30.06.2018. Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Los venezolanos eligieron a Chávez en 1998 con el mandato de luchar contra la desigualdad. Un proyecto que parecía ser lo mejor para una Venezuela que comenzaba a dar sus primeros pasos de crisis gubernamental. Un carismático ex teniente coronel, Chávez transformó el país durante sus 14 años en el poder, transfiriendo millonarios ingresos del petróleo a populares programas de subsidios sociales. Pero también nacionalizó grandes áreas de la economía e instauró estrictos controles monetarios, una intromisión estatal que los economistas dicen es la raíz de la crisis actual.
De tenerlo casi todo, ahora no tiene nada. En un país con las mayores reservas probadas de crudo del mundo, familias cocinan con leña porque no pueden conseguir gas. Los hospitales carecen de suministros tan básicos como desinfectantes. La comida es tan escasa y costosa. Una Venezuela, que algunos se empeñan en maquillar de ser un país con mucha calidad de vida. Sin duda, los chavistas, aunque en estos momentos están muriéndose de hambre, siguen siendo fieles a la semilla ideológica que sembró Hugo Chávez.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) destacó que las solicitudes de asilo de ciudadanos venezolanos en el extranjero ya superan las 100.000 peticiones. El éxodo masivo de venezolanos plantea entonces una problemática compleja para toda la región: según The Wall Street Journal, debido al colapso de la economía chavista, la décima parte de la población ya ha abandonado su territorio. El número se ha visto acrecentado en los últimos meses: se calcula que cerca de res millones de personas han dejado el país rico en petróleo tras dos décadas de medidas destructivas impulsadas por un Gobierno de izquierda.
Cerca de 550.000 venezolanos se encontraban refugiados en Colombia hacia fines de 2017, lo que representa un significativo aumento del 62% comparado con el mismo período de 2016. El Gobierno colombiano ha señalado que otro medio millón de ciudadanos de Venezuela han ingresado al país solo en el mes y medio transcurrido de 2018. La publicación destaca que aproximadamente 1.200.000 personas se han ido en los últimos dos años, según cifras compartidas por Tomás Páez, un experto en inmigración de la Universidad Central de Venezuela.
Miles de venezolanos huyen de su país por la crisis (AFP). Las cifras son todavía más alarmantes cuando se las compara con el éxodo registrado en naciones que se encuentran atravesando un conflicto bélico y humanitario, al otro lado del mundo. Colombia está recibiendo migrantes a un ritmo que se equipara a lo que hemos visto en los Balcanes o en Grecia Según consigna el WSJ, los números correspondientes a Venezuela pueden ser comparados con los 600.000 sirios que solicitaron asilo en Alemania, o los 700.000 miembros de la minoría rohingya que escaparon hacia Bangladesh desde Myanmar (Birmania), tras la ofensiva lanzada en su contra a fines del año pasado.
"A parámetros mundiales, Colombia está recibiendo migrantes a un ritmo que se equipara a lo que hemos visto en los Balcanes o en Grecia, así como en Italia en 2015, durante el pico de la emergencia migratoria en Europa" compartió al WSJ, Joel Millman, un vocero de la agencia migratoria de las Naciones Unidas. Según datos del Fondo Monetario Internacional, se espera que para fines de 2018 la economía venezolana tenga la mitad del tamaño que la que supo registrar en 2013, con un pronóstico de inflación del 13.000 por ciento.
Este desastre económico ha elevado los niveles de pobreza a cifras nunca vistas. La Encuesta sobre Condiciones de Vida –que realizan tres prestigiadas universidades– indica que 81.8% de los hogares del país eran pobres en 2016. Y se espera que los resultados de 2017 ronden 90%. El salario mínimo, de tres dólares mensuales, sólo alcanza para que una familia de cuatro miembros coma una vez al día, siempre y cuando tenga acceso a la dotación de alimentos que proporciona el gobierno con fines clientelares.
Todo ello supone una catástrofe humana sin proporciones. Es probable que el nivel de mortandad de 2017 y 2018 alcance el millón de personas. Hay un aumento alarmante de enfermedades, como difteria y malaria, y los problemas de generación eléctrica, escasez de gasolina y criminalidad se están acentuando. Venezuela ya es un país invivible.
Una encuesta llevada adelante a lo largo del territorio venezolano por la firma Consultores 21, con base en Caracas, reveló que el 40% de los consultados tiene intenciones de irse del país. Más allá de que por su cercanía el país de preferencia sea Colombia, ya existen comunidades significativas de venezolanos en la Argentina, Ecuador, Chile y Brasil.