03.02.2017. Las Palmas de Gran Canaria
Por: Rosario Valcárcel
Lo primero que me llama la atención del libro de Helio Ayala es el título. Un título que significa oculto y hasta me atrevo a decir espiritual, aunque el autor le da el sentido de tiempos extraños, de cambios y de pérdidas.
A mí me ha recordado a esos sueños solitarios, que guardamos celosamente en aquel diario, escrito de adolescente y que cerramos con doble llave.
Y quizás eso es lo que ha hecho nuestro poeta, asaltar las mazmorras de sus escritos, abrir las puertas cerradas una tras otra y otra para sacar a la luz ese proyecto de libro de poemas que durante mucho tiempo vertió en unos folios. Un libro con una estructura diferente, ya que comienza por las conclusiones como dice el prologuista Juan Francisco González- Díaz, lo empieza por un supuesto final que denomina:
Epílogos de la revelación:
En las que deja entrar la poesía, salir sus emociones, simbolizar la experiencia autobiográfica, la experiencia de una inquietud, de algún conflicto que traduce en metáforas, en evocación. En una evocación que disipa de una forma serena, sin animosidad ni enfrentamientos, sin poner el mundo en pie, como sería en la poesía social. Y escuchamos la voz del poeta:
Pérdidas, ganancias/ A los tours operadores del provecho ajeno. / A los que hacen su agosto todo el año. / A los que siguen inflando sus alforjas / con el pan de otros. / A los ignorantes y a los arquitectos. / A los ladrones de sueños. / A los guardianes de lo suyo. / A los miserables con chaqueta / que nos saltan al cuello. / Todo lo dejarán aquí. / Desnudos se irán. /
En la segunda parte: “Libro de las lamentaciones”:
Nos presenta poemas con un punto común, con una nostalgia tan conocida que no podemos evitar sentirnos parte de ella, parte de esas imágenes suyas, cercanas, casi espontáneas tanto que parece que su corazón abraza por sorpresa lo habitual, la añoranza de la Infancia, de esa infancia amplia que nos pertenece a todos.
Se despelleja la infancia, / a mordiscos. / Olas que salan los días /baten la mortaja / de los sueños. / La playa, / no está / ni el rebumbio. / Nos deja septiembre / sin aromas, / sin mareas, / sin membrillos. /
Por último nos llega: Prólogo de las intuiciones
Y vemos cómo su escritura se sitúa en escenarios oníricos, cómo invoca las deidades del sueño, la muerte, lo oscuro pero también la luz. Y lo hace con un aura envuelta en sentimientos y en tiempo:
Alójame/ Alójame en los sueños que no tengo / Despídeme de los que apenas saludé. / Tal vez llegue la muerte sonriéndonos. / Mientras tanto / déjame al cobijo / de las tardes que nos dimos /
Helio Ayala Díaz nace en Las Palmas de Gran Canaria, es licenciado en Teología y profesor de Enseñanza Secundaria. Publica en el 2013 “Brevedades” (NACE), libro de relatos y microrrelatos, “Arena entre los pies” 2015 en Cuadernos La Gueldera. Centro Canario de Estudios Caribeños –El Atlántico- Participa en libros colectivos y en el Taller Literario “Espejo de Paciencia”.
Publica “Poemas apócrifos” en septiembre del 2016 y lo hace con su particular estado de ánimo, con naturalidad, utilizando los versos para transmitirnos el amor por el mundo, el reflejo de una conciencia de la vida diaria, la poesía de lo cotidiano. De esa poesía que nos dice el poeta Manuel Díaz Martínez: “Celebro que los artistas no vuelvan la espalda a la cotidianidad de la vida, que es donde está lo que somos, donde quizás descubrimos lo que quisiéramos ser y donde nos encuentra lo que nos trasciende.”
Una poesía que Helio Ayala envuelve en un aurea de desencanto y escepticismo, en poemas tristes o filosóficos que nos rodean y nos afectan, que nos duelen, en poemas que se me antoja que quizás intenta detener alguna emoción que quiere recordar o quiere olvidar.
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