Piso, cama y polvo

15.01.2019. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@deranet.es

Vivimos tiempos convulsos y difíciles y aunque esta sea una afirmación que se ha repetido infinidad de veces a lo largo de la historia de la Humanidad, porque en las distintas épocas por las que ha atravesado este planeta siempre se pensó que el mundo iba a peor que en años y decenios anteriores.

Uno lo dice, porque me da la impresión que se han deteriorado mucho las relaciones entre las personas y se ha perdido también el respeto , en líneas generales, en el trato personal con nuestros semejantes.

Me llama mucho la atención que en este país se sucedan, día sí, día también, agresiones sexuales y violaciones de mujeres jóvenes por parte de grupos machistas que ven a las chicas solo como un codiciado objeto sexual, sin entrar a valorar otras consideraciones que, precisamente, nos diferencian a los humanos del resto del mundo animal, pro en estos casos denigrando a los seres vivos.

Ahora se ha puesto de moda acudir a la "caza y captura" de mujeres en manada, producto de la cobardía, la imbecilidad y el sinsentido de cualquier agresión a una hembra que, por el hecho de serlo, se ve acosada, perseguida y maltratada por grupos de indeseables que solo tienen una neurona y no precisamente en el cerebro.

Consecuencia de la comisión de estos delitos, conozco a algunas chicas, la mayoría cursando estudios universitarios, que han comprado en los últimos meses "sprays" de pimienta para defenderse y repeler una posible agresión machista, lo cual me crea cierta tristeza, porque muchos hombres no aprendieron a ponerse los pantalones por los pies y algunos agreden bestialmente.

El otro día me comentaba una amiga que había conocido a un chico recientemente y que había entablado una pequeña conversación con él. Este hombre le invitó a tomar algo y quedaron citados en una cafetería para hablar. Por lo visto, de lo único que se habló en ese encuentro fue de sexo, de lo buena que estaba mi amiga y de la necesidad que él tenía de ir a su piso, acostarse y echar un polvo.

Si realmente fue así, que no lo pongo en duda, está visto que algunos elementos no tendrían que tener la consideración de caballeros, por lo menos de la manera que uno entiende que tiene que comportarse con una mujer que acaba de conocer.

Y no faltan los presuntos psicópatas que, con estos de los chats, los washapps y los móviles no se cansan de acosar a muchas mujeres, por el hecho de ser guapas, tener un buen físico o ser atractivas. No les arriendo las ganancias a estas niñas, a las que a veces le convierten su vida en un verdadero infierno durante cierto tiempo, hasta que estos subnormales se cansan.

Cada vez estoy más satisfecho de no haber tenido hijos y, peor aún, hijas. Y lo digo con la mano en el corazón.

Imagen de archivo: elperiodico.com

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