27.09.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Determinados intereses económicos y políticos muy concretos están empeñados en acorralar y derribar el gobierno del socialista Pedro Sánchez y existen personas y medios muy comprometidos con la búsqueda de presuntas irregularidades pasadas cometidas por los actuales ministros, para desgastar rápidamente a un gabinete que ya ha visto cómo dos de sus miembros han dimitido: Máxim Huerta y Carmen Montó, uno por cuestiones impositivas y fiscales y la otra por supuestos fraudes en su formación académica.
Esos mismos intereses han descubierto que la titular de Justicia, Dolores Delgado, llamó maricón (como si no lo fuera) al encargado del departamento de Interior, el fiscal García Marlaska, porque ahora está mal llamar a los homosexuales así y parece que es una palabra homófoba.
Y en las últimas horas se ha cuestionado (desde esos ocultos intereses subterráneos) al ministro de Ciencia y Universidades, el ex-astronauta Pedro Duque, a quien se acusa de haber creado una sociedad para evadir impuestos en la compra de un chalet suyo en la costa levantina.
Está clarísimo que se quiere crear en la opinión pública una malísima imagen de Pedro Sánchez y de su gobierno y sí es verdad que el secretario general del PSOE no ha sabido elegir a algunos de sus ministros, no es menos cierto que hay cierta obsesión y desesperación en algunos sectores económicos, políticos y sociales para desalojar a los socialistas del poder.
Parece que ya nadie se acuerda de los tremendos casos de corrupción del Partido Popular. Ya no se habla del ex-vicepresidente Rodrigo Rato y de otros ministros de Aznar y de Rajoy. Ni de Esperanza Aguirre o de Cristina Cifuentes, de Rita Barberá (que en paz descanse) y de tantos otros.
El Capital está detrás de toda esta caza de brujas actual, sencillamente porque no le gusta el mear de la perrita y menos aún las intenciones de Sánchez de agotar la presente legislatura y no convocar elecciones generales hasta el 2020.
Veremos lo que ocurre en los próximos meses, porque la situación se complica por momentos y me da que a este Gobierno le queda poco.
No me ha gustado nada que se destinen a Cataluña 1.400 millones de euros para congraciar a los separatistas y el ministro Ábalos siga sin firmar las cantidades necesarias para el convenio de carreteras entre Canarias y el Estado, porque los isleños no merecemos ese trato de la metrópoli como si fuéramos una colonia bananera, aunque lo seamos en algunos aspectos.
En fin, este país siempre será único, distinto a los demás. Surrealismo del verdadero.