La falsa publicidad de guachinche desparecerá de los restaurantes, casas de comidas, bodegones y tascas
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández Poco a poco, y tras años de lucha por defender a los guachinches y a sus viticultores, comienzo a ver más luz en todo este negocio del mundo de la gastronomía en Canarias. Ni que decir tiene, que ni Gobierno de Canarias; Cabildo Insular de Tenerife y propios ayuntamientos, han sabido gestionar el complejo problema de los guachinches, motivando dilatarse en el tiempo para que muchos establecimientos se aprovecharan del nombre de guachinche como carnada para los clientes. No descubro nada nuevo si digo que cientos de locales aprovecharon el gran tirón de la denominación guachinche para hacer caja y poder atraer clientes a sus negocios, llegando incluso a denominar a estos nuevos locales guachinches modernos falseando deliberamente la tradición canaria que rodea a esta denominación. Guachinche es un local propio de la isla de Tenerife, bastante arraigado a la isla, en el que se ofrece comida casera tradicional, como acompañamiento al vino de cosecha propia o de la zona. Así mismo, esto locales tradicionales tienen que tener bien visible el distintivo de G (Guachinche). Anteriormente era una V. Es por ello, y tras presentarse el pasado año una moción ante la Comisión Plenaria Permanente de Sostenibilidad, Medio Ambiente, Política Territorial, Agricultura, Pesca y Aguas en la que se debatió el día 20, sobre la actualización y mejora de la regulación de los guachinches, por Francisco Déniz, diputado del Grupo Parlamentario Podemos Canarias, donde se aprobó por mayoría. Dicha moción venía a decir: El Parlamento pide blindar el término 'guachinche' y ampliar el periodo de apertura hasta los seis meses. Esta iniciativa fue llevada a cabo por Paco Déniz y Fernando Sabater, portavoz del partido en la corporación insular, a petición de Rafael Lutzardo y Anghel Morales; cuya propuesta estuvo referenciada para la regulación de estos establecimientos tradicionales de comida como medio para impulsar el sostenimiento de la producción local y el paisaje rural. Señalar, que el de Decreto del Gobierno de Canarias 83/2013, de 1 de agosto, por el que se regula la actividad de comercialización temporal de vinos y los establecimientos donde se desarrolla, no se está cumpliendo y precisa de modificaciones, por lo que estima conveniente que el Gobierno de Canarias evalúe las consecuencias, porque a su juicio, necesitan una reforma adaptada a la situación actual. Del mismo modo, Déniz apuntó que existen varios problemas que están atacando a este sector. Por un lado, el incumplimiento de determinados locales de la normativa, en referencia a la oferta de un mayor número de platos de los permitidos, la venta de postres y bebidas que no cumplen lo establecido, y por otro, el uso ilegal del término guachinche debido a la apropiación de cada vez más restaurantes y bodegas que lo utilizan como gancho, a fin de obtener mayor popularidad. Un problema que Déniz señala como uso fraudulento y publicidad engañosa del término guachinche, que a su vez genera una competencia desleal. En alusión a este hecho, el diputado expuso que las cifras da la Comisión Turística del Cabildo no se corresponden con la realidad: unos 37 guachinches registrados frente a las recogidas por la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa del Valle de La Orotava (Apymevo), que habla de entre 500 y 1.000 guachinches. Unas cifras desproporcionadas que se explican con el asentamiento de estos establecimientos en núcleos urbanos. Déniz indica que la actividad de los guachinches genera cohesión municipal asimismo destacó que además de ser una actividad económica, cultural y de ocio, también es ejemplo de emprendimiento local que genera empleo y sinergias con otros establecimientos del entorno, motivo por el que insta su necesaria regulación y distinción. A su vez, Fernando Sabater, insistió en que el objetivo principal es sacar a los guachinches de este limbo legal e instar a los servicios jurídicos para recuperar el término. Entre las propuestas que presentó el portavoz de Podemos en el Cabildo están flexibilizar el plazo de apertura establecido -4 meses- ampliando dos más; otra sería que la uva no solo proceda del titular sino también de sus familiares y otros allegados, siempre del entorno inmediato, como una manera de proteger la producción. También se habló de modificar el actual modelo de rótulo identificativo de los guachinches y el establecimiento de la administración pública de una página Web que recoja la información disponible en tiempo real de los guachinches registrados. Sabater indicó que una vez el Gobierno de Canarias reconozca legalmente la denominación guachinche le corresponderá al conjunto de las autoridades públicas proceder a una labor de control en la que se garantice el uso no fraudulento de los guachinches y se retiré esta denominación de aquellos establecimientos de restauración que no cumplen los requisitos pautados. Como es sabido, fue en Tenerife (al inicio en la comarca de Acentejo, desde donde se extendió luego a otras zonas del Norte y del resto de la Isla) donde se consolidó en la segunda mitad del siglo XX una modalidad de establecimientos que comercializan el vino de su propia cosecha como medio para dar salida a los excedentes del producto. Conocidos a partir de un momento como Guachinches, a la venta del vino en estos locales se agregó la oferta de algunos platos de la cocina tradicional, concebidos en origen como el acompañamiento necesario para que los compradores pudieran probar los caldos de las diferentes barricas hasta decidir cuál adquirían. A partir de ahí se fueron consolidando una actividad y unos establecimientos que terminaron por arraigar en la cultura vitivinícola y popular de una parte significativa de la población isleña, y que desde hace tiempo contribuye a complementar la oferta gastronómica, y hasta turística, existente en el medio rural. Antes de seguir adelante conviene detenerse en reconocer en los guachinches un ejemplo extraordinario de emprendimiento (en una época donde tanto se usa –y abusa– de este concepto) surgido desde la base sin apoyo institucional, desde la propia iniciativa de personas y familias del medio rural insular; una manifestación de la capacidad creativa orientada a sostener la rentabilidad de la actividad agrícola, desplegada durante un largo periodo (sobre todo a partir de los años sesenta y setenta) en que la economía y la cultura rurales iniciaron un lento –y, hasta ahora, inexorable– declive, en paralelo a la creciente desagrarización y terciarización de la sociedad canaria. En definitiva, un caso digno de elogio de resistencia; se podría hablar incluso de re-existencia, entendida como capacidad de adaptación y actualización creativa para seguir existiendo y proyectando hacia el futuro una actividad económica y cultural que, como la del vino, hunde sus raíces en el tiempo. Por otra parte, se pueden reseñar también algunos aspectos del efecto de arrastre de los guachinches, como su capacidad de generación de empleo local, más allá del trabajo en el campo, durante varios meses al año a personas del ámbito familiar y vecinal; su complementariedad positiva, cuando los guachinches se desempeñan como tales, con otros establecimientos de restauración del entorno, donde la gente acude después a disfrutar del postre, tomar café o una copa. Hay que observar, también, que durante los años más duros que siguieron al 'pinchazo de la burbuja inmobiliaria' a partir de 2007, para muchas personas y familias que quedaron en paro debido a la crisis de la construcción y la hostelería, cultivar la tierra recuperando huertas abandonadas, abrir nuevos guachinches adaptando una parte de su vivienda, o emplearse en los ya existentes, constituyó una oportunidad de sostenimiento económico familiar determinante. Por otro lado, los guachinches representan una oferta gastronómica y de ocio más asequible, aunque fuera ocasional, para muchas familias y personas afectadas por la crisis (y que difícilmente hubieran podido acudir a otro tipo de establecimientos). La Disposición adicional novena del Decreto 90/2010, de 22 de julio, reguló la actividad turística de restauración y los establecimientos donde se desarrolla, siendo luego modificado por el Decreto 29/2013, de 31 de enero. Aquel decreto ya había contemplado la actividad de comercialización al por menor y por tiempo determinado de vino de cosecha propia, procedente de viñedos pertenecientes o explotados por quien la ejerce y desarrollada en establecimientos o locales en los que, además, se pueda servir comida –en resumen, los Guachinches–, como actividad turística complementaria, sujetándola a su propia normativa. Sin embargo, y desde diferentes ámbitos, se vio pronto la necesidad de proceder a una regulación más precisa de esta actividad, que ya presentaba problemas de mixtificación y alejamiento de su sentido original. En efecto, se hacía creciente el riesgo de confrontación, que podía llegar hasta instancias judiciales, con los establecimientos convencionales de restauración (bares, restaurantes, tascas y bodegones), que acusaban a los guachinches de competencia desleal al beneficiarse de una situación fiscal mucho más favorable, pese a desenvolverse en algunos casos en la práctica casi como un restaurante más. El decreto del Gobierno de Canarias 83/2013, de 1 de agosto, por el que se regulan la actividad de comercialización temporal de vino de cosecha propia y los establecimientos donde se desarrolla, surgió, pues, como resultado del esfuerzo conjunto entre una parte significativa del propio sector vitivinícola local, personas promotoras de la cultura gastronómica insular y la administración pública. Se había identificado de manera correcta la necesidad de disponer de una normativa concebida especialmente para una actividad surgida de las propias comunidades rurales, pero que hasta entonces se desenvolvía en un limbo legal que, de prolongarse en el tiempo, podría llegar a ser muy problemático. En tal sentido, se reconocía de manera explícita que La falta de regulación específica de esta actividad ha hecho proliferar una serie de establecimientos que no reúnen los requisitos propios, definitorios y originales de las bodegas y bodegones familiares, las ventas de vino, los guachinches, bochinches o buachinches, como se les denomina, pugnando en el mercado, de forma desleal, con la actividad propia de los restaurantes y bares-cafeterías. Son en definitiva, establecimientos en los que no se comercializa vino de la cosecha propia de su titular, la apertura no se vincula con la existencia del vino cosechado y producido, u ofrecen una carta amplia de comidas y bebidas y, por todo ello, no van a resultar amparados por el presente Decreto, debiendo cumplir, en consecuencia, las disposiciones aplicables a los establecimientos turísticos de restauración. (Boletín Oficial de Canarias 2013/153. Viernes 9 de agosto de 2013). Sintetizando sus aspectos esenciales, el Decreto 83/2013 vino a plantear que: Se debe garantizar que el vino comercializado en los guachinches proceda de viñedos pertenecientes o explotados por la persona que ejerza la actividad y esté elaborado por ella misma (debiendo figurar la bodega inscrita en el Registro de Industrias Agrarias y en el Registro de envasadores de vino); El periodo de apertura del establecimiento concluirá en el momento en que se agote el vino de cosecha propia, no superando en ningún caso los cuatro meses al año; La oferta de bebidas se debe limitar a vino de cosecha propia y agua, pudiéndose ofertar, como acompañamiento, un máximo de tres platos diferentes de elaboración culinaria (así como encurtidos, frutos secos y fruta cultivada por la persona titular de la actividad o producidos en la zona); La comida anterior deberá estar basada en platos arraigados en la tradición culinaria local y elaborados con productos propios de la zona; con respecto a los locales, la norma señala que deben formar parte de la vivienda, bodega o cualquier otra construcción vinculada a labores agrarias, ubicada en la propia explotación o afecta a la misma, reuniendo las condiciones y adaptaciones necesarias para servir comida en los términos señalados más arriba. Aunque en general se pueden considerar razonables las anteriores especificaciones, lo cierto es que también se identifican algunos problemas en el desenvolvimiento actual del fenómeno de los guachinches. Tales problemas se pueden agrupar en dos: por un lado, el incumplimiento por parte de determinados locales de algunos aspectos de la normativa (con frecuencia, la oferta de mayor número de platos del establecido, así como la venta de postres o algunas bebidas distintas a lo estipulado). Pero esto se puede considerar, en cualquier caso, un asunto menor en comparación con el otro problema mucho más grave: la desvirtuación del término –y, más allá, del propio concepto– de guachinche, cuando éste se mixtifica y aparece como denominación de un número creciente de bodegones y restaurantes que en absoluto lo son (ni tienen intención de serlo, salvo para utilizar el 'gancho' de la denominación y su carga de popularidad positiva), puesto que ni son propiedad de personas que cosechan uva, ni elaboran vino, ni abren sólo durante el periodo en que se dispone de caldo de producción propia, amén de ofertar una carta muy alejada de la que corresponde a los guachinches. En efecto, estamos viendo cómo aparecen establecimientos con la denominación de ‘guachinche’ fuera de su ámbito original, alejados de las áreas de producción del viñedo y rurales en general, muchas veces en medio del callejero urbano y, hasta en ciertos casos, en pleno cogollo de algunas urbanizaciones turísticas. Se trata ahora de un caso de competencia desleal a la inversa, que podría recibir la calificación delictiva de publicidad engañosa. A lo anterior se suman algunos otros detalles y aspectos mejorables que la experiencia transcurrida desde la aprobación del decreto 83/2013 permite señalar. Se pueden plantear, por tanto, un conjunto de cuestiones que harán posible desarrollar una política proactiva de apoyo a la consolidación de los guachinches como instrumento positivo para sostener la economía, el paisaje y la cultura rurales, y por extensión, la conservación del medio ambiente insular a través del mantenimiento de usos agrarios del suelo (frente a riesgos como la erosión y los incendios, entre otros). Varias de las ideas que a continuación se proponen pueden nutrir también una puesta al día de la regulación en vigor que, reconociendo sus aspectos positivos, la actualice y mejore. Los siete puntos críticos que hemos identificado son los siguientes: (Que además del primero es el más importante). Se debe recuperar desde la Administración Pública, como garante del interés general, el registro y control de la denominación ‘guachinche’, garantizando que su uso se ciñe a los usos y costumbres que se construyeron socialmente, y han quedado correctamente recogidos en la normativa. Para ello, la administración pública canaria debe registrar la marca comercial ‘Guachinche’. Y, en el caso de que estuviera ya registrada por algún particular, iniciar con toda la legitimidad y el arropamiento jurídico necesario, los trámites judiciales para su recuperación, en el bien entendido de que una denominación genérica de esas características no puede ser en ningún caso objeto de privatización. A partir del momento en que se recuperen el sentido y el control público de esta marca, se perseguirá su mal uso, instando en un plazo razonable a todos los establecimientos de restauración que lo están utilizando de forma incorrecta a que lo sustituyan, y aplicando las sanciones correspondientes a quienes no lo hagan. Se debe estudiar la posibilidad de que el plazo máximo actualmente establecido de 4 meses de apertura de los guachinches se pueda ampliar por un periodo adicional (nunca superior a 2 meses más), en aquellos casos en que la persona titular de la explotación agraria pueda demostrar de manera fehaciente –mediante comprobación, si es preciso, por parte de los servicios de Extensión Agraria del Cabildo– que el volumen de uva cosechada en la propia explotación y de vino elaborado requiere la ampliación del plazo señalado para posibilitar su efectiva venta. Esta idea se justifica en la evolución socioeconómica real que ha conocido una parte de las explotaciones agrícolas que, dentro de su proceso de adaptación y modernización (de re-existencia, como se señaló más arriba), se esforzaron en aumentar la superficie cultivada mediante la compra o arriendo de tierras colindantes (o en otros ámbitos), así como en aumentar los rendimientos, introduciendo nuevas técnicas o mejoras productivas. La razón que ha alentado tales prácticas se vincula a la necesidad de alcanzar la escala productiva suficiente para amortizar las inversiones en la mejora de la bodega familiar (nuevos envases metálicos de mayor tamaño, sistemas de fermentación en frío, etcétera) que se requieren para obtener una producción vinícola rentable y de calidad. Otro tipo de situación problemática se da entre quienes, manteniendo la producción de viñedo, y deseando sostener la modalidad de comercialización principal del vino obtenido de su propia uva a través de un guachinche, les resulta más conveniente en la actualidad fermentarla en una bodega mayor o más tecnificada de un tercero (o, incluso, en alguna de las bodegas comarcales, que fueron precisamente promovidas en las pasadas décadas por este Cabildo Insular), de las que recibe el vino en garrafones que certifican tanto la pertenencia al Consejo Regulador correspondiente a su zona como la garantía del origen de la explotación agraria que aportó la uva. Es decir, que asegurando siempre que la persona titular del guachinche sea quien cosecha la uva (y contribuye con ello a la conservación del suelo y el paisaje agrario insular), se desvincule la obligatoriedad de que sea también la encargada de elaborar el vino. De este modo es más fácil también obtener plenas garantías de lo que hoy se entiende por calidad organoléptica de los vinos, al producirse en bodegas dotadas de mejores medios técnicos, incluido el asesoramiento enológico profesional. Otro aspecto a considerar es la regulación, como ya sucede en el caso de los Mercados y Mercadillos de venta directa de agricultoras y agricultores, de que la uva que se transforma en vino comercializado en el guachinche pueda proceder también de explotaciones agrícolas cuyos titulares sean personas parientes y/o vecinas del titular de éste. Reglamentando con precisión que deben proceder de fincas situadas en la misma zona, con una delimitación espacial concreta. De este modo (como en parte viene sucediendo ya, aunque de forma alegal –por no decir irregular–), los guachinches pueden consolidar su potencial como factor de desarrollo de un ámbito local y comunitario más amplio que el del núcleo familiar restringido. Como en otros casos, correspondería a los servicios de Extensión Agraria la comprobación y, en su caso, certificación, del origen local y comunitario de esa uva. Resulta muy conveniente modificar el actual modelo de rótulo identificativo de los guachinches. Señala el decreto 83/2013, regulador de los guachinches, que en el exterior, junto a la entrada principal del establecimiento y en sitio visible, será obligatoria la exhibición de una placa-distintivo (art. 6); y que se faculta a la persona titular del departamento de la Administración Pública de la Comunidad Autónoma de Canarias con competencias en materia turística para dictar las disposiciones precisas en desarrollo y ejecución del presente Decreto, en especial para fijar el formato y las características de la placa-distintivo (Disposición Final Primera). En la actualidad, esa determinación se ha resuelto optando por el logotipo de una 'V' (suponemos que por derivación de la inicial de 'vino' o 'viña'). Pero esta opción aleja a la placa-distintivo de la percepción común de un nombre tan arraigado y popular como el de Guachinche. Además, en el presente, opción oficial puede provocar confusión con los rótulos que identifican otra actividad económica en pleno auge, como es la del Alquiler Vacacional (con sus ventajas, pero también todos sus problemas asociados), y cuyo emblema gráfico es: 'Vv'. Por las razones anteriores, parece pertinente sustituir el logotipo actual por una 'G' mayúscula, que identifique y diferencie con claridad a los guachinches. Una vez implementados los puntos anteriores, y de forma particular el señalado en primer lugar, El gobierno de Canarias y las administraciones competentes, los servicios de inspección de la Policía Turística del Cabildo de Tenerife, en estrecha colaboración con los de Extensión Agraria y Desarrollo Rural del propio Cabildo, y con los Ayuntamientos de las zonas rurales concernidas, habrán ganado la legitimidad precisa para acometer una política de inspección, control y exigencia de cumplimiento de la normativa sobre los guachinches, en los dos sentidos mencionados: que los guachinches que lo son, lo sean de verdad cumpliendo con todas sus determinaciones; y que los establecimientos de restauración de naturaleza diferente, y que también desarrollan –obvio es decirlo– una función económica, social, cultural y turística fundamentales, se abstengan de utilizar en ningún caso la denominación 'guachinche'. Por todas las razones expuestas, el Parlamento de Canarias adopta los siguientes acuerdos: Instar al Gobierno de Canarias a que, como garante del interés general en este ámbito para el conjunto del Archipiélago Canario y administración competente en su regulación, proceda a registrar la denominación comercial 'guachinche', como paso previo indispensable para garantizar que su utilización se ajusta a los usos y costumbres construidos socialmente, y reflejados en la normativa en vigor. En el caso de que esa marca estuviera ya registrada por algún particular, instar a que los Servicios Jurídicos del gobierno de Canarias inicien con presteza los trámites judiciales necesarios para su recuperación, en el bien entendido de que una denominación genérica de esas características no puede ser en ningún caso objeto de privatización. Instar al gobierno de Canarias a la modificación de la normativa recogida en el decreto 83/2013 de 1 de Agosto, que regula la actividad de comercialización temporal de vino de cosecha propia y los establecimientos donde se desarrolla (Guachinches); para que, atendiendo a los cambios en la realidad productiva de este subsector, el plazo máximo actualmente establecido de 4 meses de apertura se pueda ampliar por un periodo adicional (nunca superior a 2 meses más), en aquellos casos en que la persona titular de la explotación agraria pueda demostrar de manera fehaciente –mediante comprobación, si es preciso, por parte de los servicios de Extensión Agraria de los Cabildo Insulares– que el volumen de uva cosechada en la propia explotación y de vino elaborado en la misma requiere la ampliación del plazo señalado para posibilitar su efectiva venta. Instar también al gobierno de Canarias a la modificación de la normativa reguladora de los Guachinches en su artículo 2.1.a, para regular de forma adecuada la posibilidad de que la uva que se transforma en vino comercializado en un establecimiento de esta naturaleza pueda proceder también de explotaciones agrícolas del entorno inmediato al guachinche; reglamentando con precisión la delimitación espacial permitida, y apoyándose en los servicios de Extensión Agraria de los Cabildos Insulares para la comprobación y, en su caso, certificación, del origen local y comunitario de esa uva. Instar igualmente al gobierno de Canarias a la modificación de la normativa reguladora de los Guachinches para que se admita la posibilidad de que el vino comercializado en estos establecimientos pueda haberse producido en bodega propiedad de un tercera persona física o jurídica, siempre y cuando quede convenientemente acreditado que la uva transformada en vino procede de explotación adscrita a la persona titular del guachinche. Instar al gobierno de Canarias para que, en la actualización y modificación legal del decreto 83/2013 de 1 de Agosto, ceda la autorización definitiva de apertura de los guachinches a los Ayuntamientos, de manera que estos también puedan ejercer un control sobre los mismos en atención a la normativa vigente. El Parlamento de Canarias promoverá la modificación de la placa-distintivo actual que identifica a los establecimientos dedicados a la comercialización temporal de vino de cosecha propia (Guachinches); sustituyendo el logotipo actual por otro consistente en una 'G' mayúscula, que identifique y diferencie con claridad a los guachinches de cualquier otro tipo de actividad comercial o de restauración. Control: ver de qué manera tenemos competencias en ello también La Policía Turística del Cabildo de Tenerife, en estrecha colaboración con los servicios de Extensión Agraria y Desarrollo Rural del propio Cabildo, y con los Ayuntamientos de las zonas rurales con presencia de guachinches, una vez implementados los acuerdos anteriores y de forma particular el señalado en primer lugar, acometerán una política mucho más activa de inspección, control y exigencia de cumplimiento de la normativa sobre los guachinches, en los dos sentidos mencionados en la parte expositiva de esta Moción: que los guachinches que lo son cumplan de manera efectiva todas las determinaciones recogidas en la normativa sectorial que los regula; y que los establecimientos de restauración que no lo sean no utilicen en ningún caso la expresión ‘guachinche’ en su denominación.
Cuídate eres tu mayor tesoro
Por: Sonia Rodríguez Acosta Te has preguntado alguna vez cuanto tiempo te dedicas al día para ti. Ese tiempito que es exclusivo para cuidarte y mimarte, vivimos en un día a día de correr y sin darnos cuenta nos perdemos en la inmensidad del mundo, sin cuidar nuestro propio mundo interior. Sin cultivar nuestro propio jardín para que nuestras propias flores florezcan. Eres el único que va a vivir toda la vida contigo mimarte y cuidarte es tu elección. Saca un tiempo al día para ti, para hacer deporte, meditar o hacer lo que más te apetezca. La palabra cuidarse engloba muchas cosas. Por la primera que vamos a empezar es por la alimentación, no olvides que somos lo que comemos, cuida muy bien lo que comes. Evita las grasas saturadas y las comidas muy procesadas. Los dulces, se ha demostrado que son dañinos para muchas enfermedades entre ellas el cáncer. Por supuesto una dieta variada incluye frutas y verduras tan ricas en fibra lo que ayudara a nuestro sistema digestivo. Se ha demostrado que los intestinos son nuestro segundo cerebro y que tiene una conexión directa con nuestro estado de ánimo. En segundo lugar mencionare el deporte para mi es una terapia, escoge aquel que se acerque más a tus necesidades. Hacer deporte sin duda es ganar calidad de vida. A continuación hablare de algo que para mí es muy importante de echo lo realizo todos los días y es meditar. Tiene múltiples beneficios tales como mejorar tu salud física y mental. Yo te recomiendo que si vas a empezar a meditar empieces por cinco minutos y luego vayas aumentando progresivamente. Por supuesto luego está la vida social, reunirse con gente bonita como yo denomino a la buena gente. Gente que te sume y te haga sentir bien. Es muy importante sentirte bien con los que te rodean. La familia no siempre es de sangre, hay amigos que se vuelven familia, tomar café o lo que sea con amigos se vuelve terapia. Terapia de la buena compartiendo risas y complicidad. Disfruta de cada pequeño momento y llénate de buena vibra, Alejandro Sanz decía en una de sus canciones, concretamente en la de cuando nadie me ve solo es eso vivir ¿por qué es tan difícil? Muchas veces es difícil porque no cuidamos de nosotros mismos. No nos paramos a mirar nuestras necesidades y lo que sentimos si no que actuamos como robot de forma programada. Lo cierto es que no controlamos nada, si no cuidamos de nosotros nadie lo hará. Cuidarse es quererse y cuando aprendes a quererte todo cambia, y no porque cambie nadie sino porque cambias tú. Por eso es tan importante cuidarse y quererse, recuerda eres tu mayor tesoro cuidarte depende de ti. Valorarte como la persona que eres con todo lo integrado en ti, tus vulnerabilidades, sutilezas, habilidades, dolores etc... Todo eso habita en ti, nadie es como tú y ese es tu súper poder. Cuida tu cuerpo, mente y espíritu, ve a terapia si es necesario, crece como la flor hermosa que tienes en tú jardín. Cuídate como la cuidas a ella trátate con amor y cariño, se asertivo y pon límites. Saca tu mayor fortaleza ante esa adversidad y se como las estrellas que nunca dejan de brillar.
Es una buena noticia, la mejor
Por: Óscar Izquierdo Presidente de Fepeco Hay que destacar la transcendencia del sector de la construcción en nuestra comunidad autónoma. Puede entenderse como un argumento reiterativo y, sin embargo, resulta casi forzoso, dado que no se ha acabado de percibir su función tan vital. Efectivamente, construir es adaptar la naturaleza física a las necesidades básicas de las personas y de la sociedad. Humaniza la geografía, al disponerla a un mejor servicio a sus residentes. Se construye para aumentar la calidad de vida y el bienestar social, siendo una actividad imprescindible para el desarrollo de las más variadas relaciones, desde las primarias, a través de la vivienda, a las de más contenido social como centros docentes o sanitarios. En Canarias padecemos una grave deficiencia en dotación de infraestructuras, debido principalmente al desconocimiento, por parte de la Administración central, de una realidad archipelágica, insular, en medio del Atlántico, que no ha recibido históricamente la financiación suficiente. Y por otro lado, la evidente falta de gestión de la Administración canaria, incapaz de cumplimentar plazos, proyectos y planificaciones. Por lo tanto, es recomendable un mayor esfuerzo, que haga posible generar infraestructuras básicas o estructurales, que permitan desarrollar la actividad productiva en las mejores condiciones posibles y deseables. Todos los territorios que gozan de un alto nivel de desarrollo integral disponen de las infraestructuras que permiten su crecimiento económico y social. Las redes de transporte, carreteras y comunicaciones; de energía, hidráulicas, equipamientos comunitarios en sanidad, educación, cultura, deporte y ocio; hacen más eficaces todos los procesos socioeconómicos de producción, distribución; facilitando el consumo responsable y la integración de todos los factores productivos, que inciden para conformar una convivencia saludable y beneficiosa. Hay que articular una política valiente que estimule la inversión, que seguro tendrá repercusiones positivas para todos y por eso se necesita una administración eficaz y rápida. El retraso sistemático de cualquier gestión burocrática no se entiende en un mundo digitalizado. Hace falta modernizarla, que no significa hacerla más grande, sino mejor, con capacidad de reacción, dando respuesta con soluciones, al tejido empresarial en particular y a la ciudadanía en general. Tenemos que construir sobre lo construido, que es sencillamente rehabilitar, reformar, conservar o mantener, pero también, hay que edificar obra nueva, la demanda está pidiéndola imperiosamente, las necesidades son muchas y la respuesta está en la eficiencia energética, la accesibilidad, la digitalización, productos novedosos, nuevas formas constructivas, para hacer la vida más confortable. Es decir, incorporar las mejores soluciones constructivas y tecnológicas, que permitan mejorar los plazos, los costes y la calidad de las nuevas promociones. Porque el sector no sólo crea trabajos, sino que también capta mayor cualificación en los perfiles profesionales, sin olvidar que, por cada puesto laboral creado por la construcción, se añaden 2,6 en otros sectores económicos, que se ven influenciados y potenciados por la actividad constructiva, por lo que se deduce que el beneficio es mayoritario, o como se dice ahora, global. Es una buena noticia, además de esperanzadora, que la construcción vuelva a asumir un papel preponderante en la economía canaria, porque implica trabajo, empleo, actividad, mejoras, comodidad, confort. Ahora solo falta que las administraciones públicas no pongan pegas, sean más diligentes, no entorpezcan las iniciativas e inversiones con su habitual torpeza. Aunque a algunos no les guste y se irriten, la construcción suma potencialidades, sirviendo para el desarrollo sostenible, es una evidencia.
El Carnaval como expresión multicultural
Por: Paco Pérez pacopego@hotmail.com En comentarios anteriores me he referido a las fiestas de las carnestolendas como negocio y como excusa. Pero el Carnaval tinerfeño también tiene otras cosas positivas y no solo son borracheras, intoxicaciones etílicas y abuso desmedido de otras sustancias tóxicas como el cannabis o la cocaína. Ni tampoco es un desmadre sexual generalizado, aunque sí se den casos de "kikis" callejeros o en los portales de muchas viviendas del centro urbano, en las explanadas del muelle o en parques y jardines. Cada uno disfruta como puede... El Carnaval es también una manifestación cultural del pueblo tinerfeño, un crisol de expresiones artísticas múltiples, procedentes de diferentes partes del mundo que, sin duda, enriquecen estas fiestas invernales, mucho más variadas y completas que los elegantes bailes de máscara de Venecia, que las carrozas y las escuelas de samba de Brasil o las no tan llamativas celebraciones de Düsseldorf. La Isla en estas fechas es un compendio de diversos carnavales. Las murgas, con su humor y con su crítica ácida, son hijas de las chirigotas de Cádiz; el espíritu alegre de Río de Janeiro lo tenemos aquí expresado en el agradable y bullanguero ritmo y armonía de la comparsas; la música lírica, con arias de ópera y fragmentos de zarzuela a cargo de las rondallas y las agrupaciones musicales con destacadas puestas en escena de bailes y canciones de toda la vida. A todo esto hay que añadir, además de la Gala donde se elige a la Reina del Carnaval, la masiva participación del pueblo isleño en dos explosiones de alegría, color y diversión, manifestadas en la Cabalgata del viernes, que precede al sábado más festivo del año, y en el Coso del martes siguientes, con decenas de miles de participantes del pueblo, sin distinción de clases, condiciones sociales, creencias o maneras de pensar de quienes habitan este Archipiélago. Destacar, por último, el carácter pacífico del Carnaval (con incidentes de violencia muy aislados), que demuestra el civismo y el saber estar de nuestras gentes. Es rarísimo que se produzcan agresiones e intentos de homicidio en la capital tinerfeña estos días, algo de lo que no pueden presumir en otros lugares, porque aquí se evita a toda costa que la sangre llegue al río. Y existe un pacto asumido por la población en el que se deben evitar discusiones y peleas callejeras.
Santa Cruz: para y por los jóvenes
Por: José Manuel Bermúdez Alcalde de Santa Cruz de Tenerife A principios de esta semana quedó abierta definitivamente la nueva Casa de la Juventud de El Toscal, tras un proceso de rehabilitación integral de la conocida como Casa Lázaro o Casa Siliuto, en pleno corazón de Santa Cruz. Se trata del primer equipamiento de este tipo en el municipio, al que se unirá en el futuro otros en distintos distritos. Nuestra intención es que haya, por lo menos, una Casa de la Juventud por cada uno de ellos. La apertura de Siliuto, por tanto, fue un acto mucho más que simbólico. Básicamente, porque se trata de la constatación práctica de un triple compromiso del Ayuntamiento y del grupo municipal de gobierno: con la rehabilitación del patrimonio histórico, con el impulso de un barrio y con la juventud. Es decir, la concreción de un compromiso con el pasado, con el presente y con el futuro de nuestra ciudad. Esta obra es, en todo caso, una más de las que estamos promoviendo para la rehabilitación de nuestro rico catálogo de bienes patrimoniales y para su disfrute por parte de todos. El Ayuntamiento está invirtiendo 25 millones de euros en diversos proyectos de restauración patrimonial, que se encuentran en diversas fases administrativas. Muchos de ellos están en el período de redacción de proyectos, otros en la fase de licitación de obra y otros ya se han concluido. Entre los terminados está, además de esta casa, la plaza de Los Patos. En fase de inicio inminente de las obras están la Casa Mascareño, en el barrio de La Salud, donde irá otra Casa de la Juventud; o la primera fase del Palacio de Carta. En redacción de proyecto tenemos la rehabilitación del Templo Masónico o las antiguas escuelas de Artes Aplicadas, en Ireneo González, o de Comercio, por citar solo algunas actuaciones En este caso concreto, la Casa contribuirá a revitalizar uno de los barrios más característicos de la ciudad, donde probablemente late con mayor fuerza el corazón chicharrero. Y cuando entre en vigor el Plan Especial del Conjunto Histórico de El Toscal, que esperamos sea en las próximas semanas, estoy convencido de que se producirá un despegue definitivo del barrio. Habrá seguridad jurídica para que los propietarios puedan invertir con garantías en la rehabilitación de los inmuebles privados y las empresas, en la generación de nuevas actividades económicas y en la creación de empleo. Esta Casa de la Juventud se unirá a otras que queremos abrir en el resto de Distritos municipales, atendiendo las necesidades detectadas por nuestros técnicos y las demandas planteadas por los propios jóvenes. A este respecto, me gustaría recalcar el cauce de diálogo que siempre hemos tenido abierto con la población juvenil, reforzado ahora con la puesta en marcha del Consejo Municipal de la Juventud. Un diálogo que sustenta asimismo el diseño de la programación de Distrito Joven, con más de 4.000 inscritos, y la organización de actividades extraescolares en nuestros colegios, de carácter gratuito, tanto educativas como deportivas. Los jóvenes tienen sitio en Santa Cruz y el Ayuntamiento seguirá trabajando para dar cobertura a sus necesidades e inquietudes, tanto en la cesión de inmuebles para su uso como en los planes y programas que ejecutemos, siempre desde la cooperación y el consenso. La Casa de la Juventud de El Toscal, como las que vendrán en el futuro, se levanta para y por los jóvenes. Para y por Santa Cruz.
El carnaval como excusa
Por: Paco Pérez pacopego@hotmail.com A principios de los años sesenta, cuando el Carnaval chicharrero iba a ser prohibido por las autoridades franquistas y, en particular, por el gobernador civil (creo que era Pablos Abril) siguiendo instrucciones de la Dirección General de Seguridad del Ministerio de la Gobernación, el entonces delegado de Información y Turismo, Federico Opelio Rodríguez Peña, con el expreso apoyo del Obispo de la Diócesis Nivariense, Domingo Pérez Cáceres, lograron convencer al "poncio de turno" para que permitiera la celebración de las carnestolendas, que pasaron a denominarse "Fiestas de Invierno", hasta la llegada de la Democracia. Con muy buen criterio, tanto don Opelio como don Domingo pensaron que lo mejor era que la gente saliese a las calles, se divirtiera y celebrase sus carnavales, una tradición consolidada en esta Isla, sencillamente porque el ser humano necesita momentos de libertad y de expansión, aunque para ello necesite disfrazarse, beber más de la cuenta o cometer algunos desmanes . Un entiende los Carnavales como una excusa para transgredir ciertas normas de comportamiento, porque hay quien dice que las reglas se hacen para ser incumplidas. El ser humano necesita válvulas de escape para sus problemas cotidianos y no hay nada mejor para ello que dar rienda suelta a sus apetencias festivas. De ahí que se entienda hasta cierto punto el comportamiento de los carnavaleros, que los hay de toldo tipo y condición, en una especie de "totum revolutum" en donde se mezcla la tranquila familia con sus hijos menores de edad que disfrutan de las actuaciones matinales en el centro de la ciudad, con los noveleros que acuden a los distintos concursos, los jóvenes que se desmadran con el alcohol y las drogas durante unos días con los que exhiben sus coches antiguos durante la Piñata. O quienes aguantan horas y horas bailando al aire libre en medio de una música ensordecedora u otros que prefieren echar un "kiki "entre dos coches aparcados junto a la acera de una calle más o menos oscura. Todo eso son los carnavales, una antigua fiesta pagana, llena de desenfreno, que precede a la Cuaresma y a la Semana Santa, un período de recogimiento y de oración. Hay gente para todo, incluso para lo que no queremos saber nada, a nuestra edad, de estas fiestas populosas y populares. Y quienes aprovechan los Carnavales para mandarse a mudar de aquí y hacer un corto viaje por esos mundos de Dios. Amén.
El carnaval como negocio
Por: Paco Pego pacopego@hotmail.com El Carnaval, como cualquier fiesta importante, es un negocio, porque crea una gran actividad económica y una destacada bolsa de empleo, aunque sea sumergido, en los lugares donde se celebra. Muchas familias el área metropolitana tinerfeña, en especial, viven todo el año para y por estos festejos paganos. Gente que trabaja para las fiestas gran parte del año, cuyo trabajo es una fuente fundamental de sus ingresos. Hay muchos colectivos de profesionales que dependen del Carnaval: comerciantes de telas, tejidos y disfraces, diseñadores y costureras de los trajes y fantasías de distintos grupos que concursan: rondallas, comparsas, murgas, agrupaciones musicales, disfraces individuales y por grupos, etcétera, así como los trabajadores eventuales que montan escenarios y organizan diversos eventos. También viven de estas fiestas invernales cantantes de renombre y artistas isleños, así como diversas orquestas que tocan e interpretan piezas musicales en los numerosos escenarios dispuestos en las calles. No hay que olvidar a los feriantes itinerantes, que recorren media España acudiendo a las principales fiestas y no se olviden del sector turístico (hoteles, coches de alquiler, guías, restaurantes) que hacen su particular agosto en pleno invierno, además de la promoción que se hace de la Isla a través de medios de comunicación españoles y de diversas partes del mundo. Por todo ello y por otras múltiples razones, el Carnaval representa un negocio fundamental para diversos sectores económicos y para colectivos profesionales y laborales que dependen de una de las más importantes fiestas que se celebran anualmente en Tenerife y en Canarias.
Luchar por los que más lo necesitan
Por: Casimiro Curbelo Presidente del Cabildo de La Gomera y Portavoz de ASG en el Parlamento de Canarias Nuestra sociedad insular es ineficiente en el reparto de riqueza. Lo sabemos. La redistribución a través de los salarios es de las más bajas de España. Y en tanto conseguimos cambiar esa inaceptable realidad, es necesario que ayudemos a las familias a través de un esfuerzo suplementario de las administraciones públicas. Una sociedad que no atiende a sus mayores no merece llamarse así. Un país que no lucha por las personas que están en situación de pobreza o de exclusión social, es un país fracasado. Un pueblo que no trabaja para que todos sus habitantes disfruten de la misma calidad de vida y de servicios, está equivocando su camino. Existe la percepción en la gente de que cuando llegan las elecciones, los políticos se dedican a inaugurar obras y a hacer todo lo que no habían hecho en los cuatro años de su mandato. Como si les entraran prisas para que se viera que han hecho algo. No voy a negar yo que eso les pase a algunos y algunas, pero la realidad hoy en día, con las garantías y tutelas que existen en las administraciones públicas, es que para poder hacer algo hay que pasar por un largo calvario de trámites que a veces desesperan a los que están fuera, a los ciudadanos y empresas, y a los que estamos dentro de la gestión de los asuntos públicos. El Cabildo de La Gomera ha presentado estos días el inicio de las obras del nuevo Centro Sociosanitario de nuestra isla, un proyecto que supondrá una inversión de más de trece millones de euros y que creará 185 plazas para personas mayores que necesitan atención especializada. Y que vendrá a sumarse a las 101 plazas que ya tiene nuestra isla. Es un proyecto del que nos sentimos especialmente orgullosos. Pero mucho más porque la Agrupación Socialista Gomera ha promovido, con otras fuerzas políticas, un cambio de mentalidad en Canarias. Los planes del Gobierno de Canarias prevén la creación en los próximos años de cinco mil plazas sociosanitarias en las islas. Y este plan de atención a los mayores es la demostración de que algo está cambiando en la percepción de la sociedad que se ha tenido hasta ahora. Canarias, durante muchos años, ha basado sus estrategias de actuación pública en el desarrollo económico y las infraestructuras necesarias para que eso se produzca. Y está bien, porque si no hay riqueza no hay posibilidad de recaudar impuestos para dedicarlos a actuaciones sociales. Pero, para nosotros, ese tránsito entre los recursos que se obtienen y su inversión en la sociedad tiene que dirigirse de forma prioritaria a los sectores más necesitados, a las personas más vulnerables. Nosotros hemos contribuido de forma decisiva a esa mentalización. Lo hemos hecho defendiendo que en Canarias existen islas de dos velocidades. O lo que es lo mismo, canarios que tienen peores condiciones para disfrutar de una misma calidad de vida. Hemos defendido la necesidad de establecer políticas especiales que discriminen positivamente a las personas que viven en islas con menor desarrollo económico, con mercados más pequeños y con mayores sobrecostos producidos por la doble insularidad. Y al mismo tiempo, hemos defendido que existen en la sociedad de Canarias amplias bolsas de personas que necesitan una atención especial, como los parados de larga duración, las familias sin ingresos, las que se encuentran al borde de la exclusión social o las personas mayores que están siendo abandonadas a su suerte sin que las administraciones públicas se preocupen por garantizarles una vejez digna. El plan de creación de residencias para mayores es una respuesta a esa lucha. De forma muy intensa, desde que salimos de la terrible crisis económica, los gobernantes están dirigiendo su mirada hacia las personas menos favorecidas. Por primera vez --en términos de esfuerzo presupuestario-- las transferencias de riqueza se están destinando de forma prioritaria hacia los más desvalidos. Por supuesto que hay que crecer, pero más importante que el crecimiento económico en sí es que el producto de esa riqueza alcance de verdad a quienes más lo necesitan. Nuestro esfuerzo por conseguir por una Sanidad más justa, más equitativa, que potencie su presencia en las islas no capitalinas y garantice la misma atención que la que se recibe en las grandes islas de Canarias, no ha terminado. Pero ha obtenido sus primeros frutos. Hemos conseguido mejorar la conectividad y las infraestructuras de nuestra isla. Pero es igual de prioritario que demos a nuestros ciudadanos una vida digna y feliz. Ese es el camino que empezamos hace cuatro años. Hoy no tenemos ninguna cinta que cortar, porque para nosotros, las elecciones se celebran todos los días durante cuatro años.
Los robots del futuro contra la mano laboral del hombre
Por: Rafael J. Lutzardo No hay dudas de que el avance tecnológico del comienzo del siglo XXI avanza a velocidad de crucero. Una tecnología que se interpone entre el ser humano y la rebótica como medio de divulgación científica y tecnológica. Al igual que sucediera en la segunda parte del siglo XVIII y comienzo del siglo XIX; tuvo lugar un periodo que quedó en la historia como Revolución Industrial, motivando grandes transformaciones y donde la máquina como herramienta industrial y científica sustituyó la mano del hombre. Hay que recordar, que con la Revolución Industrial, nacida en el epicentro de Inglaterra, motivó que la industria y las actividades manufacturadas sustituyeran al trabajo manual. Esto supuso la mecanización de múltiples procesos productivos y la eliminación de miles de puestos de trabajo, ya que dichas tareas pasaron a ser realizadas por máquinas. Algo parecido esta ocurriendo en la actualidad de este comienzo del siglo XXI, donde los robots se hacen fuertes en el mundo laboral y están revolucionando los entornos de trabajo. Es por ello, que el objetivo de esta revolución mecanizada es adelantarse a un futuro con puestos totalmente automatizados, sobre la mesa del Parlamento Europeo descansa una propuesta, conocida como Informe sobre Personas Electrónicas, que pretende que las máquinas inteligentes paguen impuestos y coticen a la Seguridad Social. Ante esta nueva revolución industrial robótica, un informe augura que el 34% de los empleos actuales estarán en peligro en 2030 en España por lo que la automatización hace revivir un debate que ya afrontó en parte el Parlamento Europeo hace un año. Sin embrago, ya no es cosa del futuro. Los robots sustituyen progresivamente a los trabajadores y eso implica cada vez menos ingresos para la Seguridad Social. De ahí, la preocupación del sindicato UGT, el cual propone "que los beneficios que producen las nuevas tecnologías a costa de los puestos de trabajo se repartan". Del mismo modo, el Foro de Davos prevé que hasta 2020 se destruyan más de cinco millones de puestos de trabajo por la robotización. Según la OCDE, España será el tercer país más afectado tras Austria y Alemania. Aquí está en peligro el 12% del empleo, el equivalente a dos millones de trabajadores. La idea de que los robots paguen impuestos no es nueva; en mayo, los progresistas la llevaron al Parlamento Europeo. Las empresas del futuro ya comienzan a planificar estrategias laborales de cara al rendimiento y costes que les pueden suponer un robot y un ser humano en el mundo labora. Es decir, los robots nunca están enfermos, no se quejan ni se cansan, tampoco se marchan de vacaciones o pierden el tiempo con llamadas telefónica. Son 'casi' un sueño para muchos responsables de recursos humanos: más baratos y eficaces. Cada vez más tareas, antes reservadas a los humanos, las desempeñan ordenadores y robots. Asistimos a una nueva revolución que no contribuirá al restablecimiento del pleno empleo en ningún país, pero puede potenciar las cualidades individuales de cualquier trabajador. Así pues, y ante este nuevo fenómeno industrial tecnológico en el mundo laboral, la Unión Europea apuesta sobre la necesidad de que los robots coticen y paguen impuestos como cualquier trabajador para mantener el estado de bienestar. El proyecto abre el debate sobre la posibilidad de crear una bolsa común para todo tipo de máquinas inteligentes o crear un impuesto individualizado en función de categorías. Otra duda que se plantea es a quién se debería gravar, si al propietario del robot, a quien lo fabrica o a quien lo emplea en sus instalaciones. E, incluso, con qué periodicidad. En España, la ley que regula el IRPF no permite la posibilidad de que se establezca un impuesto a las máquinas, ya que sólo prevé que se aplique a las personas físicas. Esta idea también exigiría revisar el Impuesto de Sociedades, ya que éste sólo hace referencia a las personas jurídicas, pero no incluye a las electrónicas (robots). La ley de la Seguridad Social necesitaría una actualización, porque de lo contario, al gravar a los robots, éstos también tendrían derecho a las prestaciones sociales.
Ya empezaron las encuestas: no nos queda nada...
Por: Paco Pérez pacopego@hotmail.com En los últimos días me han llamado a casa varios encuestadores anónimos para preguntar sobre mis preferencias electorales y me da la ligera impresión que estos sondeos están pagados por Coalición Canaria, que este año se va a gastar un dineral en las campañas de las autonómicas, insulares y locales y también una buena cantidad para que Ana Oramas conserve su escaño en el Congreso de los Diputados. En esos sondeos siempre preguntan por esta parlamentaria lagunera y en casi todas mencionan a Fernando Clavijo, el actual presidente del Gobierno de Canaria; por Carlos Alonso, el titular del Cabildo Insular de Tenerife hasta el próximo mes de mayo y por el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz. Extrañamente no figura en las encuestas el nombre del alcalde santacrucero Jose Manuel Bermúdez. Parece que a Coalición Canaria les preocupa mucho la valoración que los encuestados hacen de otros líderes políticos y, en concreto, los encuestadores preguntan por el líder de Nueva Canaria, Román Rodríguez; por el político Santiago Pérez, que encabeza la lista de Avante La Laguna; por el candidato regional del PP, Asier Antona, sin duda sus rivales más directos, y no hacen alusión ni a Ciudadanos ni a Podemos, seguramente porque los responsables de CC no ven como competidores directos. Las dos campañas electorales de los comicios de abril y mayo van a estar "moviditas", por varias razones. A nivel nacional, porque las derechas (PP, Cs y Vox) quieren recuperar el poder como sea, Podemos no quiere oír de descalabro y Pedro Sánchez intentará agarrarse como sea a las columnas del Palacio de La Moncloa. En el Archipiélago existe la posibilidad real de que Coalición Canaria sea descabalgada del Gobierno después de disfrutarlo durante casi cuarenta años, como sucedió en Andalucía recientemente con el PSOE, y los responsables de la opción nacionalista (sic) lo saben y temen perder el control en muchas instituciones isleñas... Y eso.