Barranco de Santos; entre el pasado y el presente
Todavía recuerdo aquellas aguas de intensas lluvias que bajaban por el Barranco de Santos dando vida a diminutos peces, anguilas y sapos. Un barranco, que albergaba en sus cuevas a muchas familias y animales domésticos. Por aquella época, años sesenta, yo vivía en la calle San Sebastián de la ciudad tinerfeña. Ni que decir tiene, que ya nada se parece al pasado que yo viví y conocí. Muchas fueron las ocasiones que bajé al Barranco de Santos, con el objetivo de satisfacer mi curiosidad.
Nostalgia de un pasado cultural
Hoy me viene a la mente recuerdos imborrables de una parte de mi infancia asociada al mundo de la cultura a través de muchas personas que en su época marcaron todo un referente en el mundo de la cultura y arte en el Archipiélago canario, pero también a nivel nacional. Nunca podré olvidar lo que fue en los años sesenta el Círculo de Bellas Artes, con casi 100 años de historia cultural; ubicada en la Calle del Castillo (Santa Cruz de Tenerife). Muchas fueron las tardes y noches que estuve rodeado de excelentes poetas, pintores, novelistas, ensayistas, dramaturgos, periodistas, profesores y socios de esta institución cultural. En aquella época el presidente de la mencionada entidad cultural tinerfeña fue Antonio Lecuona Hardisson, hombre culto y con un brillante palmarés de reconocimientos institucionales y sociales.
Viviendas dignas para personas dignas
Sinceramente, la estética que se dibuja cada día frente a la sede del búnker de Presidencia en Santa Cruz de Tenerife, deja mucho que desear. Es decir, las casetas de la Acampada por una vivienda digna, tras abandonar anteriormente el asentamiento en la Plaza de la Candelaria, después de más de 160 días, ahora se posicionan en un lugar de la vía pública donde cada día transitan cientos de personas, Una imagen que no beneficia en nada a la promoción y crecimiento turístico de nuestra isla. No pongo en duda las quejas, reivindicaciones y el derecho a las protestas de las personas que conforman la Acampada, pues no en vano lo que se reclama desde hace muchos años son más viviendas dignas, con el objetivo de que muchas familias sin hogar puedan tener la oportunidad de acceder a ellas.
¿De qué nos quejamos?
El comienzo del nuevo año 2022 ya comienza a menguar con el mes de enero. El tiempo pasa a una velocidad de crucero, especialmente para los que ya estamos metidos en edades un poco avanzadas. Cuanta razón tenían nuestros abuelos cuando decían que con el paso de los años la vida es más rápida. Y no se equivocaron. Lo cierto es, que desde que llegó a nuestras vidas la Covid-19, nuestras formas de vivir cambiaron de manera drástica, pero no solo las nuestras. También, el mundo entero.
El machismo al paso del Nazareno
Sin duda, todavía queda un largo camino que recorrer, pues aún hay reivindicaciones que no han tenido respuestas por parte del Gobierno español ni del propio Poder Judicial. Respuestas, que parecen seguir enclaustradas dentro del organigrama del sistema estatal español. De la misma manera, ya lo describe perfectamente el artículo 14 de la Constitución española: los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social
Entre el pasado y el presente
Sin duda, todos tenemos una opinión bien diferente de lo en estos momentos esta aconteciendo en el mundo en este comienzo de siglo XXI. Opiniones para todos los gustos y temas de debates, donde cada uno parece estar en posición de la verdad. Sinceramente, en lo que respecta a mí, observo y pienso que vivo en un mundo nada parecido al que viví en mi infancia. Lógico, hemos evolucionado de tal manera que hasta las mascotas de compañías se han puesto de moda.
Optimismo y motivación en un mundo nuevo
Quiero comenzar el Nuevo Año 2022 con energías positivas y de paso, ver la vida con optimismo, pues ya bastante hemos tenido en estos dos últimos años con la Covid-19; un virus asesino que se expandió a nivel mundial. Aún así, todavía quedan algunas variantes de este bicho invisible como es el contagioso Ómicron. Lo cierto es, que venga lo que venga, tenemos que seguir luchando y cuidarnos para poder sobrevivir en un mundo totalmente desigual y cada vez menos humanitario. No obstante, yo seguiré en mi línea de conducta y pensamiento. Con aciertos y errores, como humano que soy. Me explico, quiero vivir, si tengo suerte, con calidad de vida, especialmente con mucha salud. Creo que ese es el mejor tesoro que podemos tener los seres humanos.
Un año 2021 para enterrarlo en el pasado
La cosa no pinta bien. Me explico. Esta nueva variante del coronavirus, Ómicron está resultando muy alarmante en la sociedad española y en el resto del mundo. Cada día que pasa noto como la histeria se va apoderando de millones de personas. Las calles por las que suelo transcurrir cada día en la sociedad donde vivo, observo como muchas personas llevan el miedo en sus ojos y la histeria en su día a día. Las farmacias no dan avío para vender los antígenos, donde muchas de ellas ponen un cartel que dice: agotados los antígenos.
El mundo que construimos y destruimos
Reconozco que antes de entra en el comienzo del siglo XXI, el mundo iba a mejorar en muchas cosas, especialmente en lo que respecta a las miserias, pobrezas, guerras bélicas, leyes de dependencias, políticas más cercanas y comprometida con los pueblos del mundo; más sensibilidad, solidaridad y humanidad, que motivaran vivir en un mundo más justo e igualitario. Desgraciadamente, aunque muchos crean que hemos evolucionado o mejorado en nuestras condiciones y formas de vivir, no es para lanzar fuegos artificiales. Sin duda, muchas son las cosas que aún quedan por conseguir, pero la más importantes es que la humanidad tome conciencia de lo que en realidad somos y en que mundo vivimos.
La comunicación olvidada
Cada día estoy más convencido que la comunicación entre las personas se dilata en el tiempo. Una ausencia de comunicación entre el receptor y el emisor. ¿Quién tiene la culpa de esta gravísima ausencia de comunicación entre las personas? Pues sencillamente la revolución tecnológica, la llamada evolución en el conocimiento a través del ser humano. Con el transcurso del tiempo, he podido observar que en muchos lugares del mundo de la hostelería, bien se llamen restaurantes, casas de comidas, bodegones, tascas o guachinches, donde los comensales no se miran a las caras, concentrando toda su atención en sus respectivos móviles.