12.10.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
A la hora de publicar, contar o transmitir un hecho noticiable, ya sea en medios escritos (clásicos o digitales) o en soportes audiovisuales, los periodistas debemos informar de la forma más clara, directa y completa posible, y de manera especial en el encabezado o título de la propia noticia, completado con el antetítulo y también con el subtítulo correspondiente.
Eso es una norma esencial y básica a la hora de elaborar cualquier información. Lo que siempre se ha conocido en la Prensa anglosajona como la fórmula de las "cinco doble uves" (what, where, who, etcétera), es decir (en español) "qué" ha pasado, "cómo" ha sucedido, "cuándo" ha tenido lugar, "dónde" se ha producido la noticia, y "quién" o "quienes" son o han sido los protagonistas.
Pongamos como ejemplo la celebración de un partido de fútbol. El lector, el oyente o el telespectador necesariamente tiene que estar informando de qué partido se trata, de dónde se jugó o dónde se va a jugar, cómo se desarrolló el encuentro, quienes fueron los protagonistas y cuándo se enfrentaron. Si la noticia es elaborada sin todos esos elementos fundamentales, se convierte necesariamente en un mensaje incompleto.
En los últimos tiempos se ha relajado el cumplimento de las "5W" en algunos medios de comunicación de las Islas y por eso es habitual que muchas informaciones locales no estén antetituladas con el "dónde" y el lector se quede en babia porque no sabe el lugar concreto, pongamos por caso, en el que se ha producido la noticia.
También es muy habitual que se dé por sobreentendido, cuando se anuncia algún evento, la hora de comienzo del mismo, como si el destinatario del mensaje supiera de antemano ese dato, y así podemos ver con frecuencia que se habla de un concierto o de un partido de una especialidad deportiva, sin que se especifique ni el lugar ni la hora.
Las que comento son normas esenciales que se deben cumplir cuando se redacta cualquier información y parece como si algunos periodistas de las nuevas generaciones pasen ampliamente de esos conceptos, lo que les convierte sencilla y llanamente en malos profesionales. Y lo afirmo sin temor a equivocarme. Ejemplos de lo que digo son muy habituales y frecuentes, y todos los comunicadores debemos "recargarnos las pilas" y acordarnos de unas reglas básicas.