Paco Pérez22.04.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Por fortuna, la Naturaleza divide a la gran mayoría de los seres vivos por sexos, cada uno con sus características singulares. La condiciones físicas y diversas culturas a través de la historia han clasificado, en base a determinadas consideraciones obvias, las labores que normalmente realizaron los varones y las actividades más propias de las mujeres.
Hasta hace muy pocos años, incluso, determinados trabajos se consideraban exclusivamente masculinos y otros, por el contrario, eran más propios de las personas de sexo femenino, como, pongamos por caso, las secretarias, las enfermeras, la de la limpieza de hogar, las auxiliares de vuelo o las camareras de pisos en la hostelería.
Diversas profesiones como las de miembros de fuerzas de seguridad, del ejército, bomberos, mineros, obreros de la construcción, conductores de guaguas y camiones, taxistas, pilotos de aviación, capitanes de la marina mercante o pescadores, por citar solo unas cuantas actividades, parece que estaban reservadas a los hombres y, por ejemplo, a mediados del siglo pasado extrañaba hasta que una mujer condujera un vehículo.
Todos esos conceptos han evolucionado, por suerte, y en realidad no hay trabajos, ahora mismo, en el mundo occidental, que estén exclusivamente reservados para los hombres y las mujeres, con lo que muchos tabúes han desparecido.
Hoy en día la mujer se ha integrado en las fuerzas armadas y en los cuerpos de la policía y de la Guardia Civil, pilotan aviones, conducen camiones y guaguas y trabajan en una mina a setecientos metros bajo tierra, igual que existen camareros de pisos, enfermeros, secretarios, auxiliares de vuelo o limpiadores de hogar.
Escribo estas líneas sólo para recordar que el sexismo estaba presente hasta hace muy poco en nuestra vida cotidiana y para decirles a las nuevas generaciones, a los jóvenes de hoy, que había mucha discriminación hacia las mujeres no hace tanto tiempo y que nuestra sociedad, aunque parezca mentira, ha ido evolucionando hacia la necesaria y total igualdad entre hombres y mujeres, aunque también es cierto que determinadas profesiones parece que se desempeñan mejor dependiendo del sexo. Todo hay que decirlo. Creo que, en este sentido y por las propias características anatómicas y físicas de unos y otros, también en este caso hay que acudir a la lógica, a lo sencillamente razonable.
