22.02.2020 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
En un interesante informe de Unicef, destaca la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño. No descubro nada nuevo, si escribo que millones de niños en el mundo están viviendo un estado de pobreza brutal y discriminatorio. Es por ello, que Ong como Unicet, la cual desempeña su labor en más de 190 países y territorios para proteger los derechos de todos los niños, lleva 70 años trabajando para mejorar la vida de los niños y sus familias.
En los años posteriores a la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño se lograron más progresos en la realización y protección de los derechos de la infancia que en otro período comparable de la historia humana, y los derechos de la niñez tienen ahora más importancia que nunca en los temarios políticos. Entre los logros más importantes en la esfera de los derechos de la infancia se encuentran los siguientes:
En todos los lugares del mundo han surgido instituciones, estructuras, programas y medidas especiales destinadas a promover los derechos de la infancia. Las organizaciones no gubernamentales y otros organismos de la sociedad civil han aparecido en la escena con opiniones innovadoras y muy firmes sobre la defensa de los derechos de la infancia.
La realización de una reforma legislativa en favor de los derechos de la infancia ha sido con frecuencia el resultado del examen exhaustivo y obligatorio de la legislación nacional que se lleva a cabo en el marco del proceso de presentación de informes sobre la Convención. También como resultado de este proceso, los Estados han adquirido un nuevo impulso para alcanzar las metas de supervivencia y desarrollo infantil.
Los Estados han comenzado a reaccionar ante la violencia y la explotación extremas, así como el maltrato y el abandono, que forman parte de la realidad de millones de niños. Los principios que exigen que los niños y niñas sean protegidos contra "toda forma de violencia física y mental" han creado la esperanza de que muy pronto se puedan reducir muchas formas de violencia de los adultos contra los niños y niñas.
Debido al principio de no discriminación que propugna la Convención, los Estados han logrado grandes avances en el cumplimiento y protección de los derechos de los niños y niñas olvidados e invisibles, es decir, los refugiados, los que se encuentran en instituciones, los que trabajan o son explotados por otros medios, los que viven o trabajan en las calles y los que han sido comprados y vendidos a través de las fronteras.
Los Estados han adquirido la obligación de asegurar que sus definiciones del concepto de infancia cumplan con las normas establecidas en la Convención sobre los Derechos del Niño.
Los Estados han organizado sistemas especializados de justicia juvenil que se concentran en la reintegración en la sociedad y evitan —siempre que sea posible— criminalizar a los niños y privarlos de la libertad.
También se han alcanzado grandes progresos en la tarea de asegurar que las opiniones de los niños y niñas se escuchan, se respetan y se toman en cuenta —en el marco de las familias, las comunidades y los Estados— cuando se llevan a cabo actividades, se definen las políticas y se evalúan los resultados.
Los retos del futuro
Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para convertir en realidad todos los derechos de todos los niños y niñas. Muchos niños en los países en desarrollo no reciben enseñanza primaria, y la mayoría de ellos son niñas. Millones de niños y niñas padecen de desnutrición grave o moderada o mueren en todo el mundo por causas que pueden prevenirse fácilmente. Más de 1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable. Los sistemas de justicia juvenil, cada vez más punitivos, perjudican a muchos niños y niñas. Otros, languidecen en orfanatos y otras instituciones, sin recibir una enseñanza y una atención de la salud adecuadas. Cientos de millones de niños realizan alguna forma de trabajo. Los conflictos armados en todo mundo siguen acortando y arruinando las vidas de millones de niños. Cientos de miles de niños y niñas siguen sirviendo como soldados de los ejércitos nacionales.
Las vidas de millones de niños y niñas seguirán sufriendo si no se cumplen las obligaciones de la Convención sobre los Derechos del Niño.