16.10.2017. Redacción / Opinión.
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
No es casualidad que Galicia y Asturias estén ardiendo estos días, porque las causas de las decenas de incendios forestales declarados en el noroeste de la Peninsula Ibérica hay que buscarlas en actos vandálicos cometidos por tribus humanas (por el hecho de que son bípedos) que deben despreciar a su propia especie y al medio ambiente en el que viven.
Se trata, sin duda alguna, de seres con mentes enfermas que no tienen la azotea muy bien amueblada, porque los pirómanos no razonan y buscan el placer incendiando los montes para disfrutar con la contemplación del fuego que ellos mismos provocan.
Esta España nuestra es un país tan completo, que tiene hasta terroristas forestales, que no solo causan verdaderos atentados ecológicos, sino que son también unos homicidas, porque sus lamentables acciones delictivas también tienen consecuencias fatales, como son la pérdida de vidas. En Galicia, sin ir más lejos, ya han sido cuatro las víctimas mortales en las ultimas horas.
Ayer tuve oportunidad de hablar con un comercial de una operadora telefónica llamado Enrique, que me atendió, causalidades de la vida, desde Vigo, una de las ciudades gallegas que ha estado acosada por las llamas.
Como puede suponerse, saqué el asunto de los incendios para conocer un testimonio de primera mano. Enrique estaba desolado, había ido a trabajar sin dormir, porque estuvo toda la noche anterior en casa de una hermana, que vive en Gondomar, extinguiendo llamas.
Este hombre, como la mayoría de ciudadanos, me comentó que sería conveniente endurecer el Código Penal para actos vandálicos de este tipo y, para sorpresa mía, también me apuntó que, en muchos casos, no hay interés crematístico en estas alocadas acciones (para la recalificación de terrenos rústicos en urbanos), porque han incendiado buena parte de los terrenos de expansión futura de la Universidad de Vigo, en los que solo se podrán construir edificios para impartir docencia.
Todavía lo entiendo menos. A ver si la policía descubre a los provocadores de este centenar de incendios y algún juez ordena su ingreso en prisión durante una buena temporada. Es lo que pedimos las personas con cierta cordura.