Ya los conocemos

02.10.2023 | Redacción | Opinión

Por: Yoné Caraballo

Diputado por Nueva Canarias-Bloque Canarista por las islas de Lanzarote y La Graciosa

El viernes 22 de septiembre me estrenaba como parlamentario de las islas de Lanzarote y La Graciosa en la comisión de Sanidad del Parlamento de Canarias. Un auténtico honor y responsabilidad para un enfermero que llevaba 18 años ejerciendo con orgullo el cuidado a las personas en el Hospital Universitario Doctor José Molina Orosa.

Aproveché la primera intervención para expresar mi agradecimiento y admiración hacia mis compañeros del área de salud de Lanzarote y, en general, a todas las compañeras del Servicio Canario de Salud. Ellas/os son el verdadero motivo por el cual me metí en el tinglado de la política, habiendo ejercido previamente como sindicalista durante cinco años.

Mi paso por el sindicalismo coincidió con la primera etapa de gobierno del actual presidente de Canarias, Fernando Clavijo. De 2016 a 2019 los sanitarios vivimos situaciones de verdadera tensión, con cargas de trabajo impropias de un sistema público avanzado y con recortes en material que nos obligaban a ser ingeniosos. Fueron años duros y complicados que aún recordamos todos los sanitarios.

Recuerdo algunas situaciones de lucha sindical en contra de los recortes, de la falta de servicios o de la parálisis en la puesta en marcha de las oposiciones. Un grupo de compañeros sanitarios nos reunimos con Clavijo en el año 2018 al calor de la lucha por una OPE más justa, donde pudimos comprobar que el modelo de CC era distante a reforzar el servicio público. Derivaciones masivas a los hospitales privados, peonadas de servicios y falta de recursos.

Una de las luchas por la que más orgullo siento es la de haber conseguido la segunda ambulancia medicalizada para Lanzarote. Antes esta isla contaba con una única ambulancia medicalizada ubicada en Arrecife. Las emergencias a Playa Blanca, desgraciadamente, eran para recoger fallecidos dado que la distancia no permitía una asistencia rápida. Afortunadamente, en la actualidad esta ambulancia se encuentra en la localidad sureña salvando vidas.

Por tanto, los sanitarios y activistas de la sanidad pública ya conocemos las artes de los gobiernos conservadores de CC y Fernando Clavijo. Sabemos qué modelo tienen para la sanidad pública. Hemos vivido en nuestras carnes sus políticas, sus presiones y también sus silencios y menosprecios. Sabemos, también, el uso que hacen de los puestos de gerencia y de alta dirección. Las cacicadas para colocar miembros de su partido alejados de la realidad sanitaria.

Pero todo esto no nos pillaría por sorpresa si no fuese por un hecho que lo cambió todo. Hace apenas dos años, Canarias y el mundo se sumergió en la crisis sanitaria más mortífera de la que tenemos memoria. La pandemia de la Covid-19 nos evidenció lo vulnerables que somos como humanidad y la importancia de poseer sistemas públicos dotados y previsores. La pandemia constató que lo público, en situaciones de crisis, es la salvaguarda que tienen las sociedades en un mundo que gira en la lógica capitalista de “todo tiene un precio”. Recuerden, si no, que fue la capacidad de los estados lo que incentivó la extraordinaria y rápida investigación de la vacuna. O el eficaz mecanismo de vacunación donde prevalecían criterios de defensa de lo común y no de coste y beneficio. ¿De verdad que ya nos hemos olvidado?, ¿qué hubiese pasado si la gestión de la pandemia se hubiese realizado con un sistema de salud externalizado, privativo e infradotado?; ¿qué hubiese pasado si los ciudadanos, en vez de tener su vacuna gratis y universal, tuvieran que comprarla? No quiero ni imaginarlo.

Por todo esto, y porque creo en una Canarias donde prevalezca la justicia social y un fuerte estado de bienestar, es por lo que estoy preocupado con los primeros pasos de este consorcio conservador entre CC y PP. Este gobierno de Canarias ha adquirido los postulados ultraliberales de gobiernos tan polémicos como los de Ayuso en Madrid, con una tendencia a debilitar la presencia de lo público a favor de la externalización o, simplemente, privatización. A nadie se le escapa la situación que se ha vivido en estos últimos años en la capital de España, con unos servicios sanitarios tensionados y unos sanitarios en una lucha constante por dignificar la profesión. Espero que esto no ocurra en Canarias.

En este escenario empiezo mi primera andadura como representante público en el Parlamento de Canarias. Como me comprometí con los ciudadanos de Lanzarote y La Graciosa, desempeñaré mi cargo como lo he venido haciendo en mi labor de sanitario y sindicalista. Primero, desde la filosofía de la política de los cuidados y, segundo, con las mismas fuerzas y cabezonería a favor de la igualdad, la justicia social y la sanidad pública.

Porque seré nuevo en esto de la política, pero ya conozco a algunos de los que se sientan en los sillones azules del gobierno.

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