Hoy es Ucrania; mañana puede ser Europa

Concluidas las celebraciones de Semana Santa, el mundo sigue su curso natural, pero alterado por las guerras que actualmente siguen activas en muchos rincones del planeta tierra. Concretamente, la que se está desarrollando en Ucrania con las fuerzas militares rusas. Una guerra, que a priori parecía que sería cuestión de días, pero que con el transcurso del tiempo se ha ido dilatando ante la férrea resistencia del pueblo ucraniano y la decepción del genocida de Putín. Sin duda, las guerras lo único que consiguen es cambiar la vida de millones de personas, generar inútilmente las muertes de muchas víctimas inocentes, pero sobre todo saber las clases de personas que las provocan, las cuales carecen de todo tipo de sensibilidad y humanidad

El tiempo también habla

La Semana Santa llegó en un momento, donde millones de personas se evadieron para olvidar todo lo que ha sucedido en los casi tres últimos años y lo que actualmente sucede en el mundo. Evasión festiva en todos los sentidos, especialmente evitando ver la televisión, escuchar la radio y medios escritos, tanto en papel como digitales. Sinceramente, lo comprendo, pues el machaqueo del día a día ofreciendo las noticias del coronavirus y la guerra en Ucrania, motivan saturar la mente de millones de personas, donde muchos de ellas han quedado psicológicamente muy afectadas.

Guerras y virus, motivarán más pobreza en el mundo

Por si fuera poco, la huelga de transportistas en España provoca desabastecimientos en muchas grandes superficies alimentarias, lo que quiere decir que todo este puzle conflictivo provoca un sunami de extrema pobreza en el mundo. Pero tampoco debemos de olvidar las otras guerras existentes en el mundo, aunque los ojos de Occidente solamente quieren ver la de Ucrania. También, existe otro gran problema como son los cayucos o pateras llegadas de África a Canarias, donde miles de inmigrantes de los distintos puntos del continente africano han muerto en las fosas del Atlántico

Los espejos de nuestros respectivos destinos

Poco a poco parece que vamos recuperando la normalidad tras sufrir durante dos años un verdadero infierno, motivado por la Covid-19. Sin duda, fue una experiencia horrible, rodeada de dolor, impotencia, pérdidas de seres queridos, miedos y un confinamiento que resultó ser muy duro para millones de personas. Por todo ello, comenzaba para todos nosotros una nueva vida; una forma de ser nuevamente aprendices de un mundo nuevo y lleno de incógnitas y de incertidumbres. Lo importante de todo ello, es que hemos sido capaces de vivir con el dolor; mostrando voluntad y superación por seguir luchando contra un virus que también se vio sorprendido por la ciencia. Es decir, unas vacunas y mascarillas que han servido para reducir el índice de mortalidad por los efectos de la Covid-19.

La bofetada del siglo XXI

La bofetada del siglo XXI es sin duda la que protagonizó el actor Will Smith en la gala de los Óscar, siendo el agredido el presentador, humorista Chris Rock. Sin duda, opiniones y debate para todos los gustos. Una acción violenta que no deja de ser curiosa. Es decir, criticable y condenable en casi todos los ámbitos sociales de Europa, pero vendible en todas las portadas del Occidente como negocio. Cuanta hipocresía y falsedad en este escenario del planeta tierra, donde los actores humanos se disfrazan o maquillan de personas perfectas, convirtiéndoles en jueces de los defectos de los demás, pero sin mirarse los que tienen ellos

Ana Marrero Yanes: la fe como don divino de la vida

Cuando la ciudad duerme la noche se ofrece como amiga, con el objetivo de que la mente humana se sienta más flexible y relajada para la escritura, la inspiración y sobre todo para explorar las ´minas´ de los defectos y virtudes en la búsqueda de los valores humanos. Reconozco que cada día se hace más difícil confiar en alguien, los nuevos tiempos y modelos en las sociedades en la que vivimos en este comienzo de siglo XXI, ausentes de valores, motivan en mí ser cada día más selectivo en todo aquello que me rodea. Es por ello, cuando encuentro en el camino personas que aún mantienen el sentido de la lealtad, amistad, sinceridad, humildad y valores, es como si de un diamante en bruto hubiese encontrado en esas ´minas´ de los sentimientos humanos ya olvidadas por el nuevo pensamiento de este siglo XXI.

El Homo sapiens al que yo pertenezco

Muchas personas luchan incansablemente por ser protagonistas en la sociedad donde viven. No les importan lo que les pueda ocurrir a los demás, siempre y cuando ellos asuman poderes y beneficios materiales que les permitan disfrutar de una vida más cómoda y placentera que el resto. Una lucha de casta, donde la competitividad de ser el mejor provoca consecuencias negativas en otras personas que no buscan protagonismos, sino que destacan por sus cualidades innatas, virtudes y humildad. Al igual que en muchos sectores de la vida, hay que ser astuto, inteligente o listo para desarrollar determinadas funciones, pero no todos lo hacen por el bien de la humanidad. Es decir, muchos se aprovechan de hacer negocios con las ventas de órganos de menores; tráfico y venta de drogas, explotación de menores en el mundo de la prostitución, esclavitud laboral, explotación comercial de los animales y abusos de poderes fácticos.

Vivir en tiempos difíciles

Espero y deseo, que esto no trascienda en una Tercera Guerra Mundial, pero la ambición de muchos seres humanos sigue siendo depredadora, especialmente los que se siente o creen estar por encima del bien y del mal. Me explico, lo que ostentan poderes institucionales. Las ideologías, pensamientos, fanatismos, ideas y locuras transitorias, provocan que el mundo esté en un constante peligro por esos fanáticos de los poderes fácticos. Sabido es, que la OTAN refuerza una gran alianza con Europa, pero eso no quita para que Rusia haya sido capaz de satisfacer sus deseos de invadir Ucrania. Lo cierto es, que ya tenemos bastantes problemas para sobrevivir en un mundo en constante transformaciones, motivado por la Covid-19, como para que de nuevo apareciera otro gran problema como el que esta generando el líder ruso, Vladímir Putin.

Domingo Álvarez Febles: la humildad como valor humano

Siempre he dicho que los reconocimientos de los valores humanos se hacen en vida y no a título póstumo. Hoy, gracias a Dios, quiero rendir un merecido homenaje a una gran persona y excelente amigo del mundo de la comunicación. Domingo Álvarez Febles, veterano ´gladiador´ en el mundo de la comunicación, hasta ahora director de Radiotelevisión Española en Canarias, se despide por la puerta grande de su cargo. No descubro nada nuevo, si escribo que el excelente amigo ha sido para mi un espejo y ejemplo, donde me he mirado cada día en su espejo, transmitiéndome su gran humanidad, sensibilidad, humildad y profesionalidad.


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