22.01.2018. Redacción / Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
Por desgracia, era la crónica anunciada de algo que iba a suceder en un futuro no muy lejano. Lo intentó con todas sus fuerzas, pero no pudo ser. Pedro Molina se despidió de este mundo para realizar un largo viaje a otro lugar, donde con toda seguridad encontrará otros amigos que le acogerán con alegría y respeto. Mi amistad con Pedro resultó ser siempre fluida y respetuosa. Un hombre campechano, humilde, generoso e inteligente. Que puedo escribir o decir que ya no sepan todos los demás sobre la vida y forma de ser de Pedro Molina; líder del sector ganadero de Tenerife. Pedro Molina tenía el título de Hijo Ilustre de la isla de Tenerife, que le concedió el Cabildo insular el pasado mes de julio.
Merecedor de todos los elogios y reconocimientos por su entrega y defensa en el sector ganadero. Llevaba 40 años vinculado al sector ganadero y además de Agate, fue presidente de la Sociedad Cooperativa del Campo La Candelaria, de la Federación de Arrastre Canario y Asociación de Criadores de la Raza Bovina Canaria, entre otros cargos.
Pedro Molina Ramos nació en 1959 en San Cristóbal de La Laguna, en el barrio de San Lázaro, donde vivía actualmente. Hijo y nieto de ganaderos, aprendió de ellos, no solo el manejo de los animales, sino algo más importante, la significación social de la figura del ganadero, facilitador de bienes para la sociedad y poseedor de un gran tesoro, la cultura tradicional ganadera.
A lo largo de su trayectoria profesional desempeñó numerosos cargos vinculados al mundo de la agricultura y ganadería. Fue presidente de la Sociedad Cooperativa del Campo ‘La Candelaria’, Asociación de Ganaderos de Tenerife (Agate), Federación de Arrastre Canario y Asociación de Criadores de la Raza Bovina Canaria.
Asimismo, Molina Ramos fue vicepresidente del Matadero Insular de Tenerife, secretario de la Asociación de Desarrollo Rural del área Metropolitana (Ademer), tesorero de la Federación de Desarrollo Rural de Tenerife (Federte), presidente de la Federación Canaria de Desarrollo Rural y miembro, como interventor, del Consejo de Administración de Caja Rural.
Además, desde 1992 participaba activamente en la mesa de negociación del Régimen Específico de Abastecimiento para Canarias (REA) como representante del sector ganadero.
Su trabajo no fue en vano. Todo lo contrario, dejó un legado de respeto y admiración en el sector ganadero y sus tradiciones. Su humildad y nobleza, motivo granjearse la simpatía del miles de personas del Archipiélago canario. Hoy, Canarias se muestra triste, pero a la vez orgullosa de haber tenido una gran persona y amigo como lo fue Pedro Molina Ramos.