El Coronavirus y los Beneficios Sociales del Teletrabajo

21.03.2020 | Redacción | Opinión

Por: Manuel Romero Hernández

La  intensa crisis sanitaria a escala mundial tendrá un alto coste social en términos de vidas humanas y de comportamiento y sin duda generará cambios importantes en las condiciones de vida en el futuro. Según Carbon Brief ( https://www.carbonbrief.org/analysis-coronavirus-has-temporarily-reduced-chinas-co2-emissions-by-a-quarter ) el coranovirus ha reducido un cuarto la emisiones de CO2 de China debido a la reducción de la actividad industrial. Pero asdemás se ha producido un cambio importante en la relación entre  muchas empresas y trabajadores al requerir que muchas personas estén realizando en este momento su trabajo de manera no presencial.

En una economía mundial con déficit de biocapacidad  (https://www.footprintnetwork.org) y crisis climática el teletrabajo puede suponer un ahorro de recursos que contribuya a igualar las desigualdades entre países y  contribuir paliar la crisis climática. Actualmente el Teletrabajo supone que millones de europeos no tengan que realizar sus desplazamientos diarios hacia y desde su lugar de trabajo medible en ahorro de combustible, coste operativo de los vehículos etc todo ello es traducible en emisiones de CO2 . 

Teniendo en cuenta que el cambio climático está generado por una diversidad de impactos en mercados primarios inaccesibles o de difícil acceso para internalizar su coste, la alternativa está en intervenir en uno o varios mercados secundarios para acceder a limitar la producción en el primario. Y uno de estos mercados secundarios es el de trabajo que ademas generará otros beneficios como veremos más adelante.

La tendencia de los economista es ver el mercado de commuters como un mercado que genera contaminación y consumo de recursos naturales causantes del cambio climático que debería ser sometido a un impuesto pigouviano para corregirlo, así nos enseñaron a verlo. Pero probablemente la inelasticidad de la demanda hace esta política poco eficaz y no asumbile políticamente. En cambio una correcta política de regulación de incentivación del trabajo no presencial sí puede contribuir a reducir las emisiones de CO2 y otros gases contaminantes del mercado primario de desplazamientos hacia y desde el puesto de trabajo (commuting). La alternativa de regulación consiste en ejecutar una política activa que incentive positivamente el trabajo no presencial mediante políticas pigpuvianas favorecedoras de esta actividad, como puede ser una desgravación fiscal para las empresas que lo favorezcan. Esto facilitaría que las empresas incentivaran este tipo de trabajo de sus empleados desarrollando las infraestructuras necesarias para hacerlo viable. 

Esta política genera otros beneficios socioeconómicos. Las personas aumentan el tiempo que puede destinar al ocio y otras actividades. Otorga más libertad para trabajar desde una localización que no es la de su empresa lo que flexibiliza el mercado de trabajo y lo hace más eficiente porque la distancia al lugar de residencia no es una restricción para ofrecer o acceder a una demanda de trabajo. Homogeneiza el mercado y lo amplia aumentando la competitividad tanto desde la demanda como desde la oferta. Los salarios se internacionalizan, la tasa de desempleo también.

Pero además de bajar los costes del sistema el teletrabajo supone temabien un ahorro para al bolsillo de los trabajadores. ¿Cuánto gastamos al año en desplazarnos a nuestro centro de trabajo?¿Cuánto vale el número de horas anuales que destinamos a ese cometido? El trabajo estará más enfocado a la productividad no al tiempo total que se dedica a desempeñar el trabajo. 

Una desgravación fiscal en este caso es una subveción pigouviana es técnicamente correcta porque reduce el coste de la externalidad. La desgravación fiscal puede calcularse individualmente para que sea eficiente como  el ahorro en términos de emisión de CO2 generados por persona al no tener que realizar los viajes por commuting. La reducción en la recaudación fiscal por esta política puede compensarse con una disminución de la adquisición los derechos de emisión de CO2 a la que muchos países están obligados para cumplir el acuerdo de París. Lo más importante las personas ganamos tiempo para dedicarlo a nuestra vida personal y familiar. 

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Manuel Romero Hernández

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