29.07.2024 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
En los artículos que escribo, en la mayoría de las ocasiones, traslado a la opinión pública, a través de este medio, lo que a su vez me llega de conversaciones personales, WhastsApp, redes sociales o teléfono, de personas, unas amigas otras desconocidas, que me trasladan su opinión o propuesta sobre un tema determinado. La pasada semana escribí un artículo titulado “Teletrabajo de pacotilla”, las reacciones fueron muchísimas, he recibido durante toda la semana cuantiosos casos concretos, con nombres y apellidos, precisando Servicios o Departamentos burocráticos donde se producen, que corroboran fielmente lo allí expuesto.
Es un tema de actualidad y sobre todo de mucho enfado, precisamente de los compañeros que trabajan presencialmente y conocen o mejor dicho padecen, lo que dicen que hacen y no ejecutan los que teletrabajan. Que la regla sea general no se puede afirmar, pero que si es cierta en la inmensa mayoría de los casos es indudable. Nos estamos refiriendo al que se declara en la Administración Pública, que funciona al voleo, de manera arbitraria o sin criterio alguno, porque el que se efectúa en la iniciativa privada, cuenta con todos los medios precisos para su cuantificación diaria, estando eficazmente controlado.
Un funcionario, ya felizmente jubilado, que durante toda su trayectoria profesional fue un ejemplo de competencia, tenacidad, compromiso y ayuda al administrado, fue el que me dio el título del articulo presente. Dice que es ignominioso, a saber, afrenta pública, lo que está sucediendo con este asunto, donde por parte de los que se aprovechan de esta nueva forma de trabajo, insolidariamente con sus compañeros y desprecio total al ciudadano, están desprestigiando la carrera de la Función Pública.
También otra empleada pública, comenta que es bueno sacar a la luz esta problemática, porque el objetivo es comunicar una realidad, que pone en solfa a los que se aprovechan conscientemente para “no dar un palo al agua” y cobrar a fin de mes, igual que los que se comprometen responsablemente con hacer su trabajo fielmente y donde hay que estar físicamente. No cabe duda de que las nuevas tecnologías suponen como todos los grandes descubrimientos, cambios importantes en nuestra vida cotidiana. Sigue comentando, que sin duda el encierro, cuando la pandemia del COVID-19 fue un curso acelerado sobre la puesta en marcha del teletrabajo, ahora la clave está en usarlo adecuadamente. La picaresca está presente en toda la vida y en el uso de las nuevas tecnologías no se va a quedar fuera. La clave está, para ella, en el grado de conciencia, tanto de la persona que las usa a nivel particular, como dentro del entramado laboral correspondiente. Cuando su uso está contemplado en un plan global, previamente diseñado en función de las necesidades y demandas de la sociedad, cuantificable y verificable, desarrollar el teletrabajo puede ser efectivo, pero depende de muchas variables, la primera es la responsabilidad personal, que es una dependencia con una fragilidad adquirida, que puede llegar a ser peligrosa. Termina insistiendo, en lo que estoy totalmente de acuerdo que, de todas formas, la base de un buen trabajo productivo reside en el compromiso de cada persona individualmente. Escaquearse significa rehuir un trabajo, una tarea o una obligación, dejando que otros la hagan.
Otra funcionaria me dice que ella trabaja más en su casa que yendo a su despacho, que le dedica muchas más horas. Le contesté que nadie le está pidiendo más labor de lo que en justicia le corresponde a cada cual, según convenio o normativa laboral que le corresponda. Lo que exigimos es la eficiencia y la presencialidad, así de claro, sencillo y rotundo.
Oscar Izquierdo