02.11.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Hoy les voy a contar una anécdota un tanto desagradable para la entonces rectora de la Universidad de La Laguna, la catedrática de Edafología María Luis Tejedor Salguero y para el camarero que provocó el estropicio.
El lamentable hecho se produjo una mañana en una cafetería de la avenida de la Trinidad que se llamaba "El Carro" y que ya no existe. La máxima autoridad académica de la ULL, en compañía de otros profesores, acudieron a este bar con el fin de tomarse un tentempié y pidieron unos cafés y unas tapas o bocadillos, con tal mala suerte que un joven camarero inexperto les atendió y cuando iba a servirles la consumición se trastabilló y derramó un café y leche sobre el traje de la doctora Tejedor, que no tuvo más remedio que irse a cambiar de vestido, porque minutos más tarde tenías que presidir un acto y no era cuestión de presentarse así en público.
Me imagino el cabreo y la indignaciuón que seguramente se cogió doña Marisa, porque es muy desagradable que le echen a uno por encima un café y leche y más aún momentos antes de acudir a un acto oficial, como sucedió en este caso.
Esta "anécdota" puede pasar hasta en las mejores familias, pero nos advierte de que fallos humanos como el que les relato no deben producirse jamás. Mas basta que se trate de una rectora, de un cargo público conocido, para que sucedan estas cosas, que creo que la rectora nunca comentó con nadie, pero que yo me enteré, porque conocía al joven camarero que la atendió ese día y fue él precisamente el que me lo contó, sabedor de que uno por aquel entonces daba clase de Historia de Periodismo en Canarias en la Facultad de Ciencias de la Información de la ULL. Y eso.