05.02.2018. Redacción / Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Una vez abiertas todas las carreteras de acceso al Parque Nacional del Teide, en las últimas subí a las cumbres centrales de Tenerife, para contemplar el extraordinario espectáculo de la nieve sobre los pinares de La Esperanza y sobre la lava volcánica de Las Cañadas.
Este lunes por la tarde pude comprobar con mis propios ojos que la primera nevada de este año ha sido más grande de los habitual en los inviernos tinerfeños. Por la carretera dorsal (TF-24) la nieve llega hasta la Fuente de Joco, a unos 1.900 metros de altitud y se acumula en cantidades considerables en el Corral del Niño, antes de llegar a los observatorios astronómicos del IAC en el puerto de Izaña.
El paisaje de nieve es espectacular pocos kilómetros después, en El Portillo de la Villa y el panorama alpino continúa hasta Las Cañadas del Teide y la antigua estructura de la Caldera central, destacando la figura del macizo de Guajara, la segunda altura más importante de Tenerife.
La ladera norte del pico más alto de España y del volcán más robusto de todo el Atlántico estaba este lunes completamente nevada, no así su cara sur, donde las precipitaciones han sido de menor intensidad.
En nuestro ascenso por la TF-24 cayeron intermitentemente copos de nieve a la altura de Ayosa y un poco más arriba el termómetro de mi automóvil (que es muy fiable) marcaba dos grados centígrados bajo cero, los mismos grados que en El Portillo de la Villa.
La nevada, como digo, es considerable y vale la pena subir a la cumbre a contemplar el paisaje invernal tinerfeño. Para los próximos días, según las previsiones meteorológicas, se esperan nuevas nevadas, por la penetración en el Archipiélago de otro frente frío de componente Norte. Si deciden ir a ver los volcanes nevados, vayan con precaución y respeten las señales, para evitar alguna desgracia.