El negocio del servicio de la televisión a costa de los enfermos

El cobro a los pacientes por ver la televisión en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria sigue siendo tema de múltiples opiniones y enfados de los pacientes y familiares, pues cada día tienen que pagar un coste de 3,80 euros. Un negocio que sigue funcionando para engordar las arcas de varias empresas privadas. Es por ello, que en su momento, en los distintos medios de comunicación, el Diputado del Común en Canarias, Rafael Yanes, propuso activar una investigación de oficio: estudiar el cobro del uso del televisor en los hospitales del Archipiélago y proponer a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias una vía para que ese servicio sea gratuito.

Náufragos en una isla de zafiedad

Pretender mantenerse al margen de los innumerables reality shows que invaden nuestras cadenas privadas de televisión es misión imposible, salvo que seas un ermitaño y vivas en una cueva. Hago esta afirmación con rotundidad porque yo misma he intentado, no ya una sino varias veces, aislarme de cualquier influencia proveniente de la telebasura y he fracasado estrepitosamente. Si no es por la mañana, será por la tarde o, a más tardar, por la noche, pero basta con sentarse frente al televisor y, mando a distancia en mano, hacer un barrido, para toparse inevitablemente con las imágenes que ilustran las aventuras y desventuras de las víctimas voluntarias de estos patéticos experimentos.

Si te has de marchar

Si te has a marchar tómate un tiempo para hacer inventario de lo que debes llevarte. Nada de lo que dejes volverá a ser tuyo. No te consentiré entrar de nuevo en mi vida, aunque tenga que cambiar todas las cerraduras que conducen a mi. Si te has de marchar, calcula el espacio disponible en tu equipaje, para que guardes cada una de las mentiras que inventabas. Los "te quiero" que fingías, las fotos de nuestros viajes y las cartas que te escribí.

Los instantes desordenados de la vida

Por: Alejandro De Bernardo No sé si a usted le pasa. Hay momentos en los que parece que las células del mal se hubieran ido de vacaciones y todo lo que llega es refrescante. Y te permite ver, desde lo alto de la colina en la que la vida te ha puesto, desde la serenidad imprescindible cómo discurre todo, cómo se mueve todo, cómo aquellos que nos importan destacan entre las multitudes y se ven más allá de la línea del rayo verde. Y las dudas y las sombras de las dudas también se han ido. Es cuando te das cuenta de lo bueno que es vivir. El disfrute de las pequeñas cosas. La felicidad llega en cualquier momento. Solo hace falta querer sentir. Esos ojos que dan tranquilidad. Sin cobrar nada. El sol. El agua del mar. La luz, la noche. Los besos que debes y algún día tendrás que pagar. La fuerza del amor. La buena gente. El estremecimiento ante la caricia inesperada. La camiseta gastada que te busca siempre. Y siempre te encuentra. Los soñadores que sueñan por ti cuando tú no puedes. Las cerezas. Los amigos que piensan en ti, aunque no sigan tus pasos. Los senderos que llevan a todas tus ilusiones. Los poemas inexplicables: un atardecer, por ejemplo. La miel sobre hojuelas. Las inexplicables lágrimas de alegría, de afecto, de despedida o regreso. Lo inexplicable. Las mujeres que nunca se resignan. Los hombres que hacen lo mismo. Lo suave. El verde. El abrazo que esperas. El abrazo que das. La soledad que acaricia. El sueño de después de comer. La música. Un paseo. Y otro al atardecer. Alguien que sabes que te quiere. Los que están a la altura de la ternura. La respiración. La luna. Los lunáticos. El olor a la hierba recién cortada. Los que miran de frente. Los que cambian sin cambiar el corazón. Las verbenas. Las flores. Los que están contigo a pesar de los que faltan. Las fresas con chocolate. El erotismo que se acuesta en la bañera. Los pétalos. Los niños. La risa. La curva de tu sonrisa. Las burbujas. Las miradas furtivas de los tímidos enamorados. La brisa. Los suspiros. La distancia que te separa y que te acerca. El huequito travieso entre sus dientes. Eso que sientes? inexplicable y potente. Inapropiado o hermoso. Te quiero. La felicidad solo puedes pintarla tú. La complicidad. Los amigos. La amiga del alma. El gustazo de regalar. El roce buscado. Los que no tienen tecla de borrado en los afectos. Los tequieros. Soñar. La lluvia. La piel de gallina. Los labios. Aquella foto. Las miradas. Tu olor. Las octavas maravillas. Los sabores. Las gotas sobre tu piel. El primer beso. La tierna melancolía. Todo esto que escribí reposa tranquilamente en los instantes desordenados de la vida. Pero está. Cuando todo se oscurezca y la tristeza pretenda derribarte recuerda el gran secreto: la melodía de tu vida depende de ti. Casi solo de ti.

¿Qué podemos hacer?

Por: Casimiro Curbelo Vivimos una aparente crisis sanitaria global. Y hay pocas cosas que se puedan hacer ante una pandemia, salvo actuar con responsabilidad y con firmeza para garantizar en la medida de lo posible la contención de una enfermedad y el tratamiento adecuado de las personas que la han contraído. Pero todo eso no minimiza el impacto del miedo, que es en realidad el peor enemigo de cualquier grupo humano. Canarias se ha situado en la geografía de ese miedo con personas contagiadas por el nuevo coronavirus que va apareciendo de forma dispersa por el mundo. Hablamos de numerosos casos en un país de cuarenta y seis millones de habitantes. Unos datos que por ahora no justifican el enorme despliegue mediático que acompaña a la noticia. Pero es la pulsión del temor la que se encarga de amplificar en la sociedad los ecos de una enfermedad que, por lo que se sabe, tiene una tasa de mortalidad parecida a la que produce la gripe común. Va a ser difícil, por no decir imposible, que el mundo no se vea afectado por este nuevo virus. Ya hemos visto la suspensión de ferias y actividades que provocarían grandes desplazamientos de personas. Barcelona ha tenido un costo importante con la suspensión del Mobile World Congress. Milán, en la Lombardía italiana, está padeciendo los efectos de la crisis, lo mismo que ciudades tradicionales de turismo como Venecia. Los economistas señalan los efectos negativos que va a tener esta enfermedad en el comercio internacional y en los sistemas productivos de muchos países, especialmente los que viven de la venta de servicios turísticos. Y la pregunta es ¿qué podemos hacer? Solo hay una respuesta posible. Actuar responsablemente y reforzar los mecanismos del estado del bienestar. Debemos tener la absoluta seguridad de que en unos pocos meses el coronavirus de origen chino será una pieza más del museo de la historia. Como lo son ya otros virus que provocaron la alerta y el miedo en el pasado, como aquella Gripe A, que nos sacudió con el mismo miedo exagerado, que originó un gasto público masivo en vacunas aparentemente inútiles. Todo regresará a la normalidad y al final lo que va a quedar será nuestra capacidad de reacción con las personas afectadas, con las familias atemorizadas y con la sociedad a la que servimos. La Gomera, como todo nuestro Archipiélago, superará estos momentos difíciles. Sin duda. El temor causará efectos en el turismo que probablemente son imposibles de evitar. Es el precio que tendremos que pagar, junto a otros muchos destinos, por el clima de incertidumbre que está afectando ahora mismo a quienes leen informaciones exageradas o tremendistas en las redes sociales y medios escandalosos. No será fácil enfrentarse a estas consecuencias, que provocarán una caída en la facturación del turismo en las islas. Pero tarde o temprano volveremos a la normalidad. De todo se puede aprender. Y en estos malos momentos también se puede y se debe. Una economía sana es aquella en la que todos los sectores productivos juegan un papel importante en la prosperidad social. Nuestra isla es un pequeño ejemplo de esa sociedad sana. Vivimos del turismo tanto como del comercio, de la agricultura de excelencia y de un incipiente sector industrial. No podemos despistarnos de ese camino. Mucho más peligroso que cualquier virus coyuntural es esa otra enfermedad insidiosa que afecta a veces a las cosas: el retraso en el desarrollo, el abandono de las medidas que fomenten el progreso, la existencia de bolsas de población que padecen condiciones de vida de peor calidad que las del resto. En La Gomera, como en toda Canarias, estamos actuando con responsabilidad ante la mayor campaña de publicidad negativa que nos ha tocado vivir. En un mundo globalizado, donde se ha viralizado la información sin control y el alarmismo, es imposible no sufrir las consecuencias de los ataques de miedo mediático. Pero debemos tener la sensatez de saber que esto pasará. Que nuestra fortaleza consiste, hoy y siempre, en ser fieles a nuestro carácter, a nuestras esperanzas y ambiciones. Perseverar en el trabajo bien hecho, en la hospitalidad de una isla que avanza en el camino de la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente, es la mejor medicina ante las incertidumbres. El miedo pasará y nosotros seguiremos aquí, luchando para que nuestros hijos vivan en un mundo mucho mejor que el nuestro. Y todo lo demás no es que no importe, es que es inevitable. Y estoy seguro de que lo haremos lo mejor posible.

Canarias, a la cabeza de la desigualdad infantil en España

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández Un informe de UNICEF Comité Canarias, muestra la preocupación y la realidad de la brecha de desigualdad que existe entre los países ricos y pobres, la cual se encuentra en su nivel más alto desde hace 30 años en la mayo-ría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. A partir de la década de 1980, la pobreza comienza a tener rostro de niño. Y desde hace unos años –con la última gran crisis– el riesgo de caer en la pobreza es mayor para la infancia que para los ancianos. Esta realidad, que los datos no hacen más que evidenciar, se vive en cada país con más o menos crudeza dependiendo de la solidez y la apuesta que en cada momento se haga respecto al diseño y desarrollo de las políticas públicas destinadas a la infancia. Por desgracia, en España y en Canarias esa apuesta no ha sido lo suficientemente sólida, lo que ha provocado que nos encontremos en una situación preocupante en lo que al estado de la infancia se refiere, con unos indicadores de pobreza por encima de la media. Dos de cada cinco niños que viven en las Islas Canarias están en riesgo de pobreza o exclusión social, según refleja este nuestro segundo informe sobre la situación de la infancia y la adolescencia en Canarias, que hemos hecho en colaboración con las universidades de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y de La Laguna (ULL). Desde UNICEF Comité Canarias lanza una serie de recomendaciones y propuestas para mejorar la realidad de los niños de la comunidad autónoma, como aprobar un II Plan de Infancia y Familia y un Plan autonómico contra la Pobreza. Se trata de un 41,6% de la población infantil, es decir, más de 149.000 niños, niñas y adolescentes, lo que sitúa a Canarias como la comunidad autónoma a la cabeza de la desigualdad infantil en España. En cuanto a educación, el porcentaje de niños y niñas de 0 a 2 años matriculados en el primer ciclo de Educación Infantil fue de solo un 12% en 2014/2015 (última cifra registrada), 22 puntos por debajo de la media estatal (34%). Con todo, la tasa ha mejorado mucho con respecto al curso anterior (7,2%). Mientras, la tasa de abandono escolar temprano es del 18,9%, ligeramente por debajo de la media nacional (19%), aunque lejos aún de la media europea (11%). En temas de protección, el número de niños víctimas de violencia familiar ha crecido entre 2010 y 2016, aunque menos en Canarias (34,55%) que en el resto de España (41,11%). Por otra parte, el 63,2% de los niños en situación de acogimiento se encuentra en acogimiento familiar, casi 4 puntos más de la media estatal (59,7%). Respecto a temas de salud, la tasa de nacimientos entre mujeres de 15 a 17 años era en 2014 de un 3,4%, un punto menos que el 4,4% nacional. Además, más de 9 de cada 10 adolescentes (11 a 18 años) valoran su estado de salud como excelente o bueno. No obstante, el porcentaje de obesidad y sobrepeso infantil afecta a 4 de cada 10 niños tanto en Canarias como en el resto de España. “Este es el segundo análisis que UNICEF Canarias informa sobre la realidad de la infancia en las Islas, después del informe de 2012/2013, y viene a confirmar que la pobreza infantil existe, preexiste y persiste a la situación de crisis económica, formando parte de la vida cotidiana de los barrios y de las familias”, señaló el presidente de UNICEF Comité Canarias, Amós García, durante la presentación del informe. “Se necesitan políticas públicas y una inversión que promuevan un marco efectivo de protección social para la infancia”, ha agregado. Infancia en Canarias: una Agenda para la acción En base a las conclusiones del informe, lanzamos varias recomendaciones y propuestas para mejorar la situación de la infancia en la comunidad autónoma: Aprobar un II Plan de Infancia y Familia. Proteger la inversión en infancia, sobre todo en lucha contra la pobreza, salud, educación y protección. Aprobar un Plan autonómico contra la Pobreza consensuado con todas las fuerzas políticas y sociales. Promover el consenso social y político en torno a la educación, garantizando la posibilidad de que los niños asistan al primer ciclo de educación infantil y sea gratis para las familias con menos recursos. Tener en cuenta la opinión de los niños, promoviendo procesos participativos en el entorno escolar, municipal y autonómico. Implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con metas concretas como reducir la pobreza infantil y el abandono escolar, y aumentar la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Uno de cada tres niños en España vive en riesgo de pobreza o exclusión social. Por ello, UNICEF Canarias pide un Pacto de Estado por la Infancia, un acuerdo que garantice las políticas de infancia necesarias para que los niños y niñas tengan todos los derechos que merecen para desarrollar todo su potencial dentro de nuestra sociedad.

El centralismo irracional

Por: Casimiro Curbelo Habrán oído, como yo, hablar mucho de la necesidad de un cambio del modelo económico de Canarias. Pero seguramente poco, por no decir nada, de la urgencia de cambiar nuestro modelo de sociedad. Una que ha creado desigualdades, pobreza y despoblación. Hoy es un hecho cierto que no es igual nacer en una isla no capitalina que en una de las dos mayores. Que no es igual vivir en el campo que en las grandes aglomeraciones urbanas. Una de las mayores preocupaciones de la actualidad es el despoblamiento de una gran parte del territorio: eso que se llama la España vacía. Pero también existe una Canarias vacía que preocupa bastante poco. Piensen en este disparate. Más del 80% de la población de Canarias está concentrada en el 40% del territorio. Y solo en las dos grandes áreas metropolitanas vive casi un millón de personas. Esto no solo supone una pésima distribución de la población, sino un desequilibrio permanente en los recursos. En un reciente artículo, el catedrático de Filosofía, José Luis Villacañas, citaba a Geoffrey Brian West, un fi?sico teo?rico que trabaja en la aplicacio?n de las proporciones de escala a los entes colectivos, intentado mostrar las relaciones y consecuencias que hay entre la forma y el taman?o de los organismos y la energi?a que consumen. Brian West argumenta y demuestra con datos que la forma de la gran ciudad que la humanidad esta? promoviendo, impulsada por el capitalismo, es insostenible. Lo que ha sucedido en Canarias es paradigmático. La administración del Estado, primero, y la autonómica, después, se asentaron en las dos grandes capitales de las islas. Allí fueron los funcionarios y se centralizó toda la actividad. Más de ciento veinte mil empleos públicos están radicados en ambas capitales. Y a su vez, las grandes infraestructuras, puertos, aeropuertos, autopistas,los futuros trenes, las universidades o los grandes hospitales, han atraído miles de puestos de trabajo, la sede de las grandes empresas y la población que ha emigrado desde el resto de las islas. La pasada dictadura fue un régimen centralista y vertical, pero la democracia no ha mejorado las cosas: las no tan ciegas fuerzas del mercado son despiadadas, pero la acción de los poderes públicos debe ser anticíclica; debe estar cargada de sentido, de responsabilidad y, sobre todo, de solidaridad. El modelo que después de muchos años hemos consolidado en el Archipiélago es el del desequilibrio poblacional, económico y social. Hay islas que pierden población, secuestrada por las oportunidades laborales o formativas que les ofrecen otros territorios de la propia comunidad. Pero la concentración de recursos, servicios y economías en solo unas islas está provocando el colapso de la capacidad del territorio para soportarlo. Brian West, entre otros muchos científicos, sostiene que los Gobiernos deben actuar contra la fuerza inercial de los grandes errores. Es decir, deben discriminar a favor de los menos favorecidos y crear las condiciones que incentiven el poblamiento racional del espacio y una sociedad equilibrada. “Eso —dice West— implica transferir recursos a las pequen?as ciudades, a los pueblos, a las personas que viven en ellos. Y la solidaridad impone que se le transfieran desde los lugares en los que la escala de beneficios tambie?n se dispara. Un re?gimen fiscal especi?fico, un tratamiento diferente de los auto?nomos rurales, una capitalizacio?n mediante cre?dito pu?blico, una autonomi?a energe?tica limpia, una incentivacio?n del cooperativismo, una mejora de la educacio?n y de la sanidad... Todo eso es necesario”. Eso es justo lo que en Agrupación Socialista Gomera venimos reclamando desde hace ya algunos años. Ese es el mensaje que venimos lanzando para construir una Canarias de ciudadanos iguales en derechos y en deberes. No se puede perpetuar ni alimentar el modelo ineficiente de una exagerada concentración de riqueza y de recursos que ha dibujado una comunidad desequilibrada y profundamente injusta. El ser humano y el territorio, la persona y el espacio que habita, están unidos por un mismo destino. La justicia social hoy consiste en trasvasar recursos, solidariamente, desde donde hay más a donde hay menos. En las sociedades, en las comunidades, en las islas. Exactamente todo lo contrario de lo que hasta hoy hemos venido padeciendo. Ese es el reto por el que un día decidimos convertirnos en la fuerza que representa a La Gomera y, por extensión, a quienes luchan por una sociedad más justa.

La Convención sobre los Derechos del Niño

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández En un interesante informe de Unicef, destaca la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño. No descubro nada nuevo, si escribo que millones de niños en el mundo están viviendo un estado de pobreza brutal y discriminatorio. Es por ello, que Ong como Unicet, la cual desempeña su labor en más de 190 países y territorios para proteger los derechos de todos los niños, lleva 70 años trabajando para mejorar la vida de los niños y sus familias. En los años posteriores a la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño se lograron más progresos en la realización y protección de los derechos de la infancia que en otro período comparable de la historia humana, y los derechos de la niñez tienen ahora más importancia que nunca en los temarios políticos. Entre los logros más importantes en la esfera de los derechos de la infancia se encuentran los siguientes: En todos los lugares del mundo han surgido instituciones, estructuras, programas y medidas especiales destinadas a promover los derechos de la infancia. Las organizaciones no gubernamentales y otros organismos de la sociedad civil han aparecido en la escena con opiniones innovadoras y muy firmes sobre la defensa de los derechos de la infancia. La realización de una reforma legislativa en favor de los derechos de la infancia ha sido con frecuencia el resultado del examen exhaustivo y obligatorio de la legislación nacional que se lleva a cabo en el marco del proceso de presentación de informes sobre la Convención. También como resultado de este proceso, los Estados han adquirido un nuevo impulso para alcanzar las metas de supervivencia y desarrollo infantil. Los Estados han comenzado a reaccionar ante la violencia y la explotación extremas, así como el maltrato y el abandono, que forman parte de la realidad de millones de niños. Los principios que exigen que los niños y niñas sean protegidos contra "toda forma de violencia física y mental" han creado la esperanza de que muy pronto se puedan reducir muchas formas de violencia de los adultos contra los niños y niñas. Debido al principio de no discriminación que propugna la Convención, los Estados han logrado grandes avances en el cumplimiento y protección de los derechos de los niños y niñas olvidados e invisibles, es decir, los refugiados, los que se encuentran en instituciones, los que trabajan o son explotados por otros medios, los que viven o trabajan en las calles y los que han sido comprados y vendidos a través de las fronteras. Los Estados han adquirido la obligación de asegurar que sus definiciones del concepto de infancia cumplan con las normas establecidas en la Convención sobre los Derechos del Niño. Los Estados han organizado sistemas especializados de justicia juvenil que se concentran en la reintegración en la sociedad y evitan —siempre que sea posible— criminalizar a los niños y privarlos de la libertad. También se han alcanzado grandes progresos en la tarea de asegurar que las opiniones de los niños y niñas se escuchan, se respetan y se toman en cuenta —en el marco de las familias, las comunidades y los Estados— cuando se llevan a cabo actividades, se definen las políticas y se evalúan los resultados. Los retos del futuro Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para convertir en realidad todos los derechos de todos los niños y niñas. Muchos niños en los países en desarrollo no reciben enseñanza primaria, y la mayoría de ellos son niñas. Millones de niños y niñas padecen de desnutrición grave o moderada o mueren en todo el mundo por causas que pueden prevenirse fácilmente. Más de 1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable. Los sistemas de justicia juvenil, cada vez más punitivos, perjudican a muchos niños y niñas. Otros, languidecen en orfanatos y otras instituciones, sin recibir una enseñanza y una atención de la salud adecuadas. Cientos de millones de niños realizan alguna forma de trabajo. Los conflictos armados en todo mundo siguen acortando y arruinando las vidas de millones de niños. Cientos de miles de niños y niñas siguen sirviendo como soldados de los ejércitos nacionales. Las vidas de millones de niños y niñas seguirán sufriendo si no se cumplen las obligaciones de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Perfecta contradicción

Dices que has nacido para estar triste... ...Pues muere de felicidad junto a mi Que no te gusta tu boca... ...Y yo anhelo aunque sea un trocito de ella Que nadie te quiere... ...Y yo te quiero más que todos Que pintas cuadros de vieja... ...Y a mi me has pintado una sonrisa de niño en el alma Que soy demasiado simple... ...Y yo daría casi todo por tu complejidad Que no me tomo nada en serio... ...Y es porque tu me has devuelto la risa Y sobretodo, dices que no crees en los sueños... ....Pues déjame pasar a tu lado una eternidad despierto Porque cada cosa mala que me dices sobre ti... ...Se me antoja un motivo más para quererte Y porque a veces, aunque no te lo creas, he tenido que perderme en tus ojos para encontrar la felicidad

La vida se nos va

Por: Jesús Lara González de Quevedo He mirado miles y miles de veces el reloj del tiempo y cada vez que lo pienso, no sé si perdonarme cada minuto de mi vida perdido en cosas que nunca tuvieron sentido y que nunca lo tendrán por muchas vueltas que quiera darle. No sé si es por el maldito orgullo que se aferra siempre fuertemente a mi persona, si es por la inconsciencia de una juventud llena de hormonas que no paraban de merodear por todo mi cuerpo o si es por la ignorancia de lo que no conocíamos y ahora sí que intentamos apreciarlo. Por ello, nos agarramos a un hierro hirviendo sin miedo a quemarnos para intentar apaliar esa espina que llevamos clavada en lo más profundo de nuestra alma. Así, despertamos la esperanza de poder vivir todos esos maravillosos instantes. Instantes que dejamos aislados en un cajón de recuerdos y con los cuales recapacitamos alguna vez, al darnos cuenta de cada arruga que se refleja en nuestro cuerpo, de cada cicatriz que tenemos incrustada en nuestro corazón o de la pérdida de una niñez revolucionada por una adolescencia alocada, que ha quedado escondida en nuestra imaginación tras una niebla borrosa de nuestro intenso pasado. Todo ello, ha despertado nuestra curiosidad y comenzamos a indagar en busca de otro nuevo presente. Un presente distinto al que decidimos aquel día y que nunca hemos borramos de nuestra mente. Al ser el verdadero comienzo de una vida. Una dulce sensación y miles de preguntas rondan por nuestro pensamiento, buscando entre nuestras cosas, aquella foto de la juventud que guardamos con añoranza. Mientras la agarramos con nuestras manos y la observamos con intensidad, una lágrima se derrama por nuestro rostro, resbalando por nuestra mejilla, posándose en nuestros labios y cayendo al vacío como todas aquellas ilusiones que solo vuelven en nuestros sueños más profundos. Tenemos muy claro que ya no hay vuelta atrás y que por mucho que queramos recuperarlos, podremos vivir algo parecido, pero lo que tenemos en mente, eso, eso ya no. Por eso sin lamentaciones, sin pensarlo, solamente viviéndolo. Os pido que mi mano en mi alma que cada día de vuestra vida, aprovechéis cada segundo y lo convirtáis en minutos, horas, días y meses llenos de felicidad, llenos de esos momentos que quedaran siempre para el recuerdo y que cuando quieras recordarlo, lo recuerdes como algo que ya viviste y no tendrás que arrepentirte de no haberlo hecho. ¡Nunca dejes de soñar¡


Tagoror

Síguenos en nuestros canales
de Redes Sociales

Explorar

Explorar Secciones Tagoror