15.06.2019 | Redacción | Opinión
Esta semana me preguntó un amigo si era posible la formación de un gobierno conformado por partidos con diferente perfil, conservadores y progresistas. Mi respuesta fue: ¡definitivamente sí¡.., de hecho es lo deseable. Esa la esencia que subyace detrás de un sistema democrático, la formación de un parlamento que represente las preferencias de los ciudadanos para gestionar todo lo referente a lo público. Otra cosa es lo que la escasa experiencia democrática de nuestro país nos tiene acostumbrado.
La costumbre en España, aunque ya han empezado a darse casos más avanzados, es que los partidos políticos busquen apoyos para formar gobiernos en el caso de no haber ganado la mayoría absoluta en el parlamento. En el pasado esos apoyos siempre han supuesto una contraprestación financiera. De hecho se ha convertido en el argumento de partidos nacionalistas para captar votantes.
Los que en su momento fueron los dos grandes partidos siempre buscaron apoyos de los nacionalistas a cambio de compensación económica para formar gobierno y, posteriormente, sacar adelante sus propuestas electorales. Bueno no siempre, recuerdo el caso de un presidente de este país que un mes después de ser elegido, en su primera rueda de prensa dijo algo como esto: españoles.., lo que nos hemos encontrado no es lo que pensábamos, tenemos que aplicar otras políticas que no eran las de nuestro programa electoral, la primera, salvar a los bancos para no quebrar el país, así que todos ustedes a apretarse el cinturón….
En este país muchos ciudadanos cuando votan piensan: ¿cuál será el partido ganador?. Si tenemos suerte y es el que hemos votado, genial, y si no es así, mala suerte, tendremos que aguantarnos cuatro años porque nuestras preferencias no serán representadas. Me rechina, que la voz de muchos ciudadanos sea acallada porque su partido no está dentro de la formación del gobierno. Y no hablemos de la opinión de los que no se tienen en cuenta en la formación del parlamento como ocurrió con el 21% de los votos emitidos válidos en las elecciones autonómicas canarias de 2015.
¿Cómo es posible que aceptemos que alguien que pagamos gestione lo que es de todos sin tener en cuenta nuestra opinión?¿Aceptaría usted eso del administrador de su edificio o comunidad? Sólo porque un partido ha obtenido unos cuantos miles de votos más, o incluso, porque sin que haber sido el más votado se ha aliado con otros y consigue dominar la cámara no tiene derecho a acallar la voz de millones de ciudadanos de este país. De esto en Canarias sabemos mucho. La conformación de un parlamento mediante un sistema de elección democrática tiene el objetivo de formar una cámara que represente de manera proporcional las preferencias de los ciudadanos. Y eso significa que las opiniones de todos los ciudadanos deben estar contenidas en las políticas públicas que emanen de esa cámara. Esa es la única posibilidad para garantizar bienestar social. Y además es lo único formalizable matemáticamente.
La ponderación sólo significa que algunas preferencias deberán tener más peso. Y deberá ser de la manera en la que la han decidido los ciudadanos. No significa que muchos ciudadanos y, por tanto, sus preferencias puedan quedar fuera de la toma de decisiones de un país. Vivimos en una comunidad. Mientras escribo esto vuelo de pasar dos semanas en Noruega por mi trabajo. En ese país tienen muy presente el concepto Kommune, comunidad. En la piscina donde he estado entrenando estos días un cartel del largo de la piscina, 25 metros, lo ponía: esta piscina pertenece a la Horten Kommune (la comunidad de Horten). Los carteles se repiten por todos lados donde hayan bienes y servicios públicos. Noruega está siempre en los primeros puestos de los diferentes ranking de calidad democrática y transparencia y la consecuencia es su nivel de riqueza y bienestar. Hay muchos países con petróleo con una población que vive en la pobreza.
Los suizos también lo tienen muy claro. Se sienten comuneros, propietarios de su país. Cuando votan en unas elecciones saben que simplemente están eligiendo a los gestores de su propiedad. Los políticos también lo tienen claro, ellos representan a los ciudadanos y gestionan su propiedad. Está muy mal visto que un político descalifique a otro, porque lo que subyace detrás es que está descalificando la opinión de los ciudadanos que lo han elegido. Los suizos eligen a sus representantes en una lista abierta. Es decir, el partido político propone una lista y de esa lista el ciudadano elige al político que considera que mejor representa sus preferencias. Incluso la cosa va más allá. El ciudadano puede crear una nueva lista con políticos de diferentes partidos que son los que él considera que mejor les representa. Cuando tuve la oportunidad de presentarme a unas elecciones, muchas veces al final de una entrevista me decían, puede usted ahora aprovechar para pedir el voto. Mi respuesta era: mi criterio es que en primer lugar todos debemos ir a votar para que nuestras preferencias estén representadas en la toma de decisiones de lo público. Y añadía, los ciudadanos debemos elegir siempre al político que consideramos es el que mejor nos representa, y me quedaba ahí.
La democracia suiza lo deja muy claro: los representantes políticos deben buscar el consenso, y eso significa escuchar las opiniones de todos. Pensemos en como lo hacemos en nuestra vida cuando tomamos decisiones entre amigos o en nuestra familia. Si tenemos que decidir que película vamos a ver en el cine, o si tenemos que decidir en que playa vamos a pasar el día, tomamos siempre la decisión entre todos. Y estoy seguro que en la mayoría de las familias lo que queremos es pasar un buen día juntos, por lo que escuchamos la opinión de todos y buscamos la solución consensuada que a todos nos coloca como grupo en el punto de mayor satisfacción. No es deseable dejar a nadie fuera de la decisión. Yo al menos no me sentiría bien si algún miembro de mi familia o alguno de mis amigos queda fuera de la decisión.
El sistema de democracia directa Suizo, garantiza que si algún partido político queda fuera de una decisión puede convocar una consulta popular sobre la decisión del parlamento o del gobierno, reuniendo 50.000 firmas. Es sonada en Suiza la revocación de la decisión del parlamento suizo de la compra de diecinueve aviones de combate mediante referéndum. Los políticos de ese país saben que nunca deben alejarse mucho de lo que opinan los ciudadanos. Como dice un amigo, saben que siempre les pueden caer encima y darles una colleja, como pasó con los aviones de combate. En mi canal de Youtube tienen una conferencia que Rolf Meyer impartió en abril de 2019 en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y lo cuenta con más detalle. No se pierdan lo que los suizos llaman la Regla de Oro para la formación del gobierno.
Y volviendo a la pregunta de mi amigo, ¿es posible combinar políticas liberales conservadoras y progresistas? En particular me preguntó si era posible combinar una política de reducción del IGIC, con una política favorecedora de un salario social básico, la implantación de una tasa turística y la mejora de la sanidad. Mi respuesta fue esta:
La renta básica es una política fundamental en una sociedad tan deprimida como la nuestra. Precisamente el gobierno de canarias este año ha tenido superávit financiero 782,3 millones de euros, así que llevar adelante una política de este tipo no es inviable con las circunstancias presupuestarias actuales. Rebajar el IGiC supone rebajar directamente ese superávit, por lo que cabe la posibilidad de buscar un equilibrio entre ambas opciones. Aunque respecto a esto último te ofrezco otra opción mejor más adelante para activar la economía y poner más dinero en el bolsillo de todos los canarios, empresarios y ciudadanos en general.
Para implantación de una tasa turística tienes que tener en cuenta que actualmente el sector está teniendo ya dificultades para colocar parte de la oferta, con lo que cabe esperar una bajada de la actividad turística en las islas y como consecuencia una reducción de los ingresos por IGIC y otros impuestos. Además se avecina una nueva recesión económica mundial con la artificial guerra comercial provocada entre China y EEUU. La previsión es que en las condiciones actuales para el próximo año la economía mundial experimente una reducción de la tasa de crecimiento del PIB del 0,7%. Por consiguiente yo no respaldaría una política de reducción del IGIC porque es un suicidio financiero para el Gobcan.
Pero hay otras opciones que pueden facilitar la actividad económica del sector y generar un efecto de aumento de la demanda similar. Frente a esta situación de bajada de la demanda de turistas el Gobcan y el Parcan no pueden quedarse de brazos cruzados ante esta situación en las islas. Recuerda que en 2015 la tasa de desempleo llegó a ser del 29% y ahora no baja del 20%. Sí que es posible ejecutar una política progresista y de desarrollo económico al mismo tiempo en las islas sobre la base de la industria turística. Y eso debe hacerse elevando el perfil de gasto del turista que visita la islas.
Eso requiere intervención del sector privado y público de manera paralela. El sector privado debe modernizar su oferta turística como están haciendo ya algunos operadores y como ejemplo el caso del hotel Santa Mónica Suite. Cuando cierra las puertas en Mayo de 2015 era un complejo de apartamentos obsoleto de tres estrellas que ingresaba diariamente por apartamento entorno a 40 euros al día. Al abrir en Mayo de 2016 con la forma de hotel de lujo pasan a ingresar 100 euros más al día. Eso supone muchas cosas: En primer lugar mayores ingresos para el empresario. Pero además el turista que atrae este tipo de oferta turística gasta más dentro y fuera del hotel, lo que supondrá también un aumento de la recaudación fiscal. Este tipo de instalaciones turísticas como requiere trabajadores más cualificados, también supone mayor salario. En el caso de Santa Mónica sus empleados estuvieron un año formándose en el Hotel Escuela Santa Brígida. Además un hotel requiere más volumen de trabajadores que un complejo de apartamentos lo que supuso aumento de la plantilla. Por tanto, mejora la economía en general porque esas personas después van más restaurantes, viajan por las islas,… etc. Hacen circular el dinero, la economía crece y todos mejoramos. Y esa es la clave. Si la economía crece luego ya podremos hablar de posible rebaja fiscal, o al menos una rebaja fiscal en los productos de primera necesidad, los que afectan a las economías más débiles. Si queremos tener una sociedad más avanzada con mejores servicios públicos hay que pagarlos no queda más remedio. Los nórdicos lo tienen muy claro. Y gustosamente pagan porque dicen cuando me ha hecho falta un servicio público lo he tenido.
¿Cómo puede conseguirse esto? La manera de procurar una intensificación de la modernización de la oferta turística desde el GobCan y Parcan es con una exención fiscal parcial y temporal del IGIC (y/o impuesto de sociedades mediante acuerdo con el gobierno central), para aquellas empresas que renueven y modernicen su oferta turística, de la siguiente manera: a la empresa se le permite pagar IGIC en función de los ingresos que tenía antes de la modernización de su infraestructura turística y durante el tiempo necesario para recuperar la inversión.
Técnicamente es una subvención pigouviana por lo que demostrable formalmente que mejora la eficiencia de la economía. En cambio un impuesto indirecto como una tasa turística si que genera pérdida de eficiencia a la economía. La política es a coste cero para la administración porque esta sigue ingresando los ingresos que la empresa hubiera tenido si no se hubiera modernizado. Y a partir del momento en el que la empresa recupera la inversión desaparece la exención fiscal y los ingresos fiscales aumentan sustancialmente. No hace falta dar muchos detalles que sin duda es un gran incentivo empresarial, y por tanto, atractivo para un partido de derecha. Por otro lado es atractivo también para un partido de izquierdas porque aumenta el empleo, su calidad y retribución. Y es un incentivo para la sociedad porque aunque esa empresa no genera más ingresos fiscales durante un tiempo, cuando el turista que se aloja en sus instalaciones pisa fuera del hotel si genera más ingresos fiscales porque gasta más. Y eso significa más dinero para otras políticas como sanidad o educación.
¿Y la Sanidad? me preguntó también. No tiene fácil solución es la partida más gorda del presupuesto público pero no es concebible que estemos entre los peores del país. Para mejorar la sanidad hay que elaborar un plan de eficiencia y gestión diseñado por expertos externos, y los tenemos aquí mismo. Requerirá más dinero seguro que puede detraerse de una racionalización del gasto en infraestructuras públicas que se financian a pesar de no ser rentables, simplemente por rédito político. Eso se soluciona con evaluación económica, toda política de gasto de este tipo debe pasar por un informe socioeconómico de expertos externos que acredite su rentabilidad y expuesto con total transparencia. No como el caso del puerto de Agaete que se iba a llevar una millonada si haberse acreditado su rentabilidad.