12.08.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
El otro día me levanté tarde y me asomé al balcón. Hacía bastante calor en La Laguna, cerca de treinta grados, y se veía bastante calima con polvo en suspensión procedente del desierto del Sáhara, muy habitual en estas fechas.
Como no tenía nada programado para ese día, le dije a mi mujer si le apetecía ir a la Punta del Hidalgo y darnos un baño en la piscina pública de El Arenisco. Sin pensárnoslo dos veces, nos pusimos los bañadores y tiramos para al costa lagunera.
En poco más de media hora ya estábamos cogiendo sol en nuestro destino y unos minutos después dentro de la referida piscina, disfrutando como enanos del contacto con el agua del mar, a una temperatura deliciosa, en un día bastante apacible, sin apenas gente, porque al parecer a los habituales de este lugar les apetece acudir más en horas de la tarde, cuando el sol empieza a caer y el calor se hace menos patente.
Estuvimos un par de horas en el solarium de la piscina, resguardándonos convenientemente de los rayos ultravioletas, ya que era nuestro primer baño de este verano y no era cuestión de coger una molesta insolación.
Tras usar las duchas para quitarnos el salitre, decidimos acudir a un restaurante de la zona, donde comimos una ración de sardinas a la plancha y una ensalada para los dos, mientras contemplábamos el vaivén de las olas, a solo unos metros de la orilla, mientras nos llegaba una suave brisa marina.
Sin duda, vivimos en un auténtico paraíso y en pocos lugares del mundo se puede disfrutar de momentos como los que narro, a dos pasos del hogar donde residimos todo el año.
Realmente es un placer vivir en Tenerife y en cualquiera de las Islas Canarias y creo que muchas personas no aprecian como debieran lo que tenemos y a lo que no damos la más mínima importancia. Y tal vez porque lo vemos como algo normal, en lugar de un hecho realmente excepcional, no lo pensamos seriamente.
¡Cuántos millones y millones de personas nos envidiarían por tener un entorno natural tan extraordinario como el nuestro, sin necesidad de tener que desplazarse miles de kilómetros para poder disfrutar de este paraíso¡ La felicidad consiste en buscarla en los pequeños detalles y en los momentos en los que se puede disfrutar.