pasé un mal rato navegando por Internet, cuando chateé por messenger, porque le dije a un contacto que no le iba a contestar más si no se identificaba correctamente y por lo menos me enseñara una foto suya y me dijera su nombre, en lugar de verle con un seudónimo. Andaba detrás de mí, diciéndome que le gustaba mucho y que me conocía de verme en un bar de La Laguna donde yo suelo tomarme un cortado a media mañana, los días que salgo de mi casa y me doy un garbeo por las calles peatonales de la ciudad de los Adelantados. Por lo visto es un cliente habitual de ese establecimiento. Resulta que el contacto me manda una foto y veo que aparece un hombre hecho y derecho, por lo que enseguida me di cuenta que el comunicante era homosexual, lo que me sorprendió al principio, porque sinceramente esperaba la foto de una mujer, pero tuve que adaptarme a las circunstancias y aclararle que había "pinchado en hueso", que a mí me encantan las mujeres y que mi opción sexual estaba bastante definida. Me preguntó si sus mensajes me habían ofendido y le respondí que no, que respeto mucho a los homosexuales, ya sean femeninos o masculinos, pero que a mí nunca me han atraído las personas del mismo sexo, no por nada en particular, sino porque nací y soy heterosexual, aunque tengo amigos que son bisexuales y que afirman que ser así es lo mejor. A mí que me dejen como estoy, que no ando a estas alturas de la vida para nuevas experiencias íntimas, y menos aún con hombres, no vaya a ser que me guste la experiencia y quiera repetirla, porque dicen que el que cruza de acera no vuelve a la de enfrente. Sea como sea, lo cierto es que pasé un mal rato, porque quise dejarle a este chico las cosas muy claras sin que él se molestara y creo que lo conseguí. Ahora me estoy pensando si volver por ese bar, para evitar encontrármelo de frente, porque realmente me encontraría raro, más por él que por mí, que soy un hombre comprensivo y que siempre trato de respetar a mis semejantes, por encima de todo. Al fin y al cabo, la situación se convirtió en una anécdota y seguramente este hombre lo habrá pasado peor que yo, lo cual, poniéndome en su lugar, no sería de extrañar. Y eso. Nunca me había pasado una cosa así... ¡qué quieren que les diga¡
Cataluña: no caer en la trampa de los violentos
Por: Paco Pérez Se recrudece la violencia en las calles de Barcelona en la últimas horas, a cargo de supuestos grupos organizados de independentistas catalanes, con barricadas y contenedores ardiendo, cuyas llamas han afectado a una decena de vehículos. Pero la sangre, aún, no ha llegado al río. Se trata, sin duda, de un a reacción desmedida de algunos radicales que se han mostrado indignados por la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a los sediciosos dirigentes políticos catalanistas, por sus actuaciones del 1 de octubre de 2017. Hay que distinguir que la sentencia del alto tribunal no condena ningún tipo de ideología política, sino que ha juzgados a unos implicados en unos hechos delictivos, según la legislación vigente, calificándolos de sedición y no de rebeldía, como pedía la fiscalía en sus oportunos alegatos acusatorios. Pedro Sánchez citó ayer en Moncloa, por separado, a los líderes del PP, Cs y Podemos, para comentar los hechos y los sucesos de Barcelona, y creo que la postura del presidente en funciones es, por ahora, la correctora, a pesar de que Pablo Casado y Albert Rivera se mostraron partidarios de adoptar medidas excepcionales en Cataluña. Si la situación no llega a mayores, la moderación en las respuestas es la mejor consejera del Gobierno, porque lo que quieren los grupos violentos es que el poder ejecutivo del Estado tome medidas severas para justificar sus aspiraciones independentistas. Ello no quiere decir de ningún modo que exista debilidad gubernamental, sino que parece oportuno dejar que en las próximas horas las cosas vuelvan a la normalidad y que los gamberros se aburran y se calmen. No se puede caer en las provocaciones de unos centenares de locos. Ahora bien, si insisten en sus acciones de violencia callejera, al Gobierno de España no le quedará más remedio que tomar medidas drásticas, si la situación se desmadra. Creo que Sánchez Pérez-Castejón hace bien en esperar un tiempo prudencial para ver cómo se desarrolla esta desmedida reacción a la sentencia del TS y me da la impresión de que llegado el momento, el actual presidente en funciones actuará con firmeza en la proporcionalidad de la respuesta del Gobierno a estos insensatos, encabezados por el propio Quim Torra, a quien el jefe del Ejecutivo ya advirtió seriamente en su alocución televisada desde el palacio de La Moncloa.
La misteriosa desaparición del Mecenas del Teatro Leal de La Laguna
Por: Paco Pérez En un viaje que realizó desde Sevilla a Madrid en tren, en el año 1936, Antonio Leal Martín, el mecenas que mandó construir a principios del siglo XX el teatro lagunero que lleva su nombre, desapareció misteriosamente en el trayecto y nunca más se supo de él. El conocido lagunero, descendiente de palmeros, era muy aficionado a los toros desde que se trasladó a vivir a la capital andaluza, en 1910, e iba a la capital de España a presenciar una corrida. Nunca se encontró su cadáver y su supuesta muerte sigue siendo un enigma todavía hoy, ignorándose si fue asesinado ese año trágico de nuestra historia, con el comienzo de la guerra civil. Según diveros documentos relacionados con su persona, Antonio María de la Consolación Leal Martín fue el promotor y mecenas del Teatro Leal, dotando así a La Laguna de un recinto cultural de postín que la administración municipal, con sus medios, solo podía soñar entonces. En el propósito, Leal invirtió parte de la fortuna que había heredado de su padre, un rico hacendado cubano de origen palmero. Y se rodeó de los mejores para levantar el inmueble, el arquitecto Antonio Pintor y Ocete, y los artistas Manuel López Ruiz, Manuel Verdugo y Benjamín Sosa y Lugo, que se ocuparon de la decoración. Leal nació el 4 de septiembre de 1881 en la Calle Consistorio, 10, y fue bautizado por el presbítero e historiador, José Rodríguez Moure. Antonio Leal Leal (1851-1884), su padre, fue un rico hacendado cubano de origen palmero, nacido en La Güira De Melena y vinculado a la producción de café, caña de azúcar y tabaco. Hijo de Antonio Leal Méndez (natural de Mazo) y de Antonia Leal Domínguez (nacida en Cuba). En 1880, Antonio Leal Leal se casa con la lagunera Lucía Martín Pérez (su madre) hija de Antonio Martín y Bárbara Pérez, ambos vecinos humildes de La Laguna. Lucía y una de sus hermanas eran las encargas de atender al sacerdote e historiador Rodríguez Moure. En 1882, cuando Antonio Leal Martín aún no había cumplido dos años, su familia se traslada a Cuba, donde reside en la hacienda Iberia propiedad de su padre. En 1884 su padre fallece víctima de las denominadas fiebres tropicales, dejando como heredero de una gran fortuna a su hijo, con numerosas propiedades tanto en Cuba como en La Laguna y en La Matanza. En 1887, Lucía Martín Pérez (madre), contrae matrimonio en segundas nupcias en Cuba con Juan de la Cruz González (padrastro), natural de Las Breñas, La Palma --quien por entonces era el administrador de las tierras de Leal, y poco después de la boda regresan a La Laguna, debido a las guerras manbisas. Tras su regreso, residen en la Casa Alvarado Bracamonte (Casa de los Capitanes), heredada de su padre. En 1888 nace Juan de la Cruz Martín (primer hermanastro) e importante personaje en la gestión del Teatro Leal. Fruto del segundo matrimonio de su madre, Leal tuvo siete hermanos: Juan, Felisa y Félix (gemelos), Mª Antonia, Amado, Antonio José, Augusto y Venancio de la Cruz Martín. Juan de la Cruz González (su padrastro) fue un hombre siempre preocupado por proporcionar estudios a todos sus hijos, enviándolos a buenos colegios, porque su afán era que tuvieran cultura, con una visión que no se tenía en aquella época. Trató igual a su hijastro, para el que siempre fue un hijo más; de ahí el agradecimiento de éste, no sólo por ocuparse de sus asuntos económicos, también por su dedicación y ocupación en el terreno afectivo y en su educación. En 1905, Leal Martín contrae matrimonio con su prima, María Leal Laserna, hija de José Leal (su tio) y María Laserna. Matrimonio de conveniencia a objeto de no dividir las propiedades familiares. Tal vez por ello, los cónyuges se distanciaron prontamente, lo que llevaría a Antonio Leal a ausentarse frecuentemente de la isla. Su única hija, Sara Leal Leal, nace en 1906. La pareja residía por entonces en una finca de la calle del Agua, haciendo esquina con la del Tambor , vivienda posteriormente conocida como "la casa del General Anatolio Fuentes", aunque a partir de 1910 fija su residencia en Sevilla, donde crece su afición por el mundo de los toros, lo que le llevaría a viajar por toda la Península para acudir a las plazas con los mejores carteles de diestros. En 1912 y su amor por la ciudad de Aguere le lleva a invertir en la construcción del Teatro Leal unas 800.000 pesetas de la época. Una cantidad importante si tenemos en cuenta que la recaudación de Santa Cruz y La Laguna juntas, no superaba las 26.000 pesetas anuales. Aunque él nunca mostró especial interés por asumir la gestión de este espacio cultural, siendo su hermanastro, Juan de la Cruz Martín, quien se puso al frente de la dirección del teatro, inaugurado el 11 de septiembre de 1915.