Rafael J. Lutzardo Hernández
31.03.2023 | Redacción | Reportaje
Rabeka Parshutina es una mujer ucraniana que vive actualmente en la isla de Tenerife. Como miles de refugiados, Rebeca tuvo que abandonar su país por la invasión bélica rusa.
Esta joven mujer siente el dolor y el sufrimiento que en estos momentos están pasando millones de ucranianos. Entre ellos, su familia, donde Rebeca señala que “sus amores, sus padres y hermanos viven Kiev. Mientras que sus abuelos viven en una ciudad que estuvo bajo la ocupación de los militare rusos durante varios meses”.
En lo que se refiere a su salida de Ucrania, Rebeka no dudo en manifestar que “vine como evacuada desde Lviv a Barcelona en autobús. Los organizadores de la organización de evacuación nos llevaron a la Organización de la Cruz Roja. Allí nos ayudaron a emitir el Tie. Es decir, la tarjeta de identidad de extranjero. También, la tarjeta de la seguridad Social. De la misma manera, prosigue la ucraniana, la Cruz Roja me facilitó el traslado y alojamiento a un hotel durante tres días para más tarde, por mi cuenta, volar con destino a Tenerife”.
A la pregunta de la dureza de esta guerra sin sentido y cruel, la joven mujer ucraniana comentó que “este conflicto armado viene de muchos años atrás, motivando que el agravamiento de esa situación haya llevado una inestabilidad en Ucrania”.
Más adelante, la refugiada dijo que: Ahora el país que amo como hogar no me parece seguro para vivir y formar una familia y un negocio porque hay un vecino hostil muy cerca de nosotros”.
En lo que se refiere a este último viaje que realizó con la Asociación Karuna de Gran Canaria en ayuda humanitaria a Ucrania; Rebeka Parshutina señaló que “fue un viaje muy duro, pero reconfortado por la labor tan grande que han hecho los voluntarios de la Asociación Karuna que preside Paco Molina; los cuales recogieron una importante ayuda humanitaria para mi país. Sinceramente, para mí fue un honor acompañar este convoy solidario”.
Sobre el recibimiento recibido por sus compatriotas, Rebeca comento muy ilusionada que nos recibieron calurosamente con borscht (sopa tradicional de Ucrania) y abrazos. Están asustados porque esta guerra ya dura más de un año. Sin embargo, por estas condiciones de la guerra las personas valoran más las relaciones humanas y se ayudan mutuamente”.
La ilusión y la esperanza no se pierden en el presente por volver algún día al país que la vio nacer. Sobre ello, la joven manifestó que “ Amo a mi país, rezo todos los días para que de una vez por toda cesen el fuego y la paz vuelva a Ucrania. Entonces muchos ucranianos/as podrán retornar”.
En lo que respecta a la invasión rusa a su país, la joven ucraniana comentó que “ hay muchas historias tristes detrás de esta guerra. Rusia nos invadió porque ese era su objetivo. Es decir, una política directa con muchos vecinos, especialmente por una actitud descuidada con su bienestar convirtió a la población en carne de cañón, cuyos políticos arrojan al caldero de la guerra en aras d ellos recursos y el poder. Por eso, resistimos, pues de lo contrario los ocupantes rusos tomarán nuestras casas y nuestros recursos. Estamos muy agradecidos con el mundo por su apoyo y ayuda”.
Las lágrimas y el dolor en una guerra son inevitable. Por ello la ucraniana afincada en Tenerife dijo que “ he llorado y sigo llorando mucho. Algunos de mis compañeros médicos que fueron ayudar al frente han sido buscados durante mucho tiempo. Cada día oramos por cada intercambio que se haga con los prisioneros por parte de los dos bandos. También lloro por las pérdidas humanas. Este es el precio por la independencia y la libertad”.
Por último, la valiente mujer ucraniana comentó que “al llegar a Tenerife me recibieron muchos amigos, donde muchos compatriotas en la isla tinerfeña son lugareños muy afectuosos. Actualmente estoy viviendo en Icod de los Vinos con un amigo; trabajando en un proyecto agrícola; asistiendo a un curso de lengua española y recolectando donaciones para el próximo convoy humanitario con destino a Ucrania”.
