07.03.2022 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
Siempre hemos abogado, por una política energética realista, que combinara adecuadamente el respeto al medio ambiente, con la sostenibilidad económica, mayor calidad de vida personal y mejor bienestar social. La progresiva descarbonización, pasa ineludiblemente por el impulso de la reforma, conservación, mantenimiento y rehabilitación, con una política realista y posible, incorporando la eficiencia energética en la edificación, como prioridad en el conjunto de la Unión Europea, apoyándose en la base que significa la construcción, como locomotora que arrastra al resto de los sectores económicos.
Claramente, está significando una verdadera inyección de trabajo empresarial, creación de empleo y empuje estratégico. La necesidad de una gran actividad operativa, centrada en la rehabilitación de las edificaciones, como consecuencia de la excesiva antigüedad de nuestro parque de viviendas insular, para su adaptación a lo requerido por la normativa en materia energética y medioambiental, está generando ya, un gran volumen de ocupación económica, cada vez con mayor dinamismo que, sin lugar a dudas, se mantendrá elevado en los próximos años, debido a la llegada de los fondos europeos, destinados a la renovación y mejora edificatoria.
Sin duda, la eficiencia energética, accesibilidad universal y digitalización, son los pilares sobre los que pivota ya la recuperación económica en nuestra provincia y será uno de los apoyos estructurales, que asienten las políticas de vivienda en los próximos años, con el objetivo de asegurarnos, en nuestra tierra, una transición y fomento de la sostenibilidad. Un porcentaje mayoritario de los edificios tiene una antigüedad mayor de 45 años, muchas viviendas están en estado deficiente, algunas, más de las que se suponen, en estado ruinoso. El 77% de las edificaciones residenciales, no cuentan con la accesibilidad oportuna y más del 48% de los edificios, de cuatro o más plantas no tienen ascensor, además, hay que mejorar las viviendas en zonas rurales, las unifamiliares, los edificios comerciales, de oficinas o la planta alojativa hotelera y extra-hotelera.
Ante las buenas perspectivas y el evidente crecimiento del empleo en el sector de la construcción, nos encontramos con el problema de que los jóvenes no quieren incorporarse, aunque tienen en el mismo, unas perspectivas de crecimiento personal, económico o profesional bastante halagüeñas. No se está cubriendo la tasa de reposición generacional, por lo que tenemos escasez de mano de obra especializada, ya que todo el personal que hemos formado está trabajando y aunque hacemos un esfuerzo ímprobo desde la Fundación Laboral de la Construcción, para tener los trabajadores suficientes, no contamos o nos cuesta encontrar, encofradores, ferrallistas, instaladores de cocina, fontaneros, alicatadores, yesistas, bombistas de hormigón, jefes de obra y oficiales de primera o segunda. Por eso, animamos a las personas que quieran trabajar, para que se preparen suficientemente, formándose adecuadamente, para tener la capacitación profesional que se requiere para estas obras de rehabilitación, porque la demanda empresarial de personal cualificado es acuciante.
La rehabilitación de una vivienda o edificio significa mayor seguridad personal, sinónimo de ganar en confort, un incremento cualitativo de su valor patrimonial y la actualización de su estructura, enriqueciendo, además, la vivencia personal. Es construir sobre lo construido, pero sobre lo que ya está obsoleto, adecuándolo a los tiempos presentes, pura economía circular, aplicada a la construcción, acometiendo actuaciones de regeneración urbana en áreas o ámbitos urbanos vulnerables, obsoletos o degradados, con la finalidad de lograr el cumplimiento de los principios de cohesión territorial y social. Modernizar es imprescindible en todos los ámbitos, pero especialmente, en uno primario como es la vivienda, el refugio protector de la vida familiar. Lo que se está ejecutando, desde un sector de la construcción responsable y comprometido con el medio ambiente, es puro desarrollo sostenible.
Imagen de archivo: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO