23.07.2022 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
No descubro nada nuevo, si escribo que establecer un orden y equilibrio emocional y afectivo en cualquier tipo de relación se me antoja que es muy complejo y difícil. Por una parte, comprendo que es normal y lógico, especialmente porque somos seres humanos y la vida nos da el derecho de no ser perfectos. Es decir, aciertos y errores. Virtudes y defectos. Otra cosa es tener algo en común con otras personas, pero el debate estará siempre presente en nuestras vidas. Lo que quiero decir, es que vivir cada presente de nuestras vidas no es tarea fácil, pues no en vano el día a día de nuestra existencia en el planeta tierra nos ponen verdaderos obstáculos para intentar driblarlos de la mejor forma posible. Por experiencias vividas en distintas etapas de mi vida, puedo escribir que sigo siendo un verdadero aprendiz de la vida; donde en muchas ocasiones no sé como puedo acertar de manera positiva con muchas personas. Si voy por las buenas, salgo perdedor. Si voy por las malas, también. Bueno, lo importante es que cada uno es como es y hay que saber respetar el timón del barco de la vida de las personas. Hoy podría escribir cualquier cosa de actualidad que acontece en el mundo, pero no me apetece. Creo que eso ya está bastante manido para seguir mareando la perdiz. Los medios de comunicación repiten lo mismo, las mismas noticias y los mismos lugares, lo que motiva ser muy cansino.
Por otro lado, intentaré comprender que es lo que hace que las personas sean tan diferentes del uno con el otro, aunque ya lo escribí anteriormente. No somos perfectos y por lo tanto no somos iguales, salvo una clonación de última hora en uno de esos laboratorios experimentales a través de la mano del ser humano. Sin duda, viajamos muy rápido en cuanto a evolución humana y tecnológica se refiere, pero no nos damos cuenta que incluso nos adelantamos a nuestro propio presente del tiempo real de nuestras vidas. La vida tiene su propio almanaque dividido entre días, semanas, meses y años. Mientras tanto, nosotros seguiremos siendo actores de nuestra propia supervivencia en un mundo, donde la tierra es redonda, transformándose en luz de día y oscuridad de la noche. De la misma manera, y valorando las cosas más positivas que nos regala la vida, podemos darnos por satisfechos de poder vivir con calidad de vida de los escenarios tan hermosos que la naturaleza nos ofrece.
Bueno, no quiero cansarles más con mi forma de ver y pensar de la vida. No he querido engalanar mi artículo con frases filosóficas de la vida. Sólo he querido escribir la realidad en la que actualmente me muevo y vivo con mis aciertos y errores. Es por ello, que soy un ser humano que insiste en comprender la otra parte de la humanidad en la manera y forma que me lo permita. Pero también reconozco, que mientras siga en esta esfera terrestre redonda y llena de vida, tendré que seguir cumpliendo con los cánones que las leyes de la naturaleza y del hombre tienen estipuladas. Lo fácil para mí sería escribir narrativas poéticas sobre la vida de los seres humanos y acontecimientos naturales, pero sería por mi parte una falsa alarma de sinceridad y realidad sobre lo que acontece la comunicación entre los seres humanos y las herramientas naturales del universo.
Imagen: Rafael J. Lutzardo Hernández | CEDIDA