Por el retrovisor

24.09.2023 | Redacción | Opinión

Por: Alejandro de Bernardo

adebernar@yahoo.es

En el zaguán del otoño, antes de que comiencen a caer las hojas. Las primeras hojas. Las que se lanzan al vacío meciéndose en el balanceo inevitable del destino. Crónica de una muerte que no se anuncia. Rutina de la naturaleza. La misma naturaleza que vacía nidos y genera síndromes que hoy me toca padecer. Inicios de la estación melancolía. La que pinta de amarillos, rojos, mostazas y ocres. Y naranjas y verdes oscuros las partes de un paisaje siempre en tránsito.

Desde ese andén, miro por el retrovisor y descubro que hay gente que lleva en los ojos -esculpidas en barro- esas letras de silencio: “prohibido pasar”. Hombres y mujeres que no permiten tocar sus puertas interiores. Todo es superficial. Pañuelos de usar y tirar. Artículos de fácil consumo. Gentes que van por la vida disfrazados de hombre invisible. Mínimamente perceptibles. Cuando faltan, no dejan ni siquiera su ausencia. Es como si nunca hubiesen estado. Son olvido. Centros comerciales de cosmética. Pura trivialidad.

Otros, sin embargo, dejan las cicatrices de su alegría en la piel. Te llega su recuerdo y cantas o lloras: de alegría precisamente. Gente de fervor y amor. Uvas y dulzura cálida. Con ellos quiero quedarme. Son mi patrimonio: congéneres anónimos a los que amo por lo que son. Por cómo son.

Si no tienes con quien compartir interiores... no vives. Pero para eso has de saber que importa más dar que recibir, sentir que anestesiar, compartir que competir.

Los que caminan por el interior siguen el camino del paraíso. Nunca pongas en tus ojos el cartel de prohibido. Deja que entren los que lo merecen. Aquellos que no piden permiso para acariciarse. Para abrazarse y darse mimos y cuidados. Vivimos en un tiempo tan frío aunque nos estemos tostando… que incluso el frío está de moda.

No cambio la emoción por la conmoción de las doctrinas. Ni mis sueños por los sueños que otros soñaron. Quiero vivir al lado de gente humana. De la que se ríe de sus errores y que no presume con sus triunfos. Esa que no necesita que le digas lo bien que lo hace. Lo maravillosa que es. Esa que camina del lado de la verdad. De la honradez. Quiero -esto no es mío pero ahora lo es y de usted también- rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas. Esa a quien los duros golpes de la vida le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma. Como decía el poeta Salinas en "Mi alma tiene prisa"... "...tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una".

Escribí alguna vez que todas las grandes historias de amor empiezan por un "contigo". Lo repito ahora. Deja que pase ese alguién, anda. Quita el cartel de los ojos. No esperes. Permite que el sol penetre fértil en ti. En el interior, digo: el único reino que importa. Para ti, para mi, para todos.

Feliz domingo.

adebernar@yahoo.es

PD Felicidades Javi Califa. Incansable repartidor de alegría. La que espanta tormentas y enciende el arco iris.

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