22.03.2020 | Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
No hay que ser alarmistas y mantener la serenidad y la calma, pero no es menos cierto que lo peor está aún por llegar, como consecuencia de la crisis humanitaria provocada por este maldito coronavirus, que ha "cogido en calzoncillos" a la mayoría de los gobiernos de los países de Occidente, porque los dirigentes políticos subestimaron la importancia de la situación al conocerse los primeros casos de infectados en China, a finales de diciembre del pasado año, creyendo que la expansión de los contagios no sería tan rápida y tan masiva.
Está clarísimo, pues, que las autoridades "competentes" de la Unión Europea reaccionaron muy tarde y, especialmente en Italia y en España, dos países donde vivimos una dramática situación sanitaria y social, porque el número de casos de afectados está aumentando de una manera alarmante y existe una preocupante carencia de materiales e instrumentos adecuados para hacer frente a la mayor crisis de la era contemporánea global en épocas no bélicas.
Escrito lo anterior, no debemos perder la esperanza, porque aunque se está luchando contrarreloj, vamos a vencer al coronavirus, si bien es verdad, como he apuntado al inicio de este comentario, que lo peor está por venir, sobre todo por las graves consecuencias que la actual situación va a tener en la salud de la población y en la economía mundial.
Vivimos tristes y preocupantes momentos, sobre todo pensando y meditando sobre el futuro: aumentará el desempleo, tendremos menos poder adquisitivo, muchas empresas desaparecerán y nos enfrentaremos a graves problemas, como un empobrecimiento general de la Humanidad.
No nos engañemos, porque las consecuencias de todo esto afectará también a la salud de millones de habitantes del planeta, que padecerán/padeceremos algunos trastornos mentales, como estados de nerviosismo, ansiedad y depresión e incluso de histeria colectiva.
No obstante, tenemos que aceptar esta situación de una manera optimista, porque el ser humano ha superado siempre momentos difíciles a lo largo de la Historia, y esta vez no será una excepción, porque estamos absolutamente seguros de que, más o más temprano saldremos adelante, por lo que hay que mantener la serenidad por encima de todo, a pesar de que miles personas, conocidas o no, dejen de existir por culpa de esta pandemia.
No nos queda otra, por ahora, que seguir encerrados en nuestras casas, para detener la expansión del virus. De momento, se va a ampliar en toda España el estado de alarma quince días más, una decisión responsable para ganar esta inesperada guerra. Debemos, en todo caso, ser conscientes de lo que está sucediendo, ser siempre positivos y no desesperarse, porque el Bien siempre derrota a su enemigo, aunque a veces cueste mucho. ¡Venceremos¡