06.10.2017. Redacción / Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Ustedes perdonen que sea tan explícito, pero me parece que el presidente del Gobierno Autonómica de Cataluña, el "honorable" (sic) Carlos Puigdemont, se levantó la mañana de este viernes con los calzoncillos cagados, porque a los independentistas sediciosos casi todos los tiros le están saliendo por la culata de la escopeta, que tiene el punto de mira más torcido que las de balines que se alquilan en las fiestas de los pueblos.
En medio de una campaña de propaganda goebbeliana, este "president" y el cerebro de toda esta locura, el tal Oriol Junqueras, no esperaban que comenzase un goteo de éxodo de empresas desde Cataluña hacia otras ciudades del resto de España, como las dos principales entidades bancaria de aquella región y destacadas compañías como Gas Natural, Proclinic y Catalana de Occidente, entre otras.
Los líderes políticos que encabezan la rebelión institucional pretendía que la Audiencia Nacional hubiera imputado e incluso detenido al jefe de los Mossos de Esquadra, el mayor Trapero, quien se tuvo que desplazar hasta Madrid para declarar ante un juez del alto tribunal. Y como no fue así, no han podido armar un follón y provocar que las masas populares independentistas protestasen contra una acusación que, acertadamente, no ha prosperado.
Igualmente, los cabecillas de esta revuelta secesionista confiaban en que, una vez celebrado el ilegal referendum del pasado día primero, el Gobierno Central, con Rajoy a la cabeza, propusiera al Senado español la aplicación del artículo 155 de la vigente Constitución democrática de 1978, lo que hubiera motivado una más que probable reacción en contra en Cataluña.
El Gobierno ha actuado razonablemente, esperándolas venir y no se ha llevado por los consejos der algunos de precipitarse para parar este golpe de Estado, porque aun no se ha producido --ni creo que se produzca ya-- una declaración unilateral de independencia.
Por todos estos motivos, los independentistas se han visto al borde de un precipicio y ahora les ha entrado vértigo. Se han metido contra el Jefe del Estado, el rey Felipe VI; han despreciado a las fuerzas políticas constitucionalistas y no han parado en su empeño de provocar a los responsables de las principales instituciones españolas, pero su perversa estrategia se les ha venido abajo y no se han atrevido, por lo menos hasta la tarde del este viernes --que es cuando escribo estas líneas-- a proclamar la secesión y la república catalana.
Estaremos expectantes a ver lo que ocurre en los próximos días, pero --al menos en apariencia-- creo que las patéticas aventurillas independentistas se están disolviendo ante la cruda realidad... Por lo pronto, el lunes no habrá sesión plenaria en el Parlamento de Cataluña.