27.04.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
A la hora que redacto este comentario malditas son las ganas que tengo de escribir. Me acabo de levantar y no queda otro remedio que cumplir con el articulito diario, que a veces es un verdadero coñazo.
Preferí no opinar nada más conocer la inexplicable sentencia del caso de La Manada, porque comentar estas cosas en caliente no conducen nunca a algo positivo. Me limité a poner una frase en Facebook que decía que esta decisión judicial, que ha indignado a medio país, no tiene nombre.
El asunto puede ser más grave de lo que en principio parece. No soy quien ni tengo conocimientos jurídicos para afirmar si la sentencia se ajusta o no a Derecho, lo que me trae sin cuidado, por cuanto la Justicia es muy subjetiva y en ocasiones no se atiene a razones, entre otros motivos porque la aplican seres humanos que, como tales, se equivocan y no son siempre imparciales.
En particular, le doy más importancia al trasfondo de la decisión judicial. No entro, incluso, en si este desgraciado caso constituyó una violación de una joven por parte de un grupo de bestias sin escrúpulos, o fue un "abuso sexual", que para mí tanto lo uno como lo otro representa lo mismo, por cuanto un hecho como el otro denigran a la víctima y, por ello mismo, a la mujer, a las mujeres.
La diferencia de matices viene a demostrar el antediluviano concepto que algunos jueces tienen del sexo femenino y del papel de la mujer en la sociedad actual, totalmente equivocados y desnortados y muy alejados de la realidad.
Esa sentencia es del todo intolerable en pleno siglo XXI.
Como estoy indignado por todo esto, aquí lo dejo por hoy. En ocasiones me da asco este país llamado España.