Síntomas de diabetes, que padecen más de 5 millones de personas en España

22.10.2019 | Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

La diabetes, cuyo Día Mundial se celebra el 14 de noviembre, es una enfermedad que afecta a 347 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, el porcentaje de la población con esta enfermedad es del 13,8%, más de 5 millones de personas mayores de 18 años, según el 'Estudio di@bet.es', elaborado en 2011. De éstos casi la mitad, el 6 %, desconocía sufrirla. En Canarias se ha calculado que esta dolencia afecta a más de doscientas mil personas, y lo más grave es que la mitad ignora que padece diabetes y no recibe un tratamiento adecuado.¿Tienes antecedentes familiares? ¿Tienes sobrepaso? Detectar a tiempo la enfermedad es fundamental para poder llevar una vida sana y normal. .

Un desorden metabólico

El metabolismo es el proceso que convierte los alimentos ingeridos en energía. El factor más importante en el desarrollo de este proceso es la insulina, una hormona segregada por el páncreas.

Durante la digestión, los alimentos se descomponen para crear glucosa, la mayor fuente de 'combustible' para el cuerpo. La glucosa pasa a la sangre, donde la insulina facilita su entrada en las células.

Si este proceso falla, por un lado, se "priva al cuerpo de su principal fuente de energía y, por otro, puede dañar los vasos sanguíneos, los riñones y los nervios, así como producir complicaciones relacionadas con el corazón, el sistema circulatorio y la vista", según el estudio 'La diabetes de Tipo 2. Estudio Crítico de Situación', de 2012.

La diabetes mellitus, la más común

Existen varios tipos de diabetes. La más común es la diabetes mellitus, aunque también existen la gestacional, la MODY o monogénica, la secundaria (inducida por enfermedad, cirugías, medicamentos...).

Dentro de la diabetes mellitus hay dos tipos:

-Diabetes mellitus tipo 1. El páncreas no produce o produce poca insulina.

-Diabetes mellitus tipo 2. Las células del cuerpo no responden a la insulina.

El tipo 1 es más frecuente entre niños y jóvenes. El 10% de los diabéticos padecen esta forma del trastorno. La diabetes tipo 2 se da más entre mayores de 40 años. Sin embargo, según el doctor Calle, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, "la de este último tipo, es cada vez más frecuente a partir de los treinta años".

En las personas que padecen diabetes del tipo 1, como sus cuerpos no producen insulina, deben inyectársela de por vida. En las personas que padecen el tipo 2, el tratamiento es más complejo.

Ganas de orinar y sed excesiva

La diabetes de tipo 2 está considerada como la 'plaga del s.XXI'. Así coinciden el doctor Calle y el doctor Ricardo Gómez, del Hospital Regional Universitario de Málaga y coordinador de Diabetes y Obesidad de la Sociedad Española de Medicina Interna.

Este tipo de diabetes "suele estar asociada al sedentarismo, el sobrepeso, el abuso de grasas y alimentos con exceso de calorías y, en general, los hábitos de vida poco saludables".

Uno de los síntomas más característicos de la diabetes es el aumento de la frecuencia de la micción, sobre todo si necesitas orinar con frecuencia, especialmente por la noche. Esto sucede porque los riñones intentan deshacerse lo más rápido posible de todo ese exceso de glucosa en la sangre.

Es por esto que aparece la sed excesiva. Tu cuerpo está tratando de reponer los líquidos perdidos. Estos dos síntomas van de la mano y son algunas de las formas que tiene el cuerpo de manejar los altos niveles de azúcar en la sangre.

Pérdida de peso pese a tener mucho apetito

Los niveles excesivamente altos de azúcar en la sangre también pueden causar una pérdida rápida de peso. Un adulto que pierde de 5 a 10 kilos en dos o tres meses sin ningún motivo que lo justifique debería consultar con un médico.

Si la insulina no hace llegar la glucosa a las células, donde es usada como energía, el cuerpo 'cree' que está falto de alimento. Entonces, comienza a descomponer las proteínas de los músculos como fuente alternativa de 'combustible'.

Por otro lado, los riñones también trabajan 'horas extras' para eliminar el exceso de azúcar, y esto conduce a una pérdida de calorías, además de dañar los riñones. Ambos procesos requieren una gran cantidad de energía por lo que se acaba produciendo un déficit de calorías en tu cuerpo.

Todo esto es compatible con que se produzcan ataques repentinos de hambre, otro signo típico de la diabetes, que pueden provenir de picos agudos y bajos en los niveles de azúcar en la sangre. Cuando los niveles de azúcar en la sangre caen, el cuerpo cree que no ha sido alimentado y exige más glucosa de la que las células necesitan para funcionar.

Problemas de piel e infecciones

Los picores en la piel, por ejemplo, por mala circulación, pueden ser una señal de la diabetes. También pueden serlo otros problemas de la piel como la acantosis nigricans, un oscurecimiento de la epidermis alrededor del cuello o la axila.

La diabetes también hace más probable que se sufran variedad de infecciones. Tanto hongos como bacterias se desarrollan en ambientes ricos en azúcar. Las mujeres, en particular, deben tener cuidado con las infecciones vaginales por cándida.

Como la diabetes puede debilitar la capacidad de tu cuerpo para combatir los gérmenes, también aumenta la probabilidad de desarrollar infecciones en las encías y en los huesos que sujetan los dientes. El retraimiento de las encías, o la formación de llagas en ellas, son dos signos característicos.

Cicatrización lenta

A partir de una glucosa de 126 mg/dl --cuando se considera ya que se ha adquirido la diabetes-- y hasta 180 "el organismo ya está sufriendo daños cardiovasculares, aunque el paciente puede no estar padeciendo los síntomas, o éstos pueden ser apenas perceptibles", afirman algunos médicos.

Las infecciones, cortes y contusiones que no se curan rápidamente son otro signo clásico de la diabetes y que se hacen más evidentes en enfermos ya diagnosticados. Suele ocurrir porque los vasos sanguíneos están siendo dañados por la excesiva cantidad de glucosa que viaja por venas y arterias, lo que difículta que la sangre -necesaria para facilitar la curación- llegue a las diferentes partes del cuerpo.

Fatiga e irritabilidad

Una persona con niveles altos de azúcar en la sangre, dependiendo de cuánto tiempo conviva con ello, puede llegar a acostumbrarse a sentirse mal de forma crónica.

El tenerse que levantar al baño varias veces durante la noche hace que cualquier persona, al no dormir bien, esté cansada. Si a esto se añade el esfuerzo extra que el cuerpo realiza para compensar la deficiencia de glucosa, el cansancio aumenta, y estar cansado te vuelve irritable.

Visión borrosa, hormigueo, entumecimiento

Tener una visión distorsionada o ver destellos ocasionales de luz puede ser consecuencia directa de niveles elevados de glucosa.

La visión borrosa es un problema de refracción. Cuando el azúcar alto, cambia la forma de la lente y el ojo. Si se permite que el índice de glucosa no esté controlado durante mucho tiempo, puede causar un daño permanente e incluso ceguera.

Por otro lado, el hormigueo o el entumecimiento en las manos y en los pies, además de ardor o hinchazón, son también signos de que los nervios están siendo dañados por la diabetes.

Si hay niveles altos de azúcar en la sangre durante largo tiempo, el daño puede ser irreversible. En casos extremos, llevar a la amputación de dedos, pies y piernas, como recuerda la OMS en sus '10 datos sobre la diabetes'.

(Con datos de la Organización Mundial de la Salud, de la Asociación Española de Medicina Interna y de la Federación Española de Diabetes).

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