22.10.2020 | Redacción | Opinión
Por: Sonia Rodríguez Acosta
Coach
Actualmente estamos viviendo una situación complicada, la llegada de la segunda ola del covid. Nos pone en la palestra una ansiedad también en la cresta de la ola, para aquellas personas que la padecen.
Antes de la llegada de esta pandemia había ansiedad pero esta ha hecho que se incremente notablemente. El miedo a un contagio hace que algunas personas se bloqueen, incluso llegando a desarrollar fobias que le impiden hacer una vida normal, dentro de la nueva normalidad que tenemos.
Hace un año nos hubieran hablado de esto, y no hubiésemos dado crédito, pero hoy en día es una realidad con la que convivimos. Por lo tanto hay que diferenciar, la ansiedad que genera la enfermedad y la ansiedad propiamente dicha.
La primera es lo que experimento al pensar en esta enfermedad y el miedo que produce. Mientras que la segunda son los trastornos de ansiedad que pueden ser varios.
En ambos casos hay un componente común un hipotético futuro catastrófico imaginado por nuestra mente. Lo cierto es que solo tenemos el presente, es el único instante que aquí y ahora es real. Eso junto a la poca tolerancia que tenemos hacia la incertidumbre, hace que la ansiedad se convierta en un monstruo.
¿Es un monstruo realmente? Desde mi humilde opinión como profesional y afectada durante muchos años por este problema, no es en absoluto un monstruo, es una maestra de vida. Viene a enseñarte cosas que necesitas aprender.
Por otro lado también creo que el coronavirus es un aprendizaje vital para cada uno de nosotros. Desde hace tiempo la individualidad se ha interpuesto muy por encima del bien general. Quizás esta crisis sanitaria nos viene a decir que lo que haga uno interfiere en el resto, lo vemos claramente en los contagios y la manera de actuar de todos en conjunto como sociedad.
Destacar la incertidumbre mencionada anteriormente, la relación de esta con la vida, lo cierto es que vivimos en una incertidumbre constante. Donde no sabemos que pasará mañana, lo único que nos queda es confiar.
Confiar en la vida, entregarse a lo que es, aceptarlo sin resistencias, sé que llegar a este punto es complicado a veces. Pero es la manera más sana de vivir, con lo cual ansiedad y coronavirus tienen un determinante común; la incertidumbre y la manera de enfrentarnos a ella.
Confía en la vida, ella tiene las mejores respuestas.