Ni sombreros, ni corbatas, ni faldas, ni zapatos... y mucho sobrepeso

16.10.2018. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Cómo cambian los tiempos. Acabo de ver unas imágenes rodadas en las calles de Nueva York hace ciento siete años (es decir, en 1907) y me he quedado asombradito de cómo en un solo siglo cambian las costumbres en la moda y en los vestidos. 

En las citadas imágenes se puede ver a numerosos viandantes por una avenida neoyorkina, la inmensa mayoría de los hombres con sombreros, chaquetas y corbatas y casi todas las personas con un peso corporal muy aceptable, sin gorduras aparentes. Y, por supuestísimo, todas las mujeres bien vestidas y con faldas. 

Igualito que en la actualidad, donde los hombres abandonaron la costumbre de cubrirse la cabeza, algo muy tradicional --y hasta recomendable, para evitar la radiación solar en nuestras "azoteas"-- hasta mediados del siglo XX, incluso. Hoy en día es muy extraño ver a una persona con sombrero por las calles y su uso se limita a llevarlo en fiestas muy puntuales, como las romerías típicas, como detalle folklorista, porque nuestros campesinos, nuestros magos, siempre iban con la cabeza cubierta por razones obvias, ya que trabajan expuestos muchas horas al sol. 

Y no hablemos de las corbatas y de las faldas. En lo referente a las primeras, está claro que el género masculino, en la actualidad, no está por ponérsela de manera habitual y es una prenda reservada para ocasiones muy especiales. Hasta los señoritos de Podemos, no sé si para dar la nota, se olvidan de la corbata en el Congreso de los Diputados y también en los palacios de La Moncloa y de la Zarzuela cuando van a ver al presidente del Gobierno o son recibidos en audiencia por Felipe VI.  

Por lo que respecta a las faldas, se nota también que es una prenda femenina en desuso, porque cada vez son más numerosas las mujeres que prefieren el pantalón, al menos en las culturas occidentales. Con lo bonito, atractivo y atrayente que era ver en minifalda a las chicas de mi época juvenil. 

En lo que concierne a los zapatos, parece claro que tampoco gustan mucho a los jóvenes de hoy, que prefieren los calzados deportivos, más informales, más cómodos y, en general, más baratos que los zapatos tradicionales de vestir, exceptuando determinadas y exclusivas marcas, que sí tienen precios muy elevados. 

Otro aspecto que me llamó la atención al ver las imágenes a las que me refiero al principio de este comentario fue el de la condición física de los viandantes, todos ellos sin sobrepeso, caminando de manera ágil y rápida por las aceras de la avenida neoyorkina. Si esas imágenes fueran grabadas hoy en día, en el mismo lugar, veríamos a numerosas personas gordas, algunas con obesidad mórbida, con lo que uno se pregunta si realmente tenemos ahora mejor calidad de vida que hace un siglo... 

La ciencia y la técnica han avanzado muchísimo en cien años, de una manera vertiginosa. Todos somos conscientes de ello, pero ¿no habremos involucionado en muchos otros aspectos? He aquí la cuestión. 

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