30.01.2018. Redacción / Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Este invierno tardaron en llegar la nieve a las cumbres de Tenerife y La Palma y la lluvia a todo el Archipiélago, pero ambos fenómenos meteorológicos siempre son bienvenidos por lo beneficiosos que siempre son para nuestra reserva hidráulica y para los cultivos de nuestros campos.
Las Islas con actividad turística importante están sufriendo una importante merma de sus galerías de agua, por el uso humano del vital elemento y cada día se produce más agua desalada del mar en nuestros hogares, por consecuencia directa de excesivo consumo por parte de los quince millones de turistas que nos vistan cada año, una de las principales consecuencia negativas de la actividad de este sector, además del deterioro que se produce en nuestro medio ambiente.
Si de forma periódica, aunque poco habitual, en el Archipiélago no se registrara un régimen de precipitaciones, Canarias sería una región prácticamente desértica, como el vecino archipiélago macaronésico de Cabo Verde, lo cual hay que tener muy en cuenta.
Los canarios, además, necesitamos que se produzcan, por nuestra propia salud y bienestar, episodios pluviométricos como el que estamos viviendo estos días y es una bendición divina, se podría decir, ver correr el agua por los barrancos de Fuerteventura, contemplar una buena granizada en la cumbre de Gran Canaria over algo de escarcha en el parque nacional de Timanfaya, en Lanzarote, por lo hablar de lo verdes que se pondrán, tras estas lluvias, los paisajes de las islas más occidentales, como El Hierro, La Gomera y La Palma, donde también ha nevado, como en Tenerife.
Por regla general, las lluvias invernales no causan excesivos daños materiales y casi nunca víctimas humanas en las Islas, con lo que reitero que debemos estar contentos, porque el agua caída del cielo es vida y forma parte de la propia naturaleza.
En las carreteras de acceso al Teide, que luce su maravillosa estampa nívea invernal, trabajan operarios del Cabildo de Tenerife con quitanieves para reabrir las vías cerradas al tráfico. Si algunos piensan ir a la cumbre en los próximos días, háganlo con mucha precaución, con el fin de evitar desgracias personales.
Año de nieve, años de bienes, afirma el refrán. Esperemos que así sea.