Paco Pérez24.05.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
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No he conocido una persona más flemática e impasible que Mariano Rajoy Grey, actual presidente del Gobierno de España, que se toma los asuntos que le afectan directamente como si no tuvieran que ver con él.
El político gallego ha demostrado tener una paciencia similar a la del generalísimo Franco, dictador que en el infierno esté (por haber dado un golpe de Estado y haber provocado una cruenta guerra civil, más lo que hizo después), y juega a todos los bandos de su entorno, como hizo el bajito general a lo largo de su vida.
Franco no era el militar elegido para encabezar la insurrección contra la II República y sin embargo se hizo el líder de los rebeldes. Rajoy, por su parte, no era inicialmente el candidato elegido para presidir ni el PP ni el Gobierno (había otros mejor colocados, como el presunto corrupto Rodrigo Rato) y hoy dirige su partido y reside en el Palacio de La Moncloa.
Como le pasaba a Felipe González con los escándalos de políticos socialistas, Rajoy se entera por los medios de comunicación de las interminables corruptelas y de las decenas de su militantes de su partido implicados en asuntos muy feos. Y lo que más "gracia" me hace de todo es que ni él ni el Partido Popular asumen ningún tipo de responsabilidad política, lo que no deja de ser una desfachatez.
En la reciente detención y puesta a disposición judicial de Eduardo Zaplana (ex-ministro y ex-presidente autonómico de Valencia), el partido del Gobierno se ha limitado a suspenderlo de militancia, sin asumir culpa alguna como organización política.
Y no es eso. El PP y Rajoy deberían, de una vez por todas, asumir los hechos y la culpa de los numerosos casos de corrupción descubiertos en los últimos años. No es de recibo que sigan como si nada hubiese pasado, cuando lo lógico, por respeto al pueblo que los eligió, sería que dimitieran y el presidente convocara nuevas elecciones. Pero esto es España, queridos lectores. Ya lo dijo Fraga Iribarne: "Spain is diferent". ¿O no?
