¿Puede ir a más la ira?

Está claro que nos puede llenar de rabia, tristeza no poder dar un último adiós a nuestros seres queridos; tener una enfermedad crónica y observar que el Sistema Sanitario ahora no puede priorizar en esto o, por si fuera poco, observar en los informativos que algunos grupos de personas no piensan en nosotros saltándose las restricciones impuestas, pereciendo que poco le importen. También en el contexto económico se frenan nuestras expectativas, ya que muchos ciudadanos se ven obligados a realizar ajustes, puesto que sus recursos económicos han descendido considerablemente.

Burocracia vejatoria

Crece proporcionalmente el malestar de los empresarios de la construcción en particular y también, de otros sectores económicos, que dependen constructivo para desarrollar con normalidad su actividad, por la situación de estancamiento que sufren y los problemas diarios a los que se enfrentan, ante la asfixiante e inoperante burocracia que padecemos, en la mayoría de las administraciones canarias, en sus distintos niveles territoriales, Gobierno Autónomo, Cabildos y Ayuntamientos.

Una puerta verde hacia el paraíso

La belleza natural de las ocho islas, sus impresionantes paisajes, su singular cultura, su exquisita gastronomía, su gente amable y hospitalaria, y por supuesto, su clima incomparable, suscitan los desvelos y suspiros de muchos que sueñan con pasar su periodo estival en esta tierra, que por este sinfín de bondades es conocida como Las Afortunadas.

Un mundo nuevo de improvisación

Ni que decir tiene, en estos momentos del siglo XXI, en época de pandemia, vivimos en un mundo nuevo de improvisación. Ya nada es igual a lo anteriormente vivido. Todo aquello que realizábamos de forma normal, estructural y organizada, con vista al presente y futuro, quedó atrás. Ahora es el comienzo de una nueva etapa, donde cada uno de nosotros volvemos al principio de una nueva etapa de nuestras vidas. Es decir, aprendices de la vida. Sin embargo, los que hemos podido vivir muchos años posiblemente nos avale la experiencia obtenida a lo largo de nuestras respectivas vidas.

A peor la mejoría

Fui uno de los que pensaron que de la pandemia esta íbamos a salir humanamente más fortalecidos, más responsables y más solidarios… Fallé. Aquello fue un espejismo utópico motivado por un shock para el que no estábamos preparados. Que lo del balconeo fue un postureo. La experiencia del coronavirus, al principio lo que hizo fue corregir – quizá falsear – el foco de la solidaridad, aumentando en los televisores unas imágenes de balcones aplaudidores a los que podíamos sumar la participación de nuestros selfies. En realidad, nos aplaudíamos a nosotros mismos, a nuestra propia actuación.

Quieren, pero no pueden

El Gobierno Central y el Gobierno Canario, nos están mareando con cifras astronómicas, tanto en los presupuestos, como en las ayudas que van a venir desde Madrid o de Bruselas. Lo quieren pintar como un nuevo Plan Marshall, que recordemos fue una iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental, en la que los estadounidenses dieron asistencia económica por valor de unos 12.000 millones de dólares de la época,? para la reconstrucción de aquellos países devastados tras la Segunda Guerra Mundial. Aquello fue una realidad, además de servir y significar la reconstrucción económica y social del continente. Otra cosa es lo que quieren hacer aquí y no tienen capacidad de emprender.

Pacto por la unidad

La unidad es el único camino. Son muchos los líderes políticos que han apelado a la unidad a lo largo de nuestra historia mundial, conocedores de que la unión hace la fuerza. Es la mejor herramienta para luchar contra las adversidades y en esta época de pandemia global, sin duda necesitamos más que nunca apelar a este concepto de cohesión para sumar esfuerzos que nos encaminen hacia la recuperación económica y social.

Canarias y el turismo: un binomio inseparables

Ni que decir tiene, que el turismo en Canarias ha sido el motor de la economía para la evolución y desarrollo de las islas. Ahora más que nunca, en este comienzo de siglo XXI, con la llegada de la pandemia del coronavirus, las Islas Afortunadas se han visto alteradas y diezmadas al no poder contar con la importante presencia del turismo europeo. Es por ello, ahora más que nunca, la prioridad es intentar frenar la Covid-19, con el objetivo de poder volver a la normalidad y recuperar nuevamente el turismo, ese motor económico que enriquece la actividad económica, mundo empresarial y puestos de trabajo.

Sólo importa Cataluna

Los problemas actualmente son abundantes, además muy serios, con una complejidad absoluta, con soluciones difíciles. Unos son novedosos, como la pandemia del coronavirus, no porque no hayan existido anteriormente crisis sanitarias, sino porque la que sufrimos es global, inédita, sobre todo, llena de dramatismo, dolor e incertidumbre en cualquier parte del planeta, afectando a millones de personas, también, desgraciadamente, con millones de muertos. Una tragedia humana que no tiene parangón histórico. Además, hay que sumar la ineptitud generalizada de los dirigentes públicos para tomar medidas acertadas, no han sabido, no han podido, quizás porque tampoco han sido suficientemente bien asesorados, por lo que se suponían que sabían o son profesionales sobre estos temas epidemiológicos. También hay que sumar, sin lugar a equivocaciones, que no han querido por motivos espurios, intereses personales o partidistas. Pero esto no es nuevo, es la degradación de la política que padecemos desde hace unas décadas, donde el populismo ramplón, en los dos extremos, derecha verde e izquierda morada, se hace fuerte en una sociedad desesperada o más bien anestesiada, por no encontrar remedios a sus problemas existenciales.


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