Podremos

19.07.2021 | Redacción | Opinión

Por: Óscar Izquierdo

Presidente de FEPECO

Los tiempos convulsos que vivimos, con esa agitación, sanitaria, política, social, económica, que trastorna la normalidad de la vida colectiva, produce un efecto generalizado de hondo desasosiego. Estando inmersos en una crisis, que perjudica a todos los ámbitos y a cualquier persona, sin distinción alguna. De una manera u otra, la afectación puede llegar, desde la levedad, hasta el más profundo dolor humano. Parece una derrota generalizada, ante unos acontecimientos a los que no se les ve salida, por muchas medidas que se pongan, ya que, aunque se ha anunciado varias veces el final tan deseado, la pura realidad, es que estamos incluso peor que al principio, después de un año y medio de lucha sin resultados tangibles. No se trata de buscar culpables, sino de encontrar soluciones, ahora no es el momento del frentismo, que tanto les gusta a los políticos, sino del acuerdo, dialogo y consenso. Por eso, aunque en algunos casos y no son pocos, es difícil decirlo, hay que levantarse y salir adelante, no hay otra, porque la vida, con todas sus contradicciones continúa imparable, siendo como es una batalla, que no sólo hay que ganar cada día, sino en todo momento. Que magnífica la frase del dramaturgo y poeta alemán Goethe, cuando dijo, “yo amo a aquel que desea lo imposible.”

Vamos a conseguir salir de esta coyuntura, está costando y seguro que continuarán muchos sacrificios, pero tenemos innata esa capacidad de superación, que hay que aflorar. A nuestro alrededor, vemos a verdaderos héroes anónimos que, en su vida ordinaria, ejemplifican lo que significa la palabra superación. El poeta chileno Pablo Neruda, lo expresa muy bien, cuando recalca aquello de “queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños”. Hay que poner manos a la obra, los lamentos son también eficientes, porque un respiradero siempre ayuda a recobrar el ímpetu, pero hay que dar un paso más.

Eso es lo que ha estado haciendo la construcción desde el comienzo de la pandemia. No ha parado de trabajar, con muchas dificultades, pero superándolas una tras otra. El sector ha ganado la batalla a la COVID-19 o por lo menos, para no ser triunfalistas, se le ha enfrentado con valentía. A pesar de soportar el peso del liderazgo laboral, la incidencia en el mismo ha sido mínima, gracias a la responsabilidad, tanto empresarial, como de los trabajadores, que han puesto y seguido los distintos protocolos de salud laboral en las obras, con la máxima exigencia. Si no estuviera la actividad constructiva arrastrando, cual locomotora, al conjunto de la economía canaria, la catástrofe hubiera sido de dimensiones dantescas y no es ninguna exageración. Es la que está apuntalando nuestra tierra, para reconstruirla con fortaleza, siendo el dique de contención del desempleo en nuestra Comunidad Autónoma. Estamos creando empleo, es más, necesitamos la incorporación de los jóvenes para asegurar una tasa de reposición suficiente y un relevo generacional ordenado. Queremos seguir aportando todo lo que sea necesario para reflotar lo que se ha hundido. Pero necesitamos valentía política, para que se tomen las medidas oportunas, con el fin de modernizar una administración pública que no sirve para afrontar los retos actuales. También, responsables públicos, con las agallas suficientes para proceder a una simplificación legislativa, porque lo que se requiere no es aprobar más leyes, sino empezar a atreverse a derogar las que no son útiles y producen el caos burocrático que sufrimos. Tener más normativa, no significa mayor seguridad jurídica, todo lo contrario, lo sencillo, es lo que simplifica, da confianza y certidumbre, se llama eficiencia.

Imagen de archivo: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO

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