15.09.2018. Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
La calle está cada día más alborotada, nerviosa y en ocasiones muy violenta. Vivimos en una sociedad estresante, donde lo material prima por encima de los valores humanos. Conducir hoy en día dentro de una ciudad o en una autopista es muy complejo, ya que cualquier maniobra que hagas mal equivocadamente es motivo de insultos y amenazas. Incluso, cuando la razón te asiste. Sin duda, hay mucha agresividad verbal y física. Es por ello, que la Dirección General de Tráfico expone que mantener actitudes agresivas multiplica por 10 el riesgo de sufrir un accidente con víctimas y por 30, el de que haya heridos graves.
Hoy, alrededor de 3 millones de conductores circulan con un alto nivel de agresividad y más de 100.000 son auténticos “violentos viales” que, además de conducir sumamente alterados, reconocen haber causado directamente un accidente por sus conductas irresponsables, según el estudio "Influencia de la agresividad en los accidentes de tráfico", presentado por la Fundación Línea Directa y realizado en colaboración con el Instituto Universitario de Investigación de Tránsito y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia (INTRAS). Estas cifras de agresividad al volante en España son sorprendentes, ya que hay 2,6 millones de automovilistas que admiten que se han peleado con otro conductor o que podrían llegar a hacerlo por una disputa de tráfico, y alrededor de 3,2 millones reconocen haber retado a otro conductor a salir del coche para solventar sus diferencias.
Este informe analiza la percepción sobre las tipologías de la agresividad al volante a partir de una encuesta realizada a 1.700 conductores españoles sobre sus hábitos en la conducción y se completa con su inferencia en más de 466.000 accidentes con víctimas y el comportamiento de casi 789.000 conductores implicados en estos siniestros de tráfico registrados por la DGT en los últimos cinco años disponibles (2012-2016).
La agresividad al volante no es solo una falta de civismo, sino que tiene unas consecuencias negativas y peligrosas para el resto de conductores, ya que provoca no solo simples “golpes de chapa”. En este sentido, mantener actitudes provocadoras al conducir multiplica por 10 el riesgo de sufrir un accidente con víctimas y por 30 el riesgo de sufrir un siniestro con heridos graves. De hecho, casi 300.000 conductores muy agresivos reconocen que se vieron implicados en accidentes con víctimas en los últimos 5 años.
En el último año analizado (2016), y aplicando un “factor agresividad” elaborado por Fundación Línea Directa e INTRAS en base a los criterios establecidos por la Organización Mundial de la Salud que afectan a la agresividad en la conducción (infracciones, exceso de velocidad, alcohol, no uso de cinturón o casco y distracción), ha habido 31.000 conductores con alta agresividad implicados en 28.600 accidentes con víctimas.
Perfil del conductor agresivo
A nivel general, el perfil de conductor agresivo que termina sufriendo un accidente, es el de un varón joven, de unos 32 años, con pareja, estudios medios, con menos puntos en su carné y que circula principalmente por vías urbanas. Estos conductores reaccionan con mucha más agresividad contra las mujeres y los conductores noveles, con los que tiene menos paciencia y a los que termina insultando y gritando de forma más frecuente, en general recurriendo a tópicos machistas.
Un 35% de los españoles, preguntados si se consideran agresivos al volante, reconocen no ser precisamente un ejemplo de paciencia. Murcianos y riojanos son los que admiten ser más irascibles al volante, mientras que gallegos y extremeños se ven a sí mismos como los más tolerantes al conducir. Eso sí, la perspectiva cambia notablemente cuando se pregunta qué comunidades son las menos pacientes en la carretera. En ese caso madrileños (51%) y catalanes (12%) son vistos por los demás como los más agresivos cuando se ponen al volante.
Motivos de la agresividad
Pero, ¿por qué somos agresivos los españoles al volante? Las causas son, en opinión de los conductores, de lo más variadas. El 20% de los conductores de España atribuye la agresividad en el coche al estrés del día a día, principalmente el trabajo y la familia, mientras que el 15% de los automovilistas culpan a las conductas y maniobras que hacen los demás automovilistas, y un 12% lo atribuye a los atascos. Además, cuando se producen atascos o estrés, los conductores reconocen actuar agresivamente porque se sienten amparados por el anonimato que da la conducción (41%) ya que no se volverá a ver al otro conductor, la sensación de velocidad (27%) o poder tener conductas egoístas, como no dejar pasar a otros coches (8%) en una incorporación. De hecho, en España, hay 6,9 millones de conductores (26%) que reconocen que han adelantado bruscamente a otro vehículo para intimidarle, por motivo de algún pique o rivalidad en la carretera.
La influencia de los acompañantes
Otro aspecto interesante es cómo creen los españoles que influyen los acompañantes en la agresividad. Según su punto de vista, ir con amigos (57%) o solo (42%) puede aumentar considerablemente la agresividad en la conducción, mientras que ir con los hijos (62%), con el cónyuge o pareja (37%) o con compañeros de trabajo (34%) puede reducirla.
En cuanto a las posibles medidas que adoptarían los españoles para reducir la irascibilidad en la carretera, un 56% propone quitar puntos del carné aunque no haya existido una infracción concreta y un 46% pide más formación en las autoescuelas. Otras propuestas serían inmovilizar un tiempo el vehículo (41%), ir a charlas con víctimas de accidentes de tráfico (40%) o poner multas por insultar a otros conductores (40%).
Según Francisco Valencia, Director General de la Fundación Línea Directa, “debemos acabar con la agresividad al volante no solo por una obvia cuestión de civismo, sino, sobre todo, porque la irascibilidad es una mala compañera de viaje que, cada año, está presente en miles de accidentes en España. Por eso, en una época del año especialmente sensible, en la que la DGT prevé más de 90 millones de desplazamientos, debemos de ser conscientes de que ninguna maniobra y ningún atasco debe comprometer nuestra seguridad y la de los que nos rodean”.