El año que viene: agotamiento y victoria
A veces pasa que la precipitación con la que hoy vivimos y la carga de preocupaciones y dificultades que llevamos encima, nos impide valorar en su justa medida algunas de las cosas que nos están pasando. Nos pasa como a ese ocupado trabajador que sale de su casa al alba y llega deslomado por las tardes y que un día se fija en que el arbusto que había plantado delante de su puerta se ha convertido en un gran árbol.
El mundo que construimos y destruimos
Reconozco que antes de entra en el comienzo del siglo XXI, el mundo iba a mejorar en muchas cosas, especialmente en lo que respecta a las miserias, pobrezas, guerras bélicas, leyes de dependencias, políticas más cercanas y comprometida con los pueblos del mundo; más sensibilidad, solidaridad y humanidad, que motivaran vivir en un mundo más justo e igualitario. Desgraciadamente, aunque muchos crean que hemos evolucionado o mejorado en nuestras condiciones y formas de vivir, no es para lanzar fuegos artificiales. Sin duda, muchas son las cosas que aún quedan por conseguir, pero la más importantes es que la humanidad tome conciencia de lo que en realidad somos y en que mundo vivimos.
Es lo que hay
Desde el poder del siglo XXI, se vuelve a los mismos métodos de la Roma clásica, a saber, pan y circo. Ahora se trata de utilizar los medios digitales para atontar a la población, teniéndola totalmente enganchada, esclavizada o dependiente, sumando a la televisión, con esos programas basura, que más debían llamarse vacíos, porque no aportan nada, sino puro entretenimiento insustancial. Horas que se hurtan al tiempo en banalidades, para que, de esa manera, no se piense, ya que, para eso, bastaría más, están los líderes progres de turno que, se sienten en la obligación de practicar un paternalismo imprescindible, porque están convencidos que tienen una función histórica de redimir a la ciudadanía
El enemigo y la Navidad
Es curioso que esta sociedad siga teniendo la capacidad de sorprenderse ante lo obvio. Se publican las últimas cifras de la pandemia y ante el aumento de los contagios se produce una especie de asombro colectivo. ¿Pero de qué nos vamos a asombrar si está sucediendo lo que es previsible?
La comunicación olvidada
Cada día estoy más convencido que la comunicación entre las personas se dilata en el tiempo. Una ausencia de comunicación entre el receptor y el emisor. ¿Quién tiene la culpa de esta gravísima ausencia de comunicación entre las personas? Pues sencillamente la revolución tecnológica, la llamada evolución en el conocimiento a través del ser humano. Con el transcurso del tiempo, he podido observar que en muchos lugares del mundo de la hostelería, bien se llamen restaurantes, casas de comidas, bodegones, tascas o guachinches, donde los comensales no se miran a las caras, concentrando toda su atención en sus respectivos móviles.
Paraiso terrenal
Ya lo hemos dicho reiteradamente y es bueno insistir, que el ecologismo, como movimiento sociopolítico, que propugna la defensa de la naturaleza y la preservación del medio ambiente, merece todos los respetos, como cualquier otra iniciativa, que se base en planteamientos serios, razonables o respetables. Todos tenemos que aportar, para dejar a nuestros hijos y nietos, es decir, a las próximas generaciones, un mundo saludable, en fin, vivible. Es verdad, que es una cuestión de supervivencia, por lo que es imperioso poner todos los medios oportunos para, entre todos, lograr el objetivo de un desarrollo sostenible, que preserve el presente y asegure el futuro. La inmensa mayoría de la población está de acuerdo con estos planteamientos, porque sencillamente son creíbles, sensatos y procedentes.
Una advertencia muy seria
Agrupación Socialista Gomera exigió al anterior Gobierno de Canarias que elaborase un estudio donde se pusieran, negro sobre blanco, los costos de la insularidad y de la doble insularidad. Le dijimos que ya era hora de saber con exactitud cuáles eran los costes extras de vivir en Canarias. La cifra, según esos estudios realizados por el Gobierno, supera los cinco mil millones de euros.
La colada volcánica: un nuevo espacio agrario
El manto de lava creado por el volcán de Cumbre Vieja se conforma como un soporte territorial geológicamente homogéneo, con unas posibilidades de transformación para la agricultura, tan conocidas como experimentadas por los agricultores más especializados de La Palma, que ya convirtieron al Valle de Aridane, hace más de medio siglo, en un verdadero vergel, con un nuevo paisaje antropizado muy singular y de gran valor económico y cultural en la fajana que va desde Las Hoyas hasta el Remo y en la parte alta del cantil, sobre la colada del Volcán de San Juan, en la zona de Las Norias y Hoyo Verdugo.
Los últimos ramalazos del 2021
Año 2021, que nos va dejando un mal sabor de boca y donde el mundo entero insiste dejarlo atrás lo antes posible, con el propósito del que le sustituya, el 2022, sea mucho mejor. Personalmente, yo no sé si será mejor o peor el 2022, pero lo que si tengo claro, es que tendré que vivir con los acontecimientos que vayan sucediéndose, y, eso si que no sé cuales serán. Lo cierto es, que en la actualidad vivimos, en estos últimos coletazos del 2021, vivimos con los miedos, las histerias y con las dudas, pero ello no evita que millones de personas salgan a las calles para celebrar las fiestas navideñas, olvidándose de los contagios y que cualquiera de ellos bien pudieran ser candidatos a pasar por la UCI o morir entubado por el Ómicron o coronavirus.
Más carreteras
El título de este artículo, seguro que le dará urticaria a más de uno, que se pondrán morados por considerarlo blasfemo y fuera del discurso único y oficialista, donde todo se trastoca en un noismo, puramente artificial, publicitario, inconsistente, irreal o demagógico. El ecologismo, vivido como la defensa de la naturaleza y la preservación del medio ambiente, es encomiable. Nuestro territorio, alberga una gran riqueza natural, que hay que preservar, dejándola en herencia a nuestros hijos y nietos, como la garantía más valiosa.