San Valentín

13.02.2020 | Redacción | Relatos

Por: Magdalena Barreto González

Podría escribir sobre mil cuestiones relacionadas con el amor de pareja y las flechas de cupido. Seleccionar las mejores canciones para declararse, las recetas más dulces para compartir, los regalos más originales para demostrar tu amor o incluso, las frases más románticas de la historia. 

Podría también hablar de amores de cuento o de película. Amores idílicos, platónicos, utópicos, contradictorios o reñidos; pero hoy, y sin pretender molestar a quienes creen en el 14 de febrero como el día del amor, quiero reflejar en este texto otra visión de San Valentín.

Sé que hoy no recibiré flores, ni bombones, ni lencería, ni perfumes, ni tarjetas con palabras de amor. Hoy no tendré que fingir que todo es perfecto, y sin embargo sé que será un gran día. No he dejado de creer en el amor, porque sería como dejar de creer en los sueños, pero que yo sepa no existe el "Día de lavarse los dientes", por poner un ejemplo. Sabes que debes hacerlo y punto, y lo haces cada día por tu propia salud.

Si el año tiene 365 días (uno más este año), ¿cómo se puede creer que sólo uno de ellos esté dedicado al amor?, ¿y el resto qué pasa?, ¿acaso vas guardando el amor para sacarlo sólo este día? ¿Hay alguien que riegue sus plantas sólo un día al año y que las mantenga vivas?

Hace unos años recibí en San Valentín uno de esos regalos que te hacen sentir la mujer más feliz del mundo y pensar que de verdad eres muy afortunada. ¿Sabes lo más curioso de todo? que quince días después me dejó el corazón roto en miles de pedazos y cientos de preguntas en el aire que hoy sigo sin responder. Pero aquel 14 de febrero, todo era perfecto.

Llevo muchas noches escuchando en mi programa de radio favorito, cientos de historias de amor que no termino de entender, protagonizadas por mentiras, engaños, autoengaños, falta de comunicación, dependencia, maltrato emocional, secretos, intereses económicos o personales, obstáculos, miedos, temores, conflictos...

Infinidad de historias "de amor" con un mismo denominador común: la falta de amor por alguna de las partes, e incluso por ambas partes.

Escucho repetidamente la misma historia con distintos protagonistas, mujeres y hombres, que se sienten presos de unas circunstancias que les impiden ser felices. Incapaces de tomar la decisión de seguir su camino en solitario, de romper una historia de amor que hace tiempo, dejó de serlo.

No quiero ser una de esas personas que se derrite cuando su pareja llega a casa, un día como hoy, con un regalo especial y, sin embargo, no recuerda la última vez que le escuchó decir "te quiero", o la última vez que rodeó su cintura de forma improvisada para susurrarle lo guapa/o que está, aunque sepa que tiene un aspecto horrible.

No quiero rosas rojas porque justamente hoy "recordaste" que me quieres. Regálame un beso cada día al despertar. Susúrrame que me extrañas aún teniéndome cerca. Hazme sentir que mi cuerpo es tu refugio preferido y que te encanta perderte en mis caderas. Llámame cuando sepas que lo necesito, quiéreme cuando menos lo merezca. Invítame a ser tu compañera de viaje, en las malas y en las buenas. Hazme reír a carcajadas y alíviame las penas. Dame seguridad con un abrazo y mírame a los ojos cuando tema. Quiéreme un poquito cada día, yo te daré la luna entera.

Para todas esas personas que celebran el día de los enamorados porque "es lo que toca", porque hay que quedar bien con la pareja o porque se han acumulado los trapos sucios y necesitan con urgencia un buen centrifugado, les dedico una breve reflexión.

Cuánta hipocresía envuelta en papel de corazones, tratando de pronunciar el “te quiero” que tantas veces faltó.

Quieres hacer de hoy un día especial, sabiendo que tu pareja hace tiempo dejó de ser prioridad.

Quieres celebrar una fecha que no deja de ser una más, con flores de vivos colores que pronto marchitarán.

Me pregunto:

Cuántos cajones vacíos de ilusiones pretendes ahora llenar.

Cuántas noches oscuras pretendes iluminar.

Cuántas heridas y daños pretendes cicatrizar.

Cuántas lágrimas vertidas pretendes hoy recoger.

Cuántas palabras no dichas pretendes hoy pronunciar.

Cuántas páginas en blanco pretendes hoy escribir.

Cuántas caricias perdidas pretendes recuperar.

Hoy harás la pantomima fingiendo que todo está bien, preguntándote en un beso, cuándo se dejaron de querer.

Para quienes celebran el amor todo el año, y en San Valentín simplemente lo reafirman...FELICIDADES¡¡¡

 

 

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Magdalena Barreto González.

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