La revolución sostenible de la construcción

Por: Óscar Izquierdo La construcción es fortaleza que se enfrenta a los desafíos actuales y futuros del sector con ganas de vencerlos e ilusión por mejorar. La primacía de la rehabilitación como actividad paradigmática de la economía circular, basándose en la premisa de construir sobre lo construido, para mejorar la calidad de vida, aumentar la seguridad personal e incrementar el valor patrimonial de los inmuebles, está implementándose con normalidad. Las trasformaciones, que está experimentando el sector, exigidas por el desarrollo sostenible, tienen que servir para su entrada en la modernidad, con soluciones concretas para la renovación y descarbonización, aportando innovaciones en ingeniería de la climatización para la eficiencia energética, el confort en edificios residenciales, terciarios e industriales. Incorporando el interiorismo para conseguir espacios habitables y confortables e incluyendo la digitalización edificatoria como una demanda impuesta por la evolución de la sociedad, que exige también la implantación de energías renovables. Las ciudades del futuro la estamos empezando a construir hoy, porque estamos asistiendo a la revolución tecnológica del sector. La construcción es vida, desde que nacemos nos protege y nos hace la vida más fácil y cómoda. Pasamos la mayoría de nuestro tiempo en edificaciones donde vivimos, trabajamos, aprendemos, cuidamos, compramos o disfrutamos. La actividad de la construcción se ha modernizado, acomodándose a las necesidades actuales. Sabemos perfectamente hacia donde hay que dirigirse e intentamos hacerlo lo mejor que sabemos, esforzándonos por obrar bien. Hay que avanzar en la descarbonización del parque edificatorio con eficiencia energética, enfocada en no gastar energía sin perder confort. La electrificación tiene que ir de la mano con otras realidades, como son las comunicaciones y la movilidad, apostando porque las instalaciones de un edificio ya puedan ser hoy totalmente eléctricas. Es el objetivo de construir edificios eficientes, inteligentes y renovables. La construcción es progreso, basado sobre un crecimiento económico estable, que coadyuva al bienestar social y a la vertebración territorial. La reducción del impacto de la actividad constructiva sobre el medio ambiente es una garantía de seguridad comunitaria y personal, mejorando las condiciones ambientales urbanas en general y de las edificaciones en particular. El cambio necesario pasa ineludiblemente por incorporar desde dentro hacia fuera, la sostenibilidad, la digitalización y el cambio de modelo operativo. Regenerar el sector es abandonar hábitos o conductas de trabajo que no son adecuadas a la realidad actual y a las exigencias sociales y medioambientales. Pero también significa, arreglar lo deteriorado para volverlo a poner en uso. La conservación y el mantenimiento, sobre todo en las carreteras, tienen que ser una preferencia de las políticas públicas. Porque hay que instaurar la industrialización de los procesos constructivos, donde las tecnologías de automatización, junto a la utilización de los drones o maquinaria móvil autónoma, nos insertan en la ciencia ficción del presente. La construcción es básica e impulsora del desarrollo de un territorio determinado, por lo es conveniente fomentarla, protegerla y quererla, junto al tejido empresarial del sector, favorecedor del empleo estructural e impulsor de la actividad económica. Los beneficios que aporta son sinónimos de riqueza social.

Lo mejor, ayunar 16 horas al día

Por: Paco Pérez Si hasta ahora se creía que lo más recomendable era hacer cinco pequeñas comidas al día (desayuno, a media mañana, almuerzo, merienda y cena), las últimas tendencias en nutrición apuestan por la llamada fórmula 16:8, que no es otra cosa que ayunar de forma intermitente durante 16 horas seguidas y hacer dos o tres ingestas de alimentos en el intervalo de las ocho horas restantes. Esta es la versión de ayuno intermitente más extendida hoy en día, conocida y practicada por muchos famosos, que lo han contado en las redes sociales y que parece tener mucho éxito para bajar de peso y ser muy saludable para nuestro metabolismo. Se ayuna durante 16 horas seguidas de las 24 que tiene el día y se come durante las ocho restantes. Para ello, por ejemplo, se tiene que cenar a las siete de la tarde y no comer nada hasta las once de la mañana del día siguiente. Aunque nos parezca mentira, esta opción es la que ahora defienden los expertos en nutrición, que afirman que los animales pueden sobrevivir a períodos sin alimentarse y que nuestro sistema nervioso, nuestro metabolismo, las hormonas y el sistema muscular y el esqueleto se adaptan para realizar las funciones corporales normales sin necesidad de comer durante un período de tiempo más o menos largo. Hace ya cierto tiempo, tuve referencias de un conocido que pesaba más de 130 kilos y que logró bajar más de cuarenta dejando de cenar durante dos años, y lo que en su momento se creyó que era un auténtico disparate, es lo que se viene recomendado ahora. Parece que no se trata de una moda pasajera y que lo mejor para nuestro organismo es ayunar durante dos terceras partes del día y hacer dos o tres comidas en ocho horas.

Que vienen los rojos

Por: Alejandro de Bernardo Y a mí que me gusta? Sí, me sorprendo a mí mismo por la sorpresa. Tanto tiempo, tantos ladridos, tantos y tantas asustando? Tonto, pero si son ideas. Ideas buenas. Ideas legales. Sé leal contigo mismo. Las has defendido siempre. ¿Por qué dudas? Que no viene el hombre del saco. Que los lobos son otros. Esos que ya ni se tapaban. Ni siquiera se ponían harina en las patas para disimular. ¡Nooo¡ Esos que nos han despellejado como país, los señoritos de siempre, los ricos que nunca lloran ahora nos amargan metiéndonos el miedo por los tuétanos. Joder? y nos asustamos. Pues no. No estoy dispuesto. No voy a consentir que esos augurios catastrofistas aniquilen mi ilusión. Tengo todo el derecho del mundo. Y el revés también. Nos hemos creído lo que ellos quieren: que su España es suya y la de los demás también. ¿No podemos? ¿Sólo pueden gobernar ellos? La única razón de este folclore de la derecha es que no son ellos los que gobiernan. En el PP se hartaron de decirlo: "En ningún caso y bajo ningún concepto tendremos pactos con Pedro Sánchez". Y ahora se rasgan las vestiduras. ¿Acaso tenemos que justificarnos? Es la democracia, señores. La que decide. Y esta vez, repito, esta vez y no sé cuántas más vendrán -ojalá sean muchas, por la cuenta que nos tiene- vamos a decidir lo que hacemos pero desde el otro lado. Ah, y tranquilos, que no se van a comer a nadie. A mí me parecen mucho más sanos que ese tripartito que en Andalucía es capaz de votar en contra de que no se permita poner casas de apuestas a menos de trescientos metros de los colegios e institutos. Nos anuncian pobreza y desigualdad. ¿Es que ahora no la hay? Dicen también que traerá odio los mismos que van contra las mujeres, los gays, los inmigrantes o las víctimas de la guerra. Dicen que habrá pobreza los mismos de la amnistía fiscal para corruptos. Los que se llevaron los euros por sacos a Suiza. Y... Abascal, ese buen español que defiende -pistola en el cinto- los toros, la caza y las procesiones, dice ahora que se ha cometido un fraude electoral. Lo habrá hecho él. Defender unas pensiones y salarios dignos es cosa de rojos, ¿verdad, amigo? No entiende la democracia ni sus mayorías. O la diputada de Vox en Madrid, Alicia Rubio, que para defender a las mujeres propone se enseñe a coser a las niñas en los colegios. Si es que? tenemos un nivelazooo. A Rivera... le pudo el ego. Es fácil imaginarlo frente al espejo haciéndose el amor con hechuras de presidente. Se llevó un corte cuando comprobó que esa preciosa niña España no se subía en la trasera del asiento de su Vespa. Si no es mía, menos será de Sánchez. Perdió su partido gentes lúcidas, voces que le avisaban de que esos gestos no son comprensibles. Actitudes de chulo de barrio. Ay, si hubiéramos pactado? Un par de ministerios y alguna subsecretaría disfrutaríamos ahora. En fin, que el nuevo Gobierno ni siquiera está constituido y la gran mayoría de los medios y toda la derecha en pleno han recibido el abrazo entre Sánchez e Iglesias como si volviera la peste. Continuas y exageradas descalificaciones y un discurso apocalíptico que permite adivinar cómo serán los próximos años. Nos espera la legislatura más crispada de la reciente historia democrática española. Es a lo que nos tienen acostumbrados. Cuando llega a La Moncloa cualquier presidente progresista todo son catastrofismos. Después, cuando ya no están, pasan a ser estadistas de lujo. El ejemplo a seguir. Antes eran -a ver si me acuerdo de aquellas lindezas-: proetarras, radicales, sectarios, guerracivilistas... Hoy -que se han ido- son la izquierda sensata y responsable. Como decía alguien que ahora no recuerdo, para la derecha, "el único buen líder izquierdista es el que ya es historia". Cuestionemos si lo hacen mal o bien. Yo lo haré también. Si nos gusta más o menos su forma de gobernar, pero de ahí a alertarnos de que seremos Venezuela? Y a mí, se lo digo en voz baja, lo que realmente me preocupa es que las esperanzas de toda la derecha española estén puestas en Gabriel Rufián. Así que, si vienen los rojos? que vengan. Ya era hora.

Las batallas que Canarias tiene que ganar

Por: Casimiro Curbelo Si echamos la vista atrás se puede comprobar muy fácilmente que las cosas han cambiado, y para bien, en Canarias. No hace tanto tiempo esta era una tierra de emigración, de pobreza y analfabetismo. Hay gente que se empeña en ver el vaso de hoy medio vacío. Pero deberíamos ser conscientes de todo lo que se ha conseguido en estos años de libertad y democracia. Una parte importante de esa transformación se debe al trabajo de los ayuntamientos y cabildos, verdaderos artífices del estado del bienestar. Corporaciones públicas que se han encargado del asfaltado de las vías, del alumbrado, del suministro de agua y de garantizar la seguridad y la prosperidad de los vecinos. Pero faltaríamos a la verdad si no reconociéramos que gran parte de nuestro progreso se ha conseguido gracias a la defensa ante Madrid y Bruselas de las circunstancias excepcionales que se viven en estas islas. A lo largo de estos últimos tiempos, el Gobierno de Canarias ha estado luchando en Europa para defender la integridad de los recursos que se destinan a los territorios ultraperiféricos. Los recortes que va a sufrir el presupuesto de la Unión Europea no deberían afectar a los más débiles. El Tratado de Lisboa, que regula el funcionamiento de la UE, establece que las políticas generales de la comunidad europea deben adaptarse a las condiciones especiales de los territorios ultraperiféricos donde viven europeos de pleno derecho que padecen handicaps estructurales: es decir, situaciones que no son coyunturales, sino permanentes. Esa batalla es muy importante para Canarias, que es el territorio RUP más poblado de todos los comunitarios. Es importante no solo por el montante de dinero que recibimos de los programas comunitarios y que afectan a nuestra agricultura o nuestras exportaciones, sino porque se trata de defender la idea central de que hay que tratar de forma diferente a los desiguales. De alguna manera es el mismo argumento que hemos planteado una y otra vez ante nuestro propio Estado. Cuando Canarias se integró en Europa, a comienzos de los años noventa, éramos un objetivo uno. Es decir, un territorio deprimido muy por debajo de la media de progreso de las sociedades europeas. Seguimos padeciendo graves deficiencias, pero esa situación ha mejorado en las islas donde la calidad de vida, las prestaciones públicas y el bienestar de los ciudadanos ha aumentado notablemente. Reconocer el hecho de que hemos eliminado el analfabetismo, que nuestros profesionales están mejor cualificados, que nuestros transportes funcionan y nuestros sistemas de salud son excelentes, no supone ignorar que Canarias mantiene, como un lastre inaceptable, enormes bolsas de pobreza y de exclusión social. Si hemos logrado avanzar y progresar ha sido precisamente porque hemos conquistado el derecho a ser reconocidos como lo que somos: un territorio insular donde no se pueden aplicar las normas y los parámetros continentales. Esta semana hemos debatido los presupuestos de la Comunidad Autónoma en el Parlamento de Canarias. Y, de alguna manera, he sentido cierta tristeza al ver que seguimos debatiendo a nivel interno nuestras discrepancias mientras nos olvidamos de que la verdadera lucha de este Archipiélago consiste en saber hacer entender a la burocracia del Estado español y a la poderosas estructura europea comunitaria, que somos muy distintos. Que vivir a dos mil kilómetros del continente comporta sobrecostos y limitaciones que nos encarecen la vida y nos complican mucho cualquier actividad económica. Canarias no se la está jugando en unos presupuestos donde el actual Gobierno intenta ayudar a los más débiles con los escasos recursos existentes. Se la juega porque tiene que conseguir mejores líneas de financiación y mayor comprensión con las necesidades especiales de una sociedad especial. Cuestiones como las tasas aéreas, la conectividad, la lucha contra el cambio climático o los efectos del brexit, tienen en las islas una trascendencia extraordinaria y unas repercusiones mucho mayores que las que se dan en cualquier otra zona continental europea. De ahí la importancia de la tarea que debemos asumir: dialogar y convencer al futuro Gobierno de España de nuestras necesidades, de igual forma que estamos haciendo en Bruselas. Esa es la gran tarea pendiente y el objetivo en el que deberíamos unir, todos, nuestros mayores esfuerzos. Desgraciadamente, no veo esa unidad por ninguna parte. Y es una pena, porque cuando mejor le ha ido a Canarias es cuando nos hemos puesto todos de acuerdo en conquistar lo que nos merecemos.

Un drama sin precedente

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández Venezuela lucha, pero se resigna ante el poder militar del Gobierno chavista liderado por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Toda lucha llevada a cabo por las masas antichavistas para derrocar al Nicolás Maduro y sus aláteres parece no haber dado resultado alguno. Una lucha por la libertad que ha dejado cientos de heridos y muchos muertos, pero que al final el poder dictatorial sigue estando en más vivo que nunca. Algunos periódicos venezolanos se hacen eco de la situación actual; previendo un futuro muy pesimista para una Venezuela que exige democracia, derechos e igualdad. Los residentes de Maracaibo, una ciudad conocida en su momento como la Arabia Saudita de Venezuela por su vasta riqueza petrolera, hacen ahora fila para comprar carne podrida. Las heladeras fallan por los cortes de electricidad que sufren desde hace nueve meses y que empeoraron en los últimos días. Algunos caen enfermos por comer la carne estropeada, que se vende a precios muy bajos y es la única forma de poder comprar proteína ante la profunda crisis que vive el país. "Huele un poquito mal, pero eso se lava con un poquito de vinagre y limón", dijo Yeudis Luna, padre de tres chicos que compra cortes echados a perder en una carnicería en la segunda ciudad del país. Los venezolanos soportan la peor crisis económica en la historia del país. Los servicios básicos como el agua corriente y la electricidad se han convertido en lujos. Por todo ello, el presidente del país, Nicolás Maduro , culpa de los problemas a la guerra económica librada por Estados Unidos y otras potencias capitalistas. A orillas de un vasto lago, la ciudad portuaria de Maracaibo sirvió en su día de centro de producción petrolera, generando casi la mitad del crudo que se exportaba al resto del mundo. Un puente sobre el Lago Maracaibo sirve como recordatorio de los buenos tiempos. La estructura, de ocho kilómetros de largo que se erigió hace cinco décadas y brillaba por la noche con miles de luces, unía la ciudad con el resto del país. Maracaibo estaba limpio y lleno de restaurantes internacionales. Hoy en día, las luces del puente no funcionan y las plataformas petrolíferas rotas vagan por un lago con las orillas sucias de petróleo. Los que fueran centros comerciales lujosos cayeron en la ruina y los negocios internacionales cerraron sus puertas y se marcharon. UDurante los últimos nueve meses, los residentes de Maracaibo sufrieron apagones escalonados, pero la situación se complicó el 10 de agosto, cuando un incendio destruyó una de las líneas principales que abastecían a los 1,5 millones de habitantes de la ciudad. Las unidades de refrigeración dejaron de funcionar y la carne comenzó a pasarse. Al menos cuatro carnicerías han estado vendiendo productos en mal estado en Las Pulgas, el mercado central de Maracaibo. El carnicero Johel Prieto explicó que los cortes de luz estropearon un lado de la carne que él picó y mezcló con otra fresca para tratar de enmascarar el deterioro. Una bandeja de carne acre picada y otras piezas grises expuestas en el mostrador atraían a las moscas y a un flujo constante de clientes. Algunos se la dan a sus perros, explicó Prieto, pero hay quienes la cocinan para alimentar a sus familias. Por otro lado, Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, calcula que en un año la cantidad de compatriotas que habrán abandonado su país alcanzará los ocho millones. La cifra -que hoy se sitúa en los 4,296,777, de acuerdo a datos oficiales de Naciones Unidas– superaría holgadamente a la de los refugiados sirios desparramados por el mundo. Ninguna guerra civil se desencadenó fronteras adentro. Sin embargo, la represión, la hambruna, el narcotráfico y la persecución a la que son sometidos a diario, representó suficiente argumento para encarar la diáspora más significativa y desgarradora de las últimas décadas. Colombia, Perú, Estados Unidos, Ecuador y Chile son los territorios más receptivos a la huida de los venezolanos. Están gestionados por gobiernos con una economía y un sistema político estables y predecibles. En el ranking de hospitalidad luego se sitúan Brasil y Argentina. En el primero, a pesar de la cercanía, se interpone la barrera del lenguaje. En el segundo, más al sur, quizás la lejanía y el constante zigzagueo ideológico. Ninguno escapa a Nicaragua. Tampoco a Cuba ni Bolivia. Y muy pocos a México y Uruguay. Los tres primeros son abiertamente socios del chavismo. Se nutrieron durante años de sus ya anoréxicas arcas y recursos, pero continúan leales a Nicolás Maduro y abrazado a sus negociados. Los otros dos países se muestran condescendientes con el régimen en los foros y desalmados frente al drama humanitario. Prefieren mantenerse inmóviles ante las evidencias. En ese contexto la advertencia de Guaidó podría transformar el éxodo en la mayor tragedia migratoria de la historia. Ocho millones de desplazados en América para 2020 si su predicción se cumpliera. Son pocos los que tienen los recursos para cruzar el Océano Atlántico. De consumarse el pronóstico del líder de Voluntad Popular la sangría habrá de representar el 25 por ciento del total de la población, calculada hoy en casi 32 millones de personas. Mientras tanto, Nicolás Maduro sigue en el poder. Se resiste a claudicar y dar una oportunidad a la democracia, a la voluntad del pueblo venezolano. Lo malo de todo ello, es que el pueblo venezolano, al igual que el resto del mundo, ya comienzan a familiarizarse con el problema tan grave que tiene Venezuela. Sin duda, eso no es nada bueno para un país que lo tuvo casi todo y ahora no tiene absolutamente nada.

(0-2) Inesperado triunfo del Tenerife en Gijón

Por: Paco Pérez El Tenerife ganó este viernes de manera milagrosa en Gijón, frente al Sporting por cero goles a dos y ahuyentó los fantasmas que rodean al equipo isleño, que no había podido conocer la victoria en los últimos ocho partido disputados en esta Liga. Este triunfo fue aún más inesperado por el cambio de entrenador, tras el cese de López Garay el pasado domingo y tiene que ver, sin duda, con la suerte de las personas, porque parece que Sesé Rivero, el máximo responsable de la cantera blanquiazul y nuevo técnico provisional, nació con una flor en el culo. A las bajas ya anunciadas de Luis Milla y Álex Bermejo, por lesiones, y la del majorero Alberto por sanción, Rivero apostó por poner en la alineación inicial a Javi Alonso, colocó al olvidado Mauro Dos Santos en el centro de la defensa y hizo debutar al joven güimarero Eliott, de los equipos inferiores del club. Iba a ser este un partido de transición hasta la llegada de un nuevo entrenador y la expedición marchó a Asturias a hacer un papel lo más digno posible, ante un rival que también está en horas bajas. El Tenerife realizó una de las primeras partes de lo que llevamos del actual campeonato y era de esperar que en cualquier momento el conjunto asturiano marcara, para marcharse al descanso con una diferencia mínima de dos goles. Pero no fue así, unas veces por los aciertos del meta Ortolá y en otras ocasiones por los desatinos de los delanteros locales, que a pesar de disparar con ahínco, no lograron colar el balón en la portería visitante. Cuando todo parecía que en el segundo acto se iba a repetir la apatía y el desconcierto de los jugadores del Tenerife, el cuadro insular salió más concentrado y tuvo la suerte de encontrarse, en el minuto 52 con una falta en la misma línea del área de castigo, que fue revisada por el VAR y que el árbitro consideró penalty la acción emprendida por Valiente, a quien el colegiado expulsó por doble tarjeta amarilla. Con el pundonor que le caracteriza, Suso Santana asumió la responsabilidad de lanzar la máxima pena y el portero Mariño no pudo evitar el tanto del delantero de Taco. El Sporting pasó a tener que jugar con diez, tras la expulsión de Valiente y eso facilitó que el Tenerife tomara el control del choque, por lo que no tardó en llegar el segundo tanto visitante, un golazo marcado por Dani Gómez con una excelente asistencia de Nahuel, tras la salida de un córner. Corría el minuto 69 de encuentro y el resto del tiempo se dedicó a especular con el reloj, teniendo más posesión de la pelota, para evitar un posible gol local, que hubiese metido al equipo asturiano otra vez en el choque.

Todo cambia nada es

Por: Óscar Izquierdo La máxima del filósofo griego Heráclito que da título a este artículo debería actualizarse. Después de unas elecciones, da lo mismo el ámbito territorial al que correspondan, los distintos líderes o las diferentes fuerzas políticas, intentan vender provechosamente los resultados, si son buenos, aplaudiéndolos y si son malos, encubriéndolos. Se trata de amortiguar el golpe en un caso y sacar rédito en el otro. Los políticos, cuanto más experimentados y maduros en las contiendas electorales, aprovechan la ocasión para disfrazar la realidad según su conveniencia. Los noveles, sin experiencia, caen en el fácil triunfalismo, que raya en la ridiculez. Nadie quiere reconocer una derrota y todos se apuntan a una victoria, aunque sea virtual. Los resultados son matemáticos, incuestionables y ciertos. Otra cosa es la valoración e interpretación interesada. Para encubrir la verdad se utilizan porcentajes, se distorsionan valoraciones, se silencian los datos negativos y se exageran hasta los ínfimos positivos. Todo esto es consecuencia, de la altivez de la clase política, verdadera élite, que trata a la ciudadanía con menosprecio, e infantilismo, pensando en todo momento que, desde su posición privilegiada, tienen derecho y la obligación, como personas elegidas, a dirigir, controlar y utilizar a los ciudadanos a su antojo, voluntad y conveniencia. Piensan ellos que son los únicos capaces, por ocupar una responsabilidad pública, de pensar por los demás, de actuar discrecionalmente o de fijar acciones que obligatoriamente hay que aceptar porque son de su gusto o de su ideología. Procuran constantemente imponer, más que proponer. Eso es lo que nos encontramos después de cualquier elección, mucho ruido, con poco contenido. Tenemos lo que somos capaces de soportar, aceptamos lo que no es provechoso y disculpamos las mediocridades. Desvirtuar lo que verdaderamente sucede significa distorsionar lo que es. El poeta inglés Alenxander Pope lo dijo claramente: "el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera". Resulta hasta cómico escuchar a los políticos descifrar los resultados electorales, incluso cuando son adversos, los disfrazan de tal manera, que parece que han cosechado un éxito descomunal. La sociedad civil, como espacio de acción colectiva, conformada por una amplia gama de organizaciones privadas, no gubernamentales y sin ánimo de lucro, tiene un rol importante en la vida pública, al representar los intereses y valores de la ciudadanía, a través de organizaciones intermedias. Abarcando una gran variedad de entidades, asociaciones, grupos u organizaciones, reflejan el sentir y las necesidades de la sociedad en su conjunto. Desde la diversidad de motivaciones y con la independencia inexcusable de los distintos partidos, debe actuar con fortaleza para exigir una actividad política verdaderamente dirigida hacia la resolución de los problemas cotidianos de la gente. Es el ejercicio de la ciudadanía como conciencia de tener deberes, pero también derechos, significando que su fortaleza es requisito indispensable de una democracia fuerte, moderna y participativa. No podemos quedarnos como meros oyentes de una clase política desvirtuada o caduca, tremendamente endogámica, que sólo interactúa por conveniencias personales. Hay que exigirles el ejercicio de la función que tienen, que es ser nuestros representantes, así de sencillo, así de complicado. Los ciudadanos no tienen que dar pleitesía a unos responsables públicos que están para ocuparse y no para lucrarse. Una regeneración es lo que hace falta, los políticos tienen que saber que no son más que lo que son.

El triunfo del compromiso

Por: Casimiro Curbelo Hace pocos días, Robert F. Kennedy, sobrino e hijo de dos de los políticos más carismáticos en la historia de EEUU, estuvo en Canarias defendiendo la necesidad de despertarnos de una vez y empezar a luchar contra la devastación que estamos causando en el medio ambiente. Esa es una lucha de la que deberíamos ser muy conscientes los canarios sin necesidad de que nadie nos lo diga. Porque nuestra naturaleza, nuestro medio natural y su hermosa diversidad, es la mayor riqueza con que cuentan estas islas. John Fitzgerald Kennedy, su tío, es el autor de esa frase que ha pasado a la historia: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti. Pregúntate que puedes hacer tú por tu país". Es una apelación al servicio público y al interés general que, tantos años después, sigue teniendo pleno sentido. Los ciudadanos la responden muy fácilmente: pagan impuestos con los que se sostiene el estado del bienestar. Pero los políticos, a veces, no tienen una respuesta tan fácil al alcance de la mano. La obligación de los partidos políticos, tras las elecciones del pasado mes de abril de este año, era llegar a un acuerdo para permitir el gobierno estable que necesitaba España. No quisieron o no pudieron hacerlo. No cumplieron con la obligación que tenían con la sociedad y con el clamor de toda la ciudadanía que exigía un entendimiento. Con un país instalado en la provisionalidad, con cuentas prorrogadas y con las comunidades autónomas estranguladas financieramente, España estaba clamando por un gobierno estable. No fue así y tuvimos que ir a unas nuevas elecciones. Y quienes antes protestaban, con razón, por la absoluta falta de entendimiento, hoy acusan a Pedro Sánchez de haber dado un rápido paso adelante para impulsar un gobierno progresista en este país. Soy de los que piensa que ya era hora. Aunque me consta que no lo tiene fácil y que articular mayorías para la investidura y para la legislatura es muy complicado, no me cabe la menor duda de que Pedro Sánchez, esta vez sí, se está poniendo a la altura de lo que los ciudadanos y España necesitan de él. Ya pasó el tiempo de la especulación política, del electoralismo y de la pugna de poderes. Ya está bien. Estamos en un país que no puede seguir instalado eternamente en la incertidumbre y mucho menos cuando nos enfrentamos a un panorama plagado de próximas dificultades. Espero que Sánchez pueda gobernar con el apoyo de los partidos que crean en su proyecto y con la abstención responsable de quienes no quieran poner palos en las ruedas de España. Canarias, entre otros territorios, necesita tener ya un interlocutor en Madrid para desbloquear las enormes necesidades que ahora mismo tenemos en nuestra financiación. El Gobierno de Canarias ha presentado un proyecto de presupuestos para el año 2020 que es, en sí mismo, un triunfo del compromiso. Es un presupuesto creado en tiempos de dificultad, pero con la voluntad de concentrar los esfuerzos en atender a las personas más vulnerables. A todas las cuentas públicas se le pueden encontrar defectos, pero es muy difícil negar que el gran objetivo de este gobierno, en el próximo año, es atender a los colectivos más necesitados y mejorar los servicios públicos esenciales de nuestras islas. Y ese objetivo se ha impulsado con valentía: sin conocer aún qué respuesta vamos a tener a las necesidades financieras de Canarias en el contexto del Estado, lo que hace muchísimo más meritorio y comprometido el esfuerzo presupuestario de estas islas. Ha triunfado la apelación que Kennedy hacía en su tiempo. ¿Qué podemos hacer nosotros por nuestra tierra? Pues es muy claro: cambiarla. Acabar con un paro inaceptable, atender a dependientes que están abandonados a su suerte, mejorar los servicios de salud pública de nuestros ciudadanos y esforzarnos por llegar, con todos los recursos que podamos, allí donde haya un canario o una canaria que nos necesite. Eso es lo que gritan nuestros presupuestos y esa es la bandera que levantamos los que apoyamos un gobierno de cambio social. Ojalá ese mismo espíritu llegue al Congreso de los Diputados. Para que se entienda que la primera obligación de los partidos políticos es garantizar la vida y el progreso de todos los españoles. Y que más allá o más acá de los conflictos ideológicos, existe una responsabilidad ante todos los ciudadanos que están esperando en fin de una parálisis que nos daña a todos. Y muy singularmente, a los canarios.

Europa, fosas de inmigrantes

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández La búsqueda de la libertad, la fuga por encontrar una mejor vida, el sueño de vivir sin escuchar el ruido de las balas, el hambre, la esclavitud y las dictaduras, motivan que miles de inmigrantes arriesguen sus vidas a un alto precio. Vidas humanas, que en muchas ocasiones no llegan al destino soñado como es Europa, pues desgraciadamente, muchos de ellos son engullidos por las aguas del Mar Atlántico y Mediterráneo. La ONG Caminando Fronteras ha documentado 70 naufragios en los últimos 16 meses, con 816 desaparecidos. El informe “Vida en la Necrofrontera” muestra el sufrimiento de las familias de las víctimas que “nunca pueden cerrar el duelo”. Solo el 25% de los cuerpos de los migrantes desaparecidos tras los naufragios de las pateras con las que intentaban llegar a Europa llegan a aparecer, denuncia la ONG Caminando Fronteras, que ha documentado 70 naufragios en los últimos 16 meses, con 1.020 víctimas, de las que de 816 no se sabe nada. Con el informe "Vida en la Necrofrontera", presentado este martes en el Consejo de la Abogacía Española, la ONG coordinada por la activista Helena Maleno pretende poner en valor la dignidad de los muertos y desaparecidos y mostrar el sufrimiento de las familias de las víctimas que "nunca pueden cerrar el duelo". Por ello, esta ONG explica que ha centrado su trabajo en suplir esos vacíos informativos y se ha marcado tres objetivos: reconstrucción de la memoria colectiva, búsqueda de las personas muertas y desaparecidas y apoyo a las familias en las búsquedas es identificaciones. "Algunos cadáveres fueron identificados pero muchos han quedado en las morgues de Argelia, Marruecos o España o enterrados en tumbas sin nombre", denuncia Caminado Fronteras, que recoge las denuncias de familias de migrantes sobre la falta de información oficial en las tragedias. Según la activista, "es posible parar esas muertes si hay voluntad política y estamos pidiendo que esto suceda", y ha vuelto a recordar que "se han multiplicado por cuatro el número de muertes en la frontera sur". Más medios para rescatar yates que pateras Maleno ha criticado "la nueva política migratoria puesta en marcha desde el pasado verano, porque ya no solo hacemos morir a las personas, sino que dejamos morir". "Salvamento Marítimo se ha visto forzado a ser un ente de control migratorio; los trabajadores denuncian que no tienen medios y que los medios que se ponen en marcha no son los mismos cuando se tiene que rescatar a migrantes, que cuando un europeo tiene problemas con su yate", ha aseverado. La Organización reclama habilitar teléfonos de emergencias donde las familias puedan obtener información en las tragedias y un sistema para acompañamiento en los procesos de identificación desde una perspectiva psicosocial. Para la coordinadora de la ONG, se está "normalizando un racismo institucional hacia las personas migrantes". La ONG incluye esos datos de naufragios, con la información de llamadas de personas que viajaban en embarcaciones que alertaron de situaciones de peligro y de familiares que perdieron a sus seres queridos y a los que Caminando Fronteras acompañó en su búsqueda. La ruta de Alborán, la más peligrosa De los 70 naufragios documentados, 23 ocurrieron en ruta del Estrecho, 46 en la ruta de Alborán y uno en Canarias. Además, recoge 12 embarcaciones desaparecidas: 6 en el Estrecho y 6 en el Mar de Alborán. La ONG registra 1.020 víctimas -816 desaparecidas y 204 muertas-: 823 en la ruta de Alborán, 189 en el estrecho, 6 en Canarias y 2 en la valla de Melilla Para la activista, Marruecos también ha retrocedido en su política migratoria, sustituyéndola por "una política migratoria impuesta desde Europa" y dictada "por el estado español, coincidiendo con la puesta en marcha del Mando Único de Salvamento Marítimo". Caminando Fronteras denuncia racismo institucional en el trato que se da a los migrantes y en las diferentes categorías que establece entre ellos. "No estamos hablando de migración, sino de derecho a la vida, y es una vergüenza que mandemos a dormir a calabozos a personas que han vivido una tragedia enorme, presenciando como se ahogaban otras personas sin poder hacer nada por ellos".

Después de las elecciones toca gobernar

Por: Óscar Izquierdo La democracia española está fortaleciéndose, superando dificultades importantes, entre otras, el desafío independentista catalán o la permanente inestabilidad política. La ciudadanía está teniendo un comportamiento ejemplar, sobre todo, demostrando una paciencia infinita. Entre los principales problemas que se detectan en todos los estudios demoscópicos, está la clase política, que no está dando la talla y crea más problemas de los que resuelve. Los personalismos egolátricos, la poca experiencia del acuerdo, el olvido del consenso o la banalización de la cosa pública, son los síntomas de una decadencia alarmante, que tiene que revertirse urgentemente. No me canso de repetir que la política es una actividad muy digna, es más, tremendamente necesaria, que tiene una función primordial para el desenvolvimiento satisfactorio de la sociedad. Además, siempre hay que hacer la aclaración, que las generalizaciones llevan en sí mismas grandes dosis de error, porque no todos los políticos son iguales, aunque se parezcan. El declive empezó a notarse, después de una primera etapa ilusionante en los primeros años de la Transición, cuando comenzó a profesionalizarse la actividad pública, es decir, cuando el que aspira a ocupar un cargo, antepone sus intereses personales, dígase cobrar un sueldo y otras prebendas, a querer acceder con el convencimiento del ejercicio de un servicio público. Se trata de buscar acomodo, refugio y calorcito al albor del poder, que permite vivir holgadamente, con privilegios escandalosos en algunos casos, impensables el disfrutarlos fuera de la actividad pública. Quizás por eso, es tan atrayente para algunas personas. Mientras tanto, la mayoría de la ciudadanía con dificultades para llegar a final de mes, sin trabajo en unos porcentajes desmedidos, con una sanidad o educación deficitarias y una preocupante escasez de infraestructuras de todo tipo, sumado a una evidente emergencia habitacional, por la incapacidad de generar la construcción de vivienda pública. Los políticos viven en su mundo feliz, alejado de la realidad cotidiana, inmersos en asuntos que sólo les interesan a ellos y a los demás, nos toca sufrir su ineptitud. Ya lo decía Louis Dumur, escritor y periodista francés: “la política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”. Se han celebrado las elecciones, los resultados han sido los que ha querido la ciudadanía, ahora es el turno de la política con mayúsculas, que posibilite buscar confluencias, para conformar un gobierno estable, que de seguridad jurídica, económica, social, para avanzar en la construcción de una sociedad mejor. El tiempo es un tesoro que no se puede dilapidar, en los últimos cuatro años, se ha derrochado demasiado, sin conseguir establecer un pacto de gobierno. Es el turno de la humildad, de conformar mayorías posibles y posibilistas, necesitamos estabilidad para emprender, recomenzar y fructificar. Los personalismos excesivos, hacen mucho daño, no sólo a la persona que los padece, sino al conjunto de la sociedad, cuando se ocupa un cargo público. Ese narcisismo, como admiración excesiva y exagerada que siente una persona por sí misma, por sus dotes o cualidades, ha frenado, hasta ahora, los acuerdos estratégicos entre los distintos partidos políticos. Eso tiene que cambiar, la sociedad civil, está exigiendo otra forma de hacer política, más cercana, real, eficiente, que sirva para todos y no sólo para una élite acomodada gozosamente en las instituciones públicas. Que empiecen a gobernar, es decir, a ejercer la dirección y administración de la comunidad, porque ya está bien de servirse y no servir. La política tiene que valer para prosperar, pero todos.


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