¿En que coño estamos pensando?

Por: Paco Pérez Hoy le cedo mi espacio a mi amiga la doctora Mercedes Coello Fernández-Trujillo, destacada socialista tinerfeña, residente en La Palma desde hace años, donde trabaja, que ha escrito la siguiente reflexión sobre la situación en Cataluña. Dice así: "Tengo un amigo catalán. En realidad son algunos más de uno. Pero algunos fueron y son imprescindibles en mi vida. Alguno ya no está. Pero sigue estando. Tengo un amigo catalán, que celebro conmigo el primer triunfo de Felipe González, cuando éramos muy jóvenes y nuestra mayor aspiración era ver fortalecer la democracia. Tengo un amigo con el que bebí, brinde, comí y hasta pensé en un mundo mejor. Muchas veces he estado en Cataluña y nunca me pareció un lugar de “ultras” de “ultras nada”. Siempre me pareció, limpia, educada, democrática y reivindicativa. Vaya... si hasta la puse como ejemplo a Barcelona como ciudad europea. Dije cosas tales: Europa no empieza después de los Pirineos, está más abajo. Tuve amigos catalanes que con su música marcaron el devenir de mi vida, e incluso de mi ideología. Europa está cambiando. O es que tal vez los ingleses no son europeos ?? Debemos todos de hacer un ejercicio de moderación y mesura. De intentar ponernos en la piel del otro. De ser empaticos. Yo digo y afirmó que eso que retransmite la tv no es Cataluña, no son Los catalanes. No lo son. Yo no soy nacionalista. No lo soy porque soy canaria, africana, española, europea... porque quiero ser hasta inglesa y catalana. No entiendo lo que está pasando, pero sí entiendo que todos quieren saber y sacar rédito. Les mandamos a los tanques, a la legión ??... pero estamos locos o qué?? En qué coño estamos pensando?? En ganar elecciones ?? Las lecciones de democracia comienzan por intentar entender y querer a todos. Por ser empáticos y justos. Seamos sensatos. Esos que están en la calle... no son Cataluña. Que no te vendan el toro por el rabo". ¡Bravo por la doctora Coello¡

Los errores y ruptura de las parejas

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández Escribe la psicóloga Mariana Romero cuales son las causas que provocan la ruptura en una pareja. "No nacemos con una idea de lo que es una pareja ideal, ni de cómo tiene que funcionar para que podamos definir la relación como buena o mala. Son conceptos que vamos aprendiendo de nuestro entorno, desde las películas de Disney hasta de la relación de nuestros padres o hasta de la publicidad que nos rodea. Es decir, empezamos a aprender y a creernos ciertas 'normas' que nos enseñan el modelo de pareja perfecto", cuenta Nieto. Sin embargo, el problema de este aprendizaje por comparación es que, con el tiempo, termina siendo contraproducente. Así lo cree la psicóloga al insistir en que "el primer error que cometemos es comparar estos modelos perfectos o idealizados con nuestra propia relación". Porque, como apunta Nieto, "es algo que solo nos llenará de sentimientos negativos como: ‘mi pareja no va bien’, ‘tenemos un problema’ o ‘esto tiene que cambiar si queremos llegar a algo’". Además, los problemas también pueden llegar al compararnos con otras parejas conocidas o, incluso, buscando referencias en libros de éxito de manera errónea. "Algunos podríamos leer parte de los diez hábitos sencillos para que las parejas sean felices del psiquiatra Mark Goulston como irse a la cama al mismo tiempo, caminar juntos de la mano o decir a menudo te quiero, y pensar que no somos felices con nuestra pareja. Pero nos equivocamos. Porque, más que llevar a nuestra relación hasta un terreno mucho más prometedor, el hecho de compararnos puede desencadenar muchos conflictos y sufrimiento en nuestras relaciones", resume Nieto que añade que, de este modo, "nuestra relación terminará distorsionándose hasta que no reconozcamos qué es lo que va bien y lo qué no". En esencia, la psicóloga apunta a que el verdadero error en muchas relaciones de pareja es que muchas veces no somos conscientes de que esta idea de ‘pareja feliz’ la tomamos como una verdad absoluta y, precisamente por ello, sentimos y actuamos en consecuencia. Pero, ¿por qué hay temas que nos molestan? Hay ciertos temas que, cuando nuestra pareja los “toca”, reaccionamos de forma negativa, impulsiva y, en ocasiones, agresiva. Estos temas sensibles tienen directamente que ver con nuestras experiencias pasadas. Por ejemplo, si a una persona le han sido infiel, es probable que ciertos comportamientos de su actual pareja disparen todas las alarmas (algo tan sencillo como, por ejemplo, no contestar a un mensaje de Whatsapp). Sin embargo, su pareja, estará perdida en esa reacción, no sabe a qué se debe y probablemente le irrite. Y comienza así un conflicto. "También ocurre que no sabemos manejar las diferencias. Las mismas que existen desde el principio pero que pasamos por alto o, incluso, pueden resultarnos atractivas. El problema es que. con el paso del tiempo, no es que estas diferencias se hagan más grandes, sino que directamente nos empiezan a irritar y comenzamos a creer que los problemas que se dan en nuestra pareja se deben a esas diferencias (que siempre existieron, recordemos)", añade Nieto. Se crea pues un círculo vicioso y las parejas se quedan atrapadas en ese bucle: tenemos discusiones porque somos diferentes y por tanto incompatibles, así que tenemos que romper. ¿Cuáles son los errores que cometemos? Intentar conseguir lo que uno quiere de forma indirecta. Por ejemplo, tras una discusión me quedo en silencio varias horas para hacer ver a mi pareja que estoy mal y conseguir que me haga caso. Puede que las primeras veces se consiga pero con el tiempo, perderá efecto y cada vez tendrás que permanecer más tiempo en silencio o hacer otras cosas para conseguir el mismo resultado. Lo cual, produce cada vez más tensión en la pareja. Descalificaciones. Por ejemplo, decir durante una discusión: “tienes un problema”, “estás loca/o”, “con lo divertido/a que eras, ahora eres un soso/a”. Las descalificaciones aumentan la irritación y también tensan más la relación. . Extremarse en la propia opinión. Con el objetivo de hacer entender y arrastrar a la pareja a nuestro punto de vista. Por ejemplo: en una pareja uno de los miembros le gusta irse con sus amigos y, al otro, le gusta estar tranquilo en casa. Si los dos puntos anteriores se mantienen a lo largo del tiempo, lo que sucederá es que uno de ellos comience a salir más con sus amigos (y el otro pensará que es un egoísta y que no le hace caso) y, en cambio el otro, se quedará más en casa (y su pareja pensará que es un aburrido/a). Extremarse en la propia opinión hace que estemos atrapados y no encontremos salida a nuestros conflictos. "Este tipo de reacciones y de formas de pensar son normales puesto que es complicado huir de la sociedad que nos rodea pero, si comienzan a darse con regularidad y se mantienen a lo largo del tiempo, dan lugar a numerosas discusiones que acaban con la ruptura de la pareja", asegura Nieto. Intentar cambiar al otro es una trampa Pero antes de que comiences a pensar que tus relaciones están destinadas al fracaso, es importante entender que esta forma de pensar es aprendida y, por tanto, puede ‘desaprenderse’. Podemos y debemos buscar otras formas más adecuadas, que cuiden la calidad de nuestra relación de pareja. En este sentido, en países como Estados Unidos las terapias de pareja suponen un tratamiento de primera elección para tratar las infidelidades, los divorcios o diversos problemas. En España, aunque con el tiempo se ha convertido en algo más solicitado, las terapias de pareja se siguen viendo como algo prescindible o la última opción para reflotar una relación. Sin embargo, la psicóloga recomienda pasar por la experiencia de la terapia a parejas sin problemas aparentes. "También se puede aprender a entender mejor al otro en sus comportamientos, pensamientos y emociones, a comunicarse mejor, de una forma más eficaz, a potenciar los puntos fuertes que les unen y por supuesto a evitar conflictos en el futuro", concluye Elvira Nieto. “Procrastinar es demorar voluntariamente algo que íbamos a hacer a sabiendas de que la dilación puede perjudicarnos por no llevar a cabo la tarea puntualmente o incluso cómo nos sentimos con respecto a esta o a nosotros mismos. Procrastinar es una voluntaria e innecesaria dilación”. Así dice el libro La solución a la procrastinación del doctor en Psicología Timothy A. Pychyl, una obra en la que propone una guía con las mejores (y nuevas) estrategias para superar el hábito de postergar. Y es que el aspecto más desconcertante de la procrastinación es que lo único que te impide actuar en ese instante es la propia reticencia a hacerlo, aún a sabiendas de que la mejor reacción es ponerte manos a la obra. Así pues ¿por qué nos resistimos a actuar? ¿Por qué nos convertimos en nuestro peor enemigo? Desaprovechando todo, todo el rato Cerca del montón de ropa limpia que debo guardar en el armario, hay otra montaña: la de la ropa sucia. En una primera visualización sospecho que, para poder resolverlo, tendría que poner unas tres lavadoras. Quizás no por la cantidad sino más bien porque hay ropa negra, blanca y de colores y no puedo mezclarla. Miro los dos montones y no encuentro el impulso que me lleve a organizar esta situación que, realmente, me molesta. Me voy al salón. La mesa del salón es un desastre, podría ordenarla, debería ordenarla. Pero no lo hago. No hago nada. Me siento en el sofá y miro el móvil. Otro día perdido. Existen ciertos motivos por los que esto sucede. Y probablemente mi motivación —por decirlo de algún modo también mi estado emocional— tiene algo que ver. Se trata de uno de los principales motivos junto con la maravillosa (y a veces exitosa) excusa del contexto. Por ejemplo: estás dispuestx a salir a correr pero ¡vaya¡ está lloviendo. Así que mejor lo dejas para otro día. "Este es un error más que común en la consecución de nuestros objetivos: creemos que tenemos que sentirnos con ganas de llevar a cabo estas tareas", afirma el experto. Seguramente nunca sea el momento ideal para hacerlas. Si llueve y tu plan previo a la lluvia era salir a correr, puedes y deberías seguir haciéndolo: ponte un chubasquero y sal adelante. Hay un horizonte glorioso, con un tiempo en el que puedes —progresivamente— ir cumpliendo tus propósitos. Pero los desaprovecharás, esperarás hasta el último día, hasta el último minuto, condensando todo a un único instante que esperarás que sea el ideal. Pero no lo será. Para que esto no suceda debes abandonar el concepto erróneo de que tu estado motivacional debe corresponderse con la tarea en cuestión. Es más, seguramente has experimentado el hecho de comenzar a llevar a cabo una tarea (ahí a duras penas, sin ganas, obligándote) y que, al cabo de un rato o al finalizarla, tu estado ha mejorado y tu motivación se ha encendido. Sí, te sientes bien por haber cumplido tu propósito. Y puede que no exista sensación tan buena. Ahora bien ¿cómo cambias este hábito tan negativo de dejarlo todo para otro momento excepto el actual? Creando conciencia El autor explica que, aunque todas las personas somos diferentes, hay una serie de tendencias humanas comunes que nos llevan a procrastinar: subestimar el tiempo que requieren las cosas y sobreestimar la cantidad de cosas que podemos hacer, preferir mañana a hoy y, entre otras, fabricar nuestra felicidad cambiando nuestra forma de pensar para que se corresponda con nuestro comportamiento. Y es que, en ocasiones, la naturaleza humana es demasiado optimista. Suponemos que podemos hacer más cosas en menos tiempo de lo razonable. ¿Qué sucede con esta concepción? La consecuencia de este 'optimismo' es una mala planificación: primer error para dejar de ser un procrastinador. Además hay una serie de reacciones ante las tareas que debemos llevar a cabo que, de forma natural, aparecen en la mente de las personas procrastinadoras y que les hacen concebir una falsa felicidad. 1. Distracción. Desviar la atención para evitar el fastidio que genera esa tarea que no vamos a realizar. 2. Olvidar. Suele ser de forma pasiva, viajamos hacia pensamientos que no son importantes y olvidamos la tarea pendiente. 3. Banalización. Reducir la importancia para creer que la tarea puede dejarse para otro momento. 4. Nuevos pensamientos para restar importancia. Una voz que nos dice: "podría haber sido peor", con la que no aprendemos nada pero nos sentimos mejor a corto plazo.

Cataluña: una gran manifestación y unos hechos lamentables

Por: Paco Pérez La de este viernes fue, sin duda alguna, una gran manifestación pacífica la celebrada en Barcelona por medio millón de personas partidarias de la independencia de Cataluña, en medio de una jornada de huelga general que fue secundada de forma irregular por la población, porque todos sabemos que en esa región española la fractura social es evidente y hay dos millones a favor de la autodeterminación y otra cantidad de personas similar que no quieren una Cataluña independiente y republicana. El sistema democrático funciona, pues, porque decenas de millares de seres humanos se han podido manifestar, libre y pacíficamente, contra la sentencia del Tribunal Supremo dictada contras unos los líderes políticos que los ha considerado como autores de un delito de sedición. Hasta ahí todo normal y predecible, dada la complicidad de todo el procès catalanista, alimentado por unos intereses económicos muy concretos de la clase dirigente nacionalista de aquella comunidad, partidaria además de poseer mayores competencias en Justicia, para que muchos de ellos puedan evadir la cárcel por evasión de capitales, corrupción y uso fraudulento de dinero público, que ha sido a todas luces malversado. Y esto nadie lo puede negar. La solución al problema planteado es muy complicada y pasa por un amplio y profundo diálogo entre el Estado Español y los poderes públicos catalanes, pero desde luego no por la contemplación de hechos lamentables protagonizados por varias decenas de extremistas y guerrilleros callejeros, que están protagonizando incidentes en las principales vías de la capital de aquella región y de otras ciudades, como Tarragona o Gerona. Son los propios partidarios pacíficos de una pretendida independencia quienes deben denunciar y evitar estos actos de gamberrismo, propiciado por grupos anarquistas y antisistema, incluso formados por "profesionales" llegados de otros países y, particularmente de Italia, Gracia y Francia, no con el fin de colaborar con la autodeterminación de Cataluña, sino para desprestigiarla y, de paso, a España, dando una versión distorsionada de todo este lío. Estos individuos, especialistas en guerrillas urbanas y en desestabilizar la paz ciudadana están sirviendo fielmente a determinados intereses internacionales ocultos, contrarios a la prosperidad de nuestro país. Y hace muy bien el Gobierno español en no aplicar medidas excepcionales en estos momentos, como les reclaman las fuerzas políticas conservadoras del Partido Popular y Ciudadanos, porque poner en práctica el artículo 155 de nuestra Constitución o encender la mecha de la Ley de Seguridad Ciudadana sería contraproducente, entre otras cosas porque entonces sí tendrían justificación las algaradas y los incidentes callejeros. Mención aparte merecen unos sinvergüenzas como los "señores" Puigdemont y Torra, unos verdaderos incendiarios y unos irresponsables de mucho cuidado, que terminarán pagando por sus actos, más pronto que tarde. Y, si no, al tiempo.

Un mal rato

Por: Paco Pérez pacopego@hotmail.com El otro día pasé un mal rato navegando por Internet, cuando chateé por messenger, porque le dije a un contacto que no le iba a contestar más si no se identificaba correctamente y por lo menos me enseñara una foto suya y me dijera su nombre, en lugar de verle con un seudónimo. Andaba detrás de mí, diciéndome que le gustaba mucho y que me conocía de verme en un bar de La Laguna donde yo suelo tomarme un cortado a media mañana, los días que salgo de mi casa y me doy un garbeo por las calles peatonales de la ciudad de los Adelantados. Por lo visto es un cliente habitual de ese establecimiento. Resulta que el contacto me manda una foto y veo que aparece un hombre hecho y derecho, por lo que enseguida me di cuenta que el comunicante era homosexual, lo que me sorprendió al principio, porque sinceramente esperaba la foto de una mujer, pero tuve que adaptarme a las circunstancias y aclararle que había "pinchado en hueso", que a mí me encantan las mujeres y que mi opción sexual estaba bastante definida. Me preguntó si sus mensajes me habían ofendido y le respondí que no, que respeto mucho a los homosexuales, ya sean femeninos o masculinos, pero que a mí nunca me han atraído las personas del mismo sexo, no por nada en particular, sino porque nací y soy heterosexual, aunque tengo amigos que son bisexuales y que afirman que ser así es lo mejor. A mí que me dejen como estoy, que no ando a estas alturas de la vida para nuevas experiencias íntimas, y menos aún con hombres, no vaya a ser que me guste la experiencia y quiera repetirla, porque dicen que el que cruza de acera no vuelve a la de enfrente. Sea como sea, lo cierto es que pasé un mal rato, porque quise dejarle a este chico las cosas muy claras sin que él se molestara y creo que lo conseguí. Ahora me estoy pensando si volver por ese bar, para evitar encontrármelo de frente, porque realmente me encontraría raro, más por él que por mí, que soy un hombre comprensivo y que siempre trato de respetar a mis semejantes, por encima de todo. Al fin y al cabo, la situación se convirtió en una anécdota y seguramente este hombre lo habrá pasado peor que yo, lo cual, poniéndome en su lugar, no sería de extrañar. Y eso. Nunca me había pasado una cosa así... ¡qué quieren que les diga¡

Cataluña: no caer en la trampa de los violentos

Por: Paco Pérez Se recrudece la violencia en las calles de Barcelona en la últimas horas, a cargo de supuestos grupos organizados de independentistas catalanes, con barricadas y contenedores ardiendo, cuyas llamas han afectado a una decena de vehículos. Pero la sangre, aún, no ha llegado al río. Se trata, sin duda, de un a reacción desmedida de algunos radicales que se han mostrado indignados por la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a los sediciosos dirigentes políticos catalanistas, por sus actuaciones del 1 de octubre de 2017. Hay que distinguir que la sentencia del alto tribunal no condena ningún tipo de ideología política, sino que ha juzgados a unos implicados en unos hechos delictivos, según la legislación vigente, calificándolos de sedición y no de rebeldía, como pedía la fiscalía en sus oportunos alegatos acusatorios. Pedro Sánchez citó ayer en Moncloa, por separado, a los líderes del PP, Cs y Podemos, para comentar los hechos y los sucesos de Barcelona, y creo que la postura del presidente en funciones es, por ahora, la correctora, a pesar de que Pablo Casado y Albert Rivera se mostraron partidarios de adoptar medidas excepcionales en Cataluña. Si la situación no llega a mayores, la moderación en las respuestas es la mejor consejera del Gobierno, porque lo que quieren los grupos violentos es que el poder ejecutivo del Estado tome medidas severas para justificar sus aspiraciones independentistas. Ello no quiere decir de ningún modo que exista debilidad gubernamental, sino que parece oportuno dejar que en las próximas horas las cosas vuelvan a la normalidad y que los gamberros se aburran y se calmen. No se puede caer en las provocaciones de unos centenares de locos. Ahora bien, si insisten en sus acciones de violencia callejera, al Gobierno de España no le quedará más remedio que tomar medidas drásticas, si la situación se desmadra. Creo que Sánchez Pérez-Castejón hace bien en esperar un tiempo prudencial para ver cómo se desarrolla esta desmedida reacción a la sentencia del TS y me da la impresión de que llegado el momento, el actual presidente en funciones actuará con firmeza en la proporcionalidad de la respuesta del Gobierno a estos insensatos, encabezados por el propio Quim Torra, a quien el jefe del Ejecutivo ya advirtió seriamente en su alocución televisada desde el palacio de La Moncloa.

La misteriosa desaparición del Mecenas del Teatro Leal de La Laguna

Por: Paco Pérez En un viaje que realizó desde Sevilla a Madrid en tren, en el año 1936, Antonio Leal Martín, el mecenas que mandó construir a principios del siglo XX el teatro lagunero que lleva su nombre, desapareció misteriosamente en el trayecto y nunca más se supo de él. El conocido lagunero, descendiente de palmeros, era muy aficionado a los toros desde que se trasladó a vivir a la capital andaluza, en 1910, e iba a la capital de España a presenciar una corrida. Nunca se encontró su cadáver y su supuesta muerte sigue siendo un enigma todavía hoy, ignorándose si fue asesinado ese año trágico de nuestra historia, con el comienzo de la guerra civil. Según diveros documentos relacionados con su persona, Antonio María de la Consolación Leal Martín fue el promotor y mecenas del Teatro Leal, dotando así a La Laguna de un recinto cultural de postín que la administración municipal, con sus medios, solo podía soñar entonces. En el propósito, Leal invirtió parte de la fortuna que había heredado de su padre, un rico hacendado cubano de origen palmero. Y se rodeó de los mejores para levantar el inmueble, el arquitecto Antonio Pintor y Ocete, y los artistas Manuel López Ruiz, Manuel Verdugo y Benjamín Sosa y Lugo, que se ocuparon de la decoración. Leal nació el 4 de septiembre de 1881 en la Calle Consistorio, 10, y fue bautizado por el presbítero e historiador, José Rodríguez Moure. Antonio Leal Leal (1851-1884), su padre, fue un rico hacendado cubano de origen palmero, nacido en La Güira De Melena y vinculado a la producción de café, caña de azúcar y tabaco. Hijo de Antonio Leal Méndez (natural de Mazo) y de Antonia Leal Domínguez (nacida en Cuba). En 1880, Antonio Leal Leal se casa con la lagunera Lucía Martín Pérez (su madre) hija de Antonio Martín y Bárbara Pérez, ambos vecinos humildes de La Laguna. Lucía y una de sus hermanas eran las encargas de atender al sacerdote e historiador Rodríguez Moure. En 1882, cuando Antonio Leal Martín aún no había cumplido dos años, su familia se traslada a Cuba, donde reside en la hacienda “Iberia” propiedad de su padre. En 1884 su padre fallece víctima de las denominadas “fiebres tropicales”, dejando como heredero de una gran fortuna a su hijo, con numerosas propiedades tanto en Cuba como en La Laguna y en La Matanza. En 1887, Lucía Martín Pérez (madre), contrae matrimonio en segundas nupcias en Cuba con Juan de la Cruz González (padrastro), natural de Las Breñas, La Palma --quien por entonces era el administrador de las tierras de Leal, y poco después de la boda regresan a La Laguna, debido a las guerras manbisas. Tras su regreso, residen en la Casa Alvarado Bracamonte (Casa de los Capitanes), heredada de su padre. En 1888 nace Juan de la Cruz Martín (primer hermanastro) e importante personaje en la gestión del Teatro Leal. Fruto del segundo matrimonio de su madre, Leal tuvo siete hermanos: Juan, Felisa y Félix (gemelos), Mª Antonia, Amado, Antonio José, Augusto y Venancio de la Cruz Martín. Juan de la Cruz González (su padrastro) fue un hombre “siempre preocupado por proporcionar estudios a todos sus hijos, enviándolos a buenos colegios, porque su afán era que tuvieran cultura, con una visión que no se tenía en aquella época”. Trató igual a su hijastro, para el que siempre fue un hijo más; de ahí el agradecimiento de éste, “no sólo por ocuparse de sus asuntos económicos, también por su dedicación y ocupación en el terreno afectivo y en su educación”. En 1905, Leal Martín contrae matrimonio con su prima, María Leal Laserna, hija de José Leal (su tio) y María Laserna. Matrimonio de conveniencia a objeto de no dividir las propiedades familiares. Tal vez por ello, los cónyuges se distanciaron prontamente, lo que llevaría a Antonio Leal a ausentarse frecuentemente de la isla. Su única hija, Sara Leal Leal, nace en 1906. La pareja residía por entonces en una finca de la calle del Agua, haciendo esquina con la del Tambor , vivienda posteriormente conocida como "la casa del General Anatolio Fuentes", aunque a partir de 1910 fija su residencia en Sevilla, donde crece su afición por el mundo de los toros, lo que le llevaría a viajar por toda la Península para acudir a las plazas con los mejores carteles de diestros. En 1912 y su amor por la ciudad de Aguere le lleva a invertir en la construcción del Teatro Leal unas 800.000 pesetas de la época. Una cantidad importante si tenemos en cuenta que la recaudación de Santa Cruz y La Laguna juntas, no superaba las 26.000 pesetas anuales. Aunque él nunca mostró especial interés por asumir la gestión de este espacio cultural, siendo su hermanastro, Juan de la Cruz Martín, quien se puso al frente de la dirección del teatro, inaugurado el 11 de septiembre de 1915.

III Festival musical en solidaridad con Nepal

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández El próximo día 8 de noviembre 2019, a las 21:000 horas, en el Teatro Leal de La Laguna, será escenario del III Festival Musical en solidaridad con Nepal, donde participarán muchos famosos artistas de nuestra tierra como: José Manuel Ramos; Chago Melián, Yurena Namahana; Héctor González, Melquiades Cruz, Miriam Cruz, Luisa Machado, Claritzel Miyares, Fernando Cruz, Fran Baraja, Agrupación Tintillo, Emilio Estévez, Carla Esther y Javier Peñapinto y Nieves Bravo (Panchita y Servando En Clave de Ja). Una Plata forma humanitaria y solidaria formada por: Daniel Ramírez, Juan Ramón Tosco, Fernando Hernández, Conchy Álvarez y Rafael Lutzardo. Equipo humano que están realizando un esfuerzo grande para llevar a cabo con éxito este proyecto solidario humanitario. Este evento solidario parte de la ONG: “En un lugar de la vida”; cuyo proyecto humanitario ya se esta realizando en la aldea rural de Kabilash (Nepal) con madres embarazadas y niños prematuros; con la asistencia de una partera, un ginecólogo y una enfermera. Kabilash es una aldea rural habitada por 7.000 habitantes, que está ubicada en las afueras de Kathmandú, careciendo de muchas cosas básicas. Es decir, muchas cosas que aquí son básicas, allí son algo revolucionario: por ejemplo, lavar una herida con agua y jabón, pues allí supone realizar un cambio en sus costumbres culturales. La ONG “En un lugar de la Vida”, se centra fundamentalmente en la educación y la sanidad; las vidas en Nepal casi dependen del suministro de combustible. Ello afecta a la educación, a la sanidad y a todos los sectores y estratos de la sociedad. El terremoto acabó lamentablemente con 9.000 vidas y eso motivó que el país quedará aún más diezmado en todas sus infraestructuras.

Buscando la sociedad de la confluencia

Por: Óscar Izquierdo Casi todo el mundo, se pasa el día disparando para todos lados y a cuantos más mejor. No me refiero a una acción bélica, sino a una continua y además cansina, actitud de discordia. Estamos inmersos en una sociedad de la discrepancia, como principio supremo. No hay manera de sentarse a dialogar, ni buscar puntos de encuentro y menos de llegar a acuerdos. Cada cual busca escachar literalmente a quien no piensa igual que sus planteamientos o creencias. Es la sordera para oír y la difamación para hablar. Es el egoísmo puesto en acción, la vanagloria reinante y la soberbia enriquecida. Individualismo al máximo, donde impera la ley del más fuerte, del mejor colocado o del enchufismo agradecido. Como convivimos de esa manera y estamos acostumbrados a normalizarlo, lo que a todas luces es pernicioso, se tolera como un mal menor o simplemente como una cuestión de supervivencia. Esta experiencia existe en todos los ámbitos vivenciales, desde la política, la economía, la cultura, el deporte, la vida social e incluso a nivel familiar. Hay que revertir esta situación y nos compete a todos, no se puede hacer dejadez, a la hora de buscar la concordia. Es ineludible el compromiso personal, para después cambiar el ambiente humano. A partir de esta premisa, estaremos construyendo sólidamente una sociedad de la confluencia, que nos ahorrará disgustos, malentendidos o desavenencias estériles e inútiles. Sabemos, por la experiencia cotidiana, que juntos se tiene más fortaleza en cualquier cuestión que acometemos. Pues si sabemos lo que hay que hacer, pongámoslo en marcha. Siempre admiré la capacidad de confluencia que tenía el presidente Adolfo Suarez, porque en situaciones difíciles, imponía amablemente el pacto, como modelo adecuado de resolución de conflictos: “El diálogo es, sin duda, el instrumento válido para todo acuerdo pero en él hay una regla de oro que no se puede conculcar: no se debe pedir ni se puede ofrecer lo que no se puede entregar porque, en esa entrega, se juega la propia existencia de los interlocutores.” Muy distinto a lo que nos tenía acostumbrado un político isleño, que a todo lo que hacía lo titulaba pacto por aquí o pacto por allá, para después imponer su criterio, inamovible y presuntuoso. Así no se va a ningún lado y penosamente, esa ha sido la forma de gobernanza que ha tenido Tenerife en los últimos años. Provocando una continua desaceleración de las posibilidades de crecimiento, obstaculizando los acuerdos necesarios y provocando hilaridad. Es preciso evolucionar para mejor, aprendiendo de errores e implantar nuevas estrategias. La búsqueda de la alianza tiene que ser sincera, sin caer en demagogias improductivas. Esas convocatorias, a las que estábamos tan acostumbrados, que se hacían de forma grandilocuente, que sólo servían para sacarse la foto y una declaración solemne, nunca sirvieron para nada. Insistimos en lo primordial, que es llegar a conseguir aunar esfuerzos en la búsqueda de compromisos, para desbloquear los problemas estructurales que padece Tenerife. La metodología para conseguirlo pasa necesariamente por dejar atrás personalismos, que impiden encontrar vías de arreglo. Hablar mucho, pero con sentido ecuánime, siguiendo el ejemplo que nos proponía el presidente de la República Manuel Azaña: “Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar”. Es arduo lo que tenemos por delante, pero convencido de la capacidad de regeneración de los isleños, seguro que podremos vislumbrar una novedosa forma de acción pública, basada en el consenso, que siempre es el mejor acuerdo.

Esfuerzo fiscal y gasto ejemplar

Por: Casimiro Curbelo Hay una cuestión que creo que no se está explicando suficientemente bien. Y hace falta que la gente la entienda. Hace muchísimos años había un programa de televisión que se llamaba "La unión hace la fuerza". Personas distintas, con diferentes capacidades, concursaban y aportaban lo mejor de cada uno para conseguir ganar puntos. Una sola persona difícilmente puede levantar un peso de sesenta o setenta kilos. Pero treinta personas juntas, con un pequeño esfuerzo, son capaces de levantar en peso un coche. Cuando se habla de hacer un esfuerzo fiscal lo que se está diciendo es que si todos colaboramos un poco más, pagando una pequeña subida en impuestos, el resultado final es que se puede conseguir mucho dinero para destinarlo a cuestiones que la sociedad necesita de manera urgente. Nadie puede negar que necesitamos más dinero para cuidar a nuestros mayores, para atender a más dependientes o para ayudar a pensionistas o familias que no llegan a fin de mes. Lo que sucede es que la gente está cansada de escuchar hablar de necesidades, pero lo que luego ve es que la política se dedica a gastar los recursos en fuegos de artificio. Lo sé perfectamente y me duele. Tanto como que se convoquen otra vez elecciones, con el dinero que supone su organización. Agrupación Socialista Gomera forma parte de un pacto de gobierno que se ha comprometido con los más débiles, con los más necesitados y vulnerables. Y vamos a llevar ese compromiso hasta sus últimas consecuencias. Hay dos Canarias muy distintas, territorial y socialmente. Hay una que disfruta de condiciones y servicios muy distintos a los que tiene otra formada por familias e islas en las que se padece una realidad distinta. Cuando este Gobierno habla de reforma fiscal, habla de realizar un pequeño esfuerzo que se soportará entre todos y que puede suponer más recursos para los que menos tienen. Nuestro estado de bienestar se basa precisamente en distribuir las cargas proporcionadamente entre muchos y especialmente entre los que más recursos tienen, para destinar lo recaudado a quienes más lo necesitan. Por supuesto que en ese esfuerzo hay dos niveles. Primero, el de nuestra propia tierra. Debemos perseguir un sistema fiscal justo y eficiente que nos permita recaudar parte de la riqueza que se produce para su redistribución. Hemos de apuntar hacia sectores donde se están generando recursos que no se distribuyen adecuadamente entre todos. Canarias tiene salarios de los más bajos del Estado y las rentas disponibles de las familias se alejan de la media peninsular mientras el coste de la vida está entre los más altos. Nuestro deber, como el de cualquiera con un mínimo de sensibilidad social, es actuar para corregir esos desequilibrios sobre la base de que quienes más beneficios obtienen en nuestras islas sean conscientes de que deben aportar también al bienestar común. En un segundo nivel, no menos importante, la tarea de este Gobierno es defender la necesidad de que Canarias cuente con una financiación estatal justa, que ahora no tiene. El Sistema de Financiación Autonómica de 2009 no es bueno para las islas. No se están financiando los costes reales de los servicios públicos, que son más caros de prestar en un territorio insular, y no se han ajustado las transferencias al aumento de población que ha registrado el Archipiélago en los últimos años. Dos recientes leyes, la del nuevo Estatuto y la nueva Ley de REF, nos van a permitir defender esta realidad con mayor soporte jurídico ante la Administración del Estado. Complementar el esfuerzo propio con la adecuación de las transferencias del Estado a los gastos reales de los servicios públicos en Canarias deben ser dos ejes que impulsen la tarea de este Gobierno. Yo creo que si la gente percibe que el esfuerzo que hace recibe una respuesta de un Gobierno austero, que dedica los fondos que recaude a labores realmente necesarias y socialmente urgentes, aceptará que cualquier pequeño sacrificio merece la pena. Lo importante no es la fiscalidad --que lo es-- sino que el gasto sea ejemplar. Y mientras nosotros estemos en un pacto que defiende primero a las personas más vulnerables, tengo la absoluta confianza en que lo será.

Por un 12 de octubre a salvo del rencor

Por: Myriam Z. Albéniz Consultando el diccionario como corresponde a quien ignora el verdadero significado de los términos, observo que se describe el resentimiento como desazón, desabrimiento o queja a resultas de un dicho o acción ofensiva que puede perdurar largo tiempo y reaparecer al ser recordado. La sensación que lo causa puede variar, desde una ligera molestia temporal a un profundo malestar que dificulte y hasta imposibilite las relaciones con el ofensor. Es un linaje de venganza atenuada, que no es tanto enojo como tristeza y aun amor disimulado. La definición se cierra con la afirmación de que el resentimiento enquistado y agravado acaba transmutando en rencor. Perversa palabra. Sigo buceando y me derivan a otros conceptos igualmente rechazables, como amargura, despecho, envenenamiento o hiel y, tras soportar semanas, meses y años la mediocridad negociadora de nuestros actuales dirigentes políticos, confieso que me sobrepasa tanta negatividad. De todas esas acepciones, la que provoca mayor conmoción en mi ánimo es la que indica su vertiente de hostilidad hacia algo o alguien. De ira no resuelta ante un acontecimiento. De enfurecimiento. De incapacidad para perdonar. Debe ser porque me resulta aterradoramente sencillo identificar a quienes la practican. A muchos de ellos les veo a diario en las televisiones, les escucho en las emisoras de radio y les leo en los diarios. Algunos son periodistas. Otros, meros tertulianos. Otros, aspirantes a ocupar cargos públicos en este país nuestro que se autodestruye poco a poco. Se trata de mujeres y hombres que no avanzan, empeñados sin tregua en asistir al castigo de quienes causaron su dolor fruto de acontecimientos sucedidos hace décadas, pero que se convierten en unos nocivos compañeros de viaje de gran impacto en su vida y, por desgracia, también en la de los suyos. Su idea de memoria histórica suele tener poco de ambas, de memoria y de histórica. De la primera, porque es muy frágil. De la segunda, porque es muy manipulable. La contienda a la que aluden tuvo lugar antes de ser engendrados pero, paradójicamente, quienes la sufrieron en carne propia (y casi todos tenemos ejemplos de ambos bandos en nuestras propias familias), aunque nunca olvidaron y reclamaron legal y moralmente la justicia que merecían y que, por supuestísimo, siguen teniendo derecho a obtener, al menos sí fueron capaces de dar muestras de generosidad y de sobreponerse a las pérdidas y al espanto lo mejor que supieron. Como bien refleja el aspecto exterior de muchos de estos contendientes contemporáneos, su permanente malestar está fuera de toda duda, resultando bastante evidente que su cara es el espejo de su alma. Tan particulares retratos de Dorian Gray reposan sobre unos atriles invisible al tiempo que, una a una, las hojas de sus calendarios van cayendo irremisiblemente. Dicen que el resentimiento es como tomar veneno esperando que la otra persona muera. Me parece una visión bastante acertada del drama. Existen demasiados seres cuya incapacidad para el perdón y para la autocrítica proviene de su firme convicción de ser los inocentes de las historias y esa condición de víctimas les incapacita para cualquier acción terapéutica dirigida a sanar su rebelado mundo interior, precisamente porque los culpables son siempre “los otros”. Decía Nietszche que el resentimiento es la emoción del esclavo, no porque el esclavo sea resentido, sino porque quien vive en el resentimiento vive en la esclavitud. No puedo estar más de acuerdo. Como tampoco puedo sentirme más aliviada de no haberlo practicado en mi vida. Tal vez sea mi herencia genética. Tal vez los valores que me inculcaron. Pero lo más probable es que, como en tantos otros aspectos de mi carácter, sea cuestión de voluntad. O de voluntarismo. O, simple y llanamente, de mi profundo convencimiento de que el tiempo es oro y no se debe malgastar visitando a diario las hogueras del alma. Feliz 12 de octubre a todos y a salvo del rencor.


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