Hacer del limón limonada

23.03.2020 | Redacción | Opinión

Por: Óscar Izquierdo

Presidente de FEPECO

Estamos viviendo unos momentos difíciles, nunca vistos, con unas perspectivas llenas de incertidumbre. La crisis sanitaria provocada por el coronavirus es global, afecta a todos y en todas partes, nadie es inmune a sus consecuencias de una manera u otra. La preocupación es evidente y no es para menos, la pandemia asusta a nivel personal, inquieta en lo político, angustia socialmente e intranquiliza en el tejido empresarial. Pero es oportuno luchar, no dejarse amilanar, asumir los retos con espíritu de victoria, porque hay que vencerlos, aunque cueste. Ya lo decía Victor Hugo: "incluso la noche más oscura terminará con la salida del sol".

Dicen que de las grandes crisis salen nuevas respuestas a problemas estancados desde hace tiempo. Esta máxima nos tiene que hacer recapacitar para poner todo el ingenio, voluntad o fortaleza en aprovechar las circunstancias actuales para sumar, proponer y arriesgar. Es cuestión de hacer del limón limonada. Buscar el lado positivo de cualquier asunto, aunque también es verdad que muchas veces cuesta encontrarlo. No se trata de un optimismo ramplón, con falta de consistencia e ingenuo. Todo lo contrario, reconociendo las dificultades, que son muchas y enormes, tener voluntad de enfrentarse a ellas, para salvarlas y seguir adelante.

En el ámbito empresarial los aprietos son considerables. Ya veníamos de padecer una situación complicada, porque la actividad económica no parecía despegar de una manera cierta. Se crecía moderadamente y estábamos en un franco proceso de estabilización, más que de crecimiento. Todavía con el recuerdo ingrato de aquella crisis del 2008, que tanto daño hizo a nivel personal, empresarial y social, de repente llega este parón, que hace cerrar las empresas. Las consecuencias son descomunales, las estructuras organizativas se pierden, la actividad se inmoviliza, todo se detiene. En un primer momento se produce un choque difícil de asimilar, parece que hay un acabarse sin freno y en cuesta abajo. Seguro que llegará el momento de afrontar lo que se nos ha venido encima, entonces hay que pararse a reflexionar, para empezar de nuevo, recomenzando, porque nunca es tarde, siempre se puede, incluso sin ganas o mejor dicho, sin el vigor de antaño, pero con el convencimiento de que hay que hacerlo, que tenemos que ponernos de pie con orgullo, incluso si necesitamos ayuda para mantenernos erguidos.

No se trata de hacer un discurso bonito o plasmar unas palabras que intenten ayudar facilonamente. Puede ser conveniente, pero desde luego es insuficiente. Lo que pretendemos es poner en valor la capacidad que tenemos de reponernos ante los inconvenientes que se nos presentan, seguro que somos más valientes de lo que nosotros mismos pensamos, incluso nos asombraríamos hasta dónde somos capaces de llegar. Claro que necesitamos ayuda, compañía y ánimo, no somos seres aislados, la sociedad significa fortaleza, la unidad vigor y el encuentro tranquilidad. Por eso, es el momento de pensar en plural, para ganar la batalla en beneficio del conjunto. Nadie se va a salvar solo; quien lo piense o intente se ahogará en su egoísmo. La solidaridad es humana y más pertinente si cabe. Las cometas se elevan contra y no a favor del viento, es una plasmación realista de lo que significa ir contracorriente, donde se puede avanzar a pesar de costar más o menos. La clave es entrenarse para saltar los muros que te encuentras en el caminar cotidiano y convertirlos en escalones que ayuden a impulsar tu persona, empresa o negocio. Vamos a conseguirlo porque tenemos la convicción de que lo podemos hacer. Los empresarios históricamente han buscado remedios. Sin sacrificio no hay victoria y la victoria es el objetivo.

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