10.08.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Me parece muy acertado que la autoridades legislativas galas hayan prohibido, a partir del próximo curso académico, no solo el uso de teléfonos móviles en los centros de enseñanza del país vecino, sino también el hecho de llevarlos consigo en las aulas, una medida que creo oportuna y conveniente, demás de recomendable para los niños y adolescentes que abusan de estols aparatos, así como de tabletas y de los vídeo juegos.
Pienso que una norma similar debería ser aprobada por el Parlamento de Canarias y ratificada por el Gobierno autonómico del Archipiélago, que tiene plenas competencias en Educación, trasnferidas en su momento por la Adminsitrración Central del Estado.
El Parlamento francés aprobó que de manera definitiva queda prohibido el uso de teléfonos celulares en las escuelas de nivel primaria y secundaria, una de las promesas de campaña del actual presidente galo, Emmanuel Macron.
Salvo algunas excepciones, la ley impide el uso de aparatos como móviles, tablets o relojes inteligentes en escuelas y colegios, donde estudian los menores hasta los 15 años.
La única manera en que podrán llevarlos y utilizarlos, es cuando se trate de un “uso pedagógico" evidente y demostrable.
Sobre los colegios de educación superior, cada uno podrá decidir si adopta o no la medida aprobada por los diputados del partido de Macron y del centro, quienes votaron a favor de esta ley ante la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento, mientras que la derecha y la izquierda se abstuvieron, asegurando que se trata de una “operación de comunicación” que “no va a cambiar nada”.
Cabe destacar que desde 2010, la ley francesa prohibe los teléfonos celulares “durante cualquier actividad de enseñanza”, pero a partir de ahora no podrán llevarlos consigo.
Hoy en día, niños de corta edad, con seis o siete años, ya empiezan a usar móviles y tabletas, con las que se comunican y "entretienen" durante excesivas horas al día, lo que es perjudicial para su salud, como han advertido de forma reiterativa psicólgos, médicos pediatras y pedagogos. Con su prohibición en los centros educativos públicos y privados o concertados y el fomento de juegos tradicionales daremos un paso adelante en la formación y educación de niños y adolescentes. Es lo que pensamos muchos adultos, partidarios de que los jóvenes lean más y se esfuercen por obtener un mayor nivel cultural. Y eso.