Los catalanes se rebelan contra su propio gobierno
La fruta madura termina por caerse del árbol y se pudre en el suelo. Algo así le está pasando al proceso independentista catalán, porque los propios catalanes se están dando cuenta de que el Gobierno Autónomo de Quim Torra solo está obsesionado con la hipotética futura república y desde hace años la Generalitat desatiende las demandas populares de muchos sectores de la sociedad a la que dicen servir. Decenas de miles de catalanes de a pie se están dando cuenta de que viven en la región española con mayor presión fiscal de todo el país, por culpa de los impuestos de la propia Generalitat y los estudiantes universitarios han visto cómo su propio Gobierno autónomo ha subido este año las tasas académicas en un sesenta y siete por ciento, mucho más elevadas que en el resto de la universidades españolas. Los médicos catalanes del Servicio público de Salud están también hasta la coronilla de conseller de Sanidad por los recortes aplicados en el sector y por la sobrecarga de trabajo que tienen, por lo que --como los estudiantes de todos los niveles educativos de la comunidad autónoma-- se han echado a la calle en busca de mejoras salariales y de una menor presión laboral. A esto hay que sumar al colectivo de los bomberos dependientes de la Administración autonómica, que demandan mejores sueldos y, sobre todo, poder disponer de un material contra incendios renovado, porque el actual está obsoleto. Como se ve, aumentan las protestas de diversos colectivos, que se están dando cuenta de que no todo el monte es orégano y que la Generalitat ha malgastado miles de millones de euros en el proceso independentista sin haber conseguido sus objetivos secesionistas. Los catalanes sensatos también han visto de que la famosa frase de los nacionalistas que afirma que "España nos roba" es una pura falacia y de que la propia administración autonómica funcionó mejor con la dirección política derivada de la aplicación del artículo 155 de nuestra Constitución, que bajo el mando de unos sediciosos y delincuentes. El asunto tiene más enjundia de la que parece. Y, si no, al tiempo, porque los catalanes no son tontos y también tienen un límite en su capacidad de aguante.
Algunos gobernantes de CC piensan que El Pueblo es bobo
No sé lo que ocurrirá el 26 de mayo próximo en Canarias con los resultados de las elecciones municipales, insulares y autonómicas, pero es de desear que los dirigentes de CC pasen un tiempo a la oposición.
El valor de las pequeñas cosas
El valor de lo simple de lo pequeño, de aquello que a la vez es tan grande y que apenas nos damos cuenta. Eso que pasamos por alto y un día vemos lo valioso que es. La vida se basa en eso en las pequeñas cosas que hacen grande tu mundo. La vida te da todos los días una dosis de cosas maravillosas que apenas percibimos por estar inmersos en una vorágine de prisas constantes y de agobios, sin darnos cuenta lo especial y mágicas que son. Ese abrazo sincero, la sonrisa de alguien a quien amas, los rayos de sol llegando a ti iluminando todo tu cuerpo. Eso es belleza en estado puro, porque la belleza de verdad se siente con el corazón. La belleza está en todos lados solo hay que saber apreciarla y mirar con los ojos del corazón.
Aquel joven periodista se duchaba de uvas a peras
He trabajado muchos años en varias redacciones periodísticas de las Islas y durante todo ese tiempo me he tropezado con individuos muy raros, muchos tíos maniáticos, más de una docena de alcohólicos y con algún profesional que, escribámoslo así, no cuidaba muy bien su higiene personal. Me refiero, en concreto, a un joven periodista peninsular, no me acuerdo ahora mismo si vasco o navarro, que trabajó durante pocos años en uno de los periódicos en los que yo estaba, allá por los años ochenta del siglo pasado. Creo que aquel chico solo se duchaba de uvas a peras y, aunque no olía demasiado a sudor, las maquetistas y las redactoras sí se fijaban en que, un día sí y otro también, casi siempre llevaba el mismo par de calcetines. No cabe duda que aquel muchacho era de secano, de tierra adentro, porque una vez un par de niñas de la redacción lo invitaron a ir a la playa de Las Teresitas y lo único que hizo fue descalzarse sobre la arena y desabrocharse algo la camisa, pero el hombre permaneció vestido en la playa durante horas, sin inmutarse lo más mínimo, a pesar de que el sol rajaba las piedras. Para investigar más a fondo sobre su poca higiene personal, una de las diseñadoras de las páginas, le hacía rayones con lops bolígrafos en los antebrazos y las manos del susodicho y aquella marcas permanecían en su piel durante días y más días, prueba evidente de que era más alérgico al agua que los gatos. También les puedo decir que, en una ocasión, tuve que ir a verle al piso que tenía alquilado con otro compañero peninsular cerca del periódico y, cuando entré en aquella vivienda, el tufo a pies sudados me tiró para atrás y la habitación donde dormían era absolutamente irrespirable. No sé si se lavarían "por partes" las axilas y otras zonas íntimas del cuerpo, pero les puedo asegurar que, desde luego, sus pies no habían tocado el agua en semanas, con lo que se pueden imaginar el "perfume" con el que estaba impregnado aquel piso. Me imagino que la casera no pagaría más de un metro cúbico de consumo de agua al mes... Y eso.
El avión, el escupitajo y las payasadas parlamentarias
En cierta ocasión, hace ya muchos años, fui testigo de cómo el entonces presidente del Cabildo de Tenerife, José Miguel Galván Bello, le decía al consejero insular socialista Antonio Martinón Cejas --hoy rector magnífico, que no magnífico rector, de la Universidad de La Laguna-- que era un buen político pero que tenía un gran defecto y ese no era otro que el de darle mucha importancia a las pequeñas cosas. No sé si, al cabo del tiempo, tendría razón el difunto lord Chasna, pero sí es cierto que en este país, por regla general, a la generalidad le pasa lo mismo, que se fija en detalles que no tienen una importancia trascendental y, por el contrario, pasa de largo sobre asuntos graves que afectan a la patria y a la sociedad entera. [Y no me da grima por escribir la palabra patria, que parece un vocablo que solo pronuncian los extremistas de la derecha]. Aquí, en esta España nuestra, se le da más importancia a un supuesto escupitajo lanzado por un diputado de ERC (los republicanos catalanistas) al ministro de Exteriores, José Borrell en el Congreso de los Diputados que a todo el proceso independentista de unos locos delincuentes de una región española, algunos de los cuales llevan un largo tiempo en el extranjero, prófugos de la Justicia. O cómo nos fijamos en las veces que el presidente del Gobierno usa --y tal vez, abusa-- los aviones de la Fuerza Aérea para desplazarse a algunos sitios dentro del territorio nacional, habiendo otros medios de transporte alternativos, y no nos preocupamos por el asunto de Gibraltar, de mucha mayor trascendencia. Igual sucede con las payasadas de algunos diputados de ERC o de Podemos en el Parlamento, con el beso "a la rusa" de Torrent e Iglesias, el bebé de la Bescansa o los insultos del tal Rufián. Eso son simples anécdotas al lado de las miles de personas que no tienen recursos suficientes en España y no tienen dinero ni para encender la calefacción... Un país surrealista, sin duda. ¿O no?
Un grito de repulsa
La evolución de una sociedad se refleja en las actitudes de las personas que la componen y en los tiempos en los que nos ha tocado vivir nos queda mucho camino por recorrer. Hoy, 25 de noviembre, es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una conmemoración que lamentablemente viene a demostrar el trabajo que aún queda por hacer para lograr erradicar este mal que se sigue cobrando vidas de manera atroz e injusta.
Ambientazo sabatino lagunero
Este pasado sábado, a las siete de esta tarde regresé a casa después de estar paseando algo más de una hora por las calles del casco histórico de La Laguna. Un ambientazo sabatino tremendo y apabullante. Si no había varios miles de personas no había ninguna. Las terrazas de las tabernas y bares de la Plaza del doctor Olivera, en la explanada de la Iglesia de La Concepción, estaban repleta de gente, consumiendo bebidas y comidas tanto en el exterior como en el interior de la docena de locales que hay en la zona, desde Pal-Melita, El Extremeño, La Venta, el Venezia, El Rincón Lagunero, etcétera, hasta el Benidorm y el Caballo Blanco, Un grupo musical actuando en las escaleras de la Iglesia, cerca de la antigua parada de las guaguas Cirilas, algunos mimos en las principales vías, otras actuaciones musicales individuales, un fabricante de bolas de jabón, puestos de venta de castañas asadas, turrones de Tacoronte, almendras garrapiñadas y otras chuches y un gentío, en definitiva, que alegraba el ambiente urbano. Ya de regreso a casa me tropecé con un numeroso grupo de mujeres de cierta edad, seguramente viudas, que estaban bailando en la parada del Tranvía en la Avenida de la Trinidad, mientras entraban a uno de los vagones rumbo a la capital. Sin duda, La Laguna se ha alzado con el liderato como punto de encuentro y de ocio de todo el área metropolitana de la Isla, gracias a la peatonalización del núcleo histórico y a la concentración de tascas y bares en tan reducido espacio. La Laguna, desde hace unos años, dejó de ser una ciudad triste, apagada y solitaria, para convertirse en una urbe divertida y dinámica, sobre todo los fines de semana. Me alegro por el comercio local y por los centenares de personas que trabajan en la zona. Los viandantes agradecen que por las principales calles del casco históprico ya no haya tráfico rodadol de vehículos y muchas personas suben y bajan a Santa Cruz en el tranvía, sin necesidsad de desplazarse en coches hasta La Laguna y perder un tiempo innecesario en buscar una plaza donde aparcar el vehículo. Y, de paso, se pueden enjilgar un par de copas, sin temer un control de alcoholemia por la carretera.
(2-1) El Tenerife gana con suerte y con miedo escénico
Por una vez y sin que sirva de precedente, el C.D. Tenerife ganó este sábado en el Estadio "Rodríguez López" por dos goles a uno al Rayo Majadahonda, en un partido en el que la suerte le sonrió por fin a los jugadores blanquiazules, quienes se encontraron con un gol a los dos minutos del inicio, obra de José Naranjo. El delantero marcó de tiro raso y cruzado que batió a Basilio tras recibir un gran pase de Malbásic, quien se internó rápidamente por la banda derecha del ataque local y pudo escaparse de su marca. Tras el gol, el Tenerife se mostró ansioso y con mucho miedo escénico, por temor a no poder ganar en casa, porque la plantilla está traumatizada debido a que en las últimas jornadas nohan podido disfrutar de un triunfo, derl que estaban muy necesitados. A los 38 minutos Malbásic pudo sentenciar el partido de un tiro lejano que se fue por muy poco ycuatro más tarde el Rayo Majadahonda puido igualar el encuentro, con un asilado tiro de Benito que repelió el larguero de la puerta local. Menudo susto. Porque no empataron de milagro. Y es que los blanquiazules, por ansiedad y por miedo, se desfondaron durante buena parte del partido y ciertamente los tinerfeñistas han vuelto este sábado a mostrar muchas carencias y lagunas en su juego y no terminan de convencer a la parroquia, tan temorosa como los jugadores dde no poder lograr una victoria. El Tenerife tenía el día de suerte, y le tocó la lotería cuando Morilla tocó el balón con la mano en el área visitante, para despejar ilegalkmente un balón que iba a controlar Malbásic, uno de los mejores del choque, junto a Naranjo. El correspondiente penalty lo marcó el capitán Suso Santana. Era el minuto 14 de la segunda parte y el público respiró aliviado. Se relajaron los locales y el Rayo se creció, porque es un conjunto alegre y con desparpajo, y así logró reducir distancia, al culminar Toni Martínez un rápido y efectivo contragolpe, que cogió por sorpresa a Alberto Jiménez. Se jugaba el minuto 73 y fue el 2-1 definitivo en el marcador. El próximo sábado, visita muy peligrosa al estadio de El Molinón, frente al Sporting de Gijón. Habrá que rezar mucho esta semana. El Tenerife sigue cogido con alfileres y es evidente que se parte en dos y en tres. Estamos esperando que se abra el mercado de fichajes en diciembre.
Lo primero es la gente
Tengo que confesar que hay momentos en que la actualidad política que vive España me produce unas sensaciones que van del bochorno al miedo. Y esto me ocurre cada vez con más frecuencia. ¿Para qué estamos en política? ¿Para qué existe la política? A mi no se me ocurre otra respuesta que para hacer una sociedad más justa para todos. Para transformar nuestro pequeño mundo en lugar mejor en el que vivir. Esa es el combustible con el que se alimentan los sueños de quienes un día decidimos dar el paso de representar a nuestros vecinos.
La cesta de la compra
Los presuntuosos periodistas de postín parece que se ocupan sólo de temas que ellos consideración de especial relevancia, pero yo que soy un humilde escribidor de pueblo me gusta preocuparme de las pequeñas cosas y opinar de las mismas; describir la diversas situaciones como buenamente sé, sin pretender ningún premio ni reconocimiento. Me preguntó si ustedes tendrán la misma sensación que yo, pero mientras el Instituto Nacional de Estadística se empeña todos los meses en afirmar que la inflación evoluciona de manera negativa, yo compruebo que los precios de la cesta de la compra se disparan de forma permanente y continua y, desde luego, ya no se ven en las grandes superficies aquellos carros repletos de productos en los primeros días de cada mes. Ahora la gente compra por bolsitas, al por menor, y hasta los plátanos por unidades y no por manillas, como toda la vida. Como estoy jubilado por enfermedad, tengo más tiempo para fijarme en esa pequeñas cosas y comentarlas con mis amigos. Hay anécdotas curiosas, aunque tristes. El otro día oí como una señora le decía a otra en una carnicería donde venden las albóndigas pre-cocinadas para enharinarlas y freírlas, que ella compraba una bandeja y después dividía las bolas de carne en dos y las volvía a hacer redondas, para duplicar el número de unidades y que, gracias a esa "maniobra" los platos, al servirlos, parecían más "llenos". Muchos consumidores, por otra parte, han dejado de utilizar en sus cocinas el aceite de oliva, por su elevado precio (eso sería muy discutible, por sus prestaciones y beneficiosos en la salud) y prefieren ahora gastar aceites de semillas, de mucha peor calidad. Otras personas, por cuestiones de poder adquisitivo, han renunciado a consumir agua mineral embotellada y han decidido volver a tragar agua del grifo, con la excesiva mala calidad que tiene en muchos municipios canarios, como La Laguna, llena de cal y de residuos; y cuando no desalinizada, como en las Islas orientales de este Archipiélago. En fin, que la crisis continúa, digan lo que digan, que las cosas están cada días más caras, que los sueldos (quienes los tienen) se estancan o disminuyen y que el caminar del día a día se hace más costoso para la gran mayoría de nosotros. El que afirme lo contrario, o le sobra el dinero o no ha pisado la calle en su puñetera vida. pacopego@hotmail.com