La pandemia actual y la catarsis que se avecina
He comentado desde hace meses con mi reducido número de amigos (conocidos tengo miles, pero amigos de verdad muy pocos, y algunos de ellos pueden testificar que es verdad lo que ahora les expreso) que la Humanidad necesitaba una catarsis, tiempo antes de que se conociese la propagación de la pandemia provocada por el coronavirus, con miles de muertos en los cinco continentes de la Tierra.
Hacer del limón limonada
Estamos viviendo unos momentos difíciles, nunca vistos, con unas perspectivas llenas de incertidumbre. La crisis sanitaria provocada por el coronavirus es global, afecta a todos y en todas partes, nadie es inmune a sus consecuencias de una manera u otra. La preocupación es evidente y no es para menos, la pandemia asusta a nivel personal, inquieta en lo político, angustia socialmente e intranquiliza en el tejido empresarial. Pero es oportuno luchar, no dejarse amilanar, asumir los retos con espíritu de victoria, porque hay que vencerlos, aunque cueste. Ya lo decía Victor Hugo: "incluso la noche más oscura terminará con la salida del sol".
Pandemia: no hay mal que por bien no venga
Al margen de consideraciones económicas, científicas y médicas, de las que ni entiendo ni papa (porque no soy economista, ni científico ni médico, es evidente) me gustaría resaltar algunas cosas positivas que, por desgracia, nos está dejando esta pandemia mundial provocada por el corona virus.
Coronavirus: lo peor está por llegar, pero debemos ser optimistas
No hay que ser alarmistas y mantener la serenidad y la calma, pero no es menos cierto que lo peor está aún por llegar, como consecuencia de la crisis humanitaria provocada por este maldito coronavirus, que ha "cogido en calzoncillos" a la mayoría de los gobiernos de los países de Occidente, porque los dirigentes políticos subestimaron la importancia de la situación al conocerse los primeros casos de infectados en China, a finales de diciembre del pasado año, creyendo que la expansión de los contagios no sería tan rápida y tan masiva.
Vivir no era lo que pensaba (Covid-19)
Regreso a este lugar donde tantas veces he encontrado la calma, en un momento que, imagino, todos hemos calificado como poco de "surrealista". Nos levantamos cada mañana deseando conocer la evolución de esta crisis sanitaria que nos ha cambiado la forma de ser y de sentir; que nos ha puesto la vida patas arriba y que se ha metido dentro de cada uno de nosotros en forma de nudo; de esos que aprietan fuerte y cortan las respiración. Aunque hablo metafóricamente, esta pandemia protagonizada por un único enemigo llamado COVID-19 o Coronavirus, ya le ha quitado la respiración a miles de personas en todo el mundo. Ellas no tendrán la oportunidad de contarle a las futuras generaciones cómo un bicho invisible nos cambió la vida, nos arrebató la libertad durante un puñado de días y arrasó con la sonrisa de tanta gente. Ellos no podrán recordar esta pandemia como un mal sueño porque ya duermen eternamente. Mientras la mayoría de la población intentamos resguardarnos del enemigo, miles de personas siguen trabajando, luchando y exponiéndose cada día al contagio, para tratar de frenar y controlar este monstruo sin piedad que nos vapulea desde su privilegiada posición de invisibilidad.
El Coronavirus y los Beneficios Sociales del Teletrabajo
La intensa crisis sanitaria a escala mundial tendrá un alto coste social en términos de vidas humanas y de comportamiento y sin duda generará cambios importantes en las condiciones de vida en el futuro. Según Carbon Brief ( https://www.carbonbrief.org/analysis-coronavirus-has-temporarily-reduced-chinas-co2-emissions-by-a-quarter ) el coranovirus ha reducido un cuarto la emisiones de CO2 de China debido a la reducción de la actividad industrial. Pero asdemás se ha producido un cambio importante en la relación entre muchas empresas y trabajadores al requerir que muchas personas estén realizando en este momento su trabajo de manera no presencial.
No cometer dos veces el mismo error
Hay que decir la verdad: ninguna sociedad está preparada para afrontar una pandemia como la que está enfrentando el mundo en estos momentos. Hay quienes dicen que en países como Italia o España se ha reaccionado tarde y mal ante el Covid-19. Es probable que tengan razón en que las autoridades sanitarias no supieron evaluar con prontitud los efectos letales de esta nueva enfermedad. Pero no es una excepción de nuestros países. Les ha ocurrido a todo el mundo, desde China a Estados Unidos. Hasta que los expertos empezaron a poner encima de la mesa las cifras de millones de muertes, si no se atendían los casos más graves, los gobernantes de las grandes potencias no se dieron cuenta de que este coronavirus era una amenaza mucho mayor de la que habían pensado.
Paranoia contaminante de Nicolás Maduro
Esto no hay quien lo entienda. Es decir, Una Venezuela, donde decenas de niños están muriendo por escasez de medicinas y alimentos, la mayoría de las castas más bajas del país caribeño, tienen dificultades para calmar el hambre de sus hijos; la exhortación de Nicolás Maduro a las mujeres, para que tengan varios hijos, ha generado una gran polémica a nivel mundial. Lo que faltaba por escuchar. Venezuela se muere de hambre y carente de medicinas y el dictador propone a las mujeres venezolanas que paran seis hijos. Sin duda, paranoia mental, acompañada por una fiebre contaminante de un virus ideológico. Un virus, y no precisamente por el coronavirus, que ya es un gran problema, el que arrastra el chavismo de Nicolás Maduro.
PSOE de la Gomera: es hora de arrimar el hombro
Nos estamos enfrentando estos días al mayor reto social y económico de nuestra generación y aún de la de nuestros padres y abuelos. Toca arrimar el hombro entre todos, ser más humanos, estar más unidos que nunca y mirar al futuro de frente, con esperanza y buen ánimo.
Ya no quiero hablar a los políticos.
No, ya no quiero hablar a los políticos, quiero hablar a mis vecinos, a mi familia, a mis amigos, a mi gente, a todos y todas quienes estos días están perdidos, desalentados, preocupados e incluso indignados. No vale la pena seguir dirigiendo palabras ni gastando fuerzas en dirigirse a quienes no son capaces de tomar medidas valientes y eficaces para salvar a los autónomos y a las pequeñas empresas, ofreciéndoles no sobrevivir a esto sino cerrar sus puertas y esperar a que les venga algún subsidio a ellos y a sus empleados.