"Lucha“

03.11.2024 | Redacción | Opinión

Por: Alejandro de Bernardo

adebernar@yahoo.es

Caer del cielo tiene algunas ventajas: puedes aprender a volar. Por qué no. En la última batalla perdida –de las muchas batallas, de las muchas perdidas- quizá encuentres agazapada, tímida como una flor tímida, la primera de tus victorias. Lo importante es perseverar. La constancia me parece una virtud poco apreciada en los nuevos tiempos, más dados a lo inmediato, al usar y tirar, al click de Internet que celebra el apoteosis de lo efímero y de lo breve.

Lo sé y quiero recalcarlo: lo importante es perseverar. La insistencia en el fracaso vale más que la determinación de no fracasar. “La peor gestión es la que no se hace”. Es mi lema. Me lo prestó hace años el compañero periodista Eugenio Ibáñez. Nunca se lo agradeceré bastante. Yo se lo cedo a usted, si lo quiere. Pero que no se quede en retórica. Llévelo a rajatabla. Ejerza. La repetición de sus mil caídas, sin aprender la lección, no es más importante que el intento de no volver a caer. Nunca más, ni una sola vez más.

Los años, los días, o mejor, los momentos me han enseñado que si piensas que pierdes, perderás. Si careces de ganas de vivir, de gozar, de sentir... no vivirás ni gozarás ni sentirás. Siempre hay algo a que atarte, unirte o abrazarte para burlar los malos tiempos.

No te das cuenta, pero detrás de ti corre tu destino feliz, con plumas que son caricias, suaves, sedosas y tenues. Tus buenas intenciones se verán recompensadas aquí, cuando menos te lo esperes. Cuando las puertas te parezcan cerradas. Vamos, levántate. Toma un “te quiero” y no me expliques el porqué de tu melancolía.

Cuando te levantes, levanta también el ánimo. No te sientes al borde de la cama, pálido y avinagrado, quejándote de todo. Mírate en el espejo. Pero hazlo. Vete ahora mismo y mírate. Y abrázate: si tú no te das ánimo... quién va a ser el que te anime. Abrázate, insisto. No es soberbia ni petulancia, sólo amor propio. El infierno es correr todo el tiempo y mirar hacia atrás demasiado. El infierno es lo que uno encuentra cuando llega a la vejez y se encuentra con otro mayor que es no haber vivido la vida que quisiste vivir.

Hay demasiada gente que se hace la más elemental de las preguntas sin encontrar respuesta: unos ojos tristes. La tristeza es difícil de explicar pero de ella se aprende. Y se sale. Vamos, levantémonos. Compartamos ternura, risas, cariño, cercanía, abrazos. La ternura es la respuesta a las preguntas que no tienen respuesta. La ternura es el arma indomable y arrebatada del caído. Lo único que queda cuando el tren de la alegría sale y no hay un billete para ti. Pero… levántate. Al final de este escrito comienza un cuento con final feliz. Y es para ti, que has caído tantas veces. Para ti, que esta semana trágica has visto tan de cerca lo que creíamos solo ocurría lejos. Cómo la naturaleza se vuelve espada. Como atraviesa y mata. Sin miramientos. Sin compasión. Con nocturnidad y alevosía. Y a pleno día. Desatada e imparable. Implacable.

Muchas vidas que se han ido a traición. Sin avisar. Sin merecerlo. La macabra lotería  cayó en tierras levantinas. Sin otra culpa que haber coincidido en el tiempo y en el espacio con la furia desatada de la DANA. Barro que lo anega todo, que lo entierra todo, que lo ahoga todo. Barro en tierra de Cañas y barro. De barracas. La vida es así de caprichosa. Podemos con todo, pero no con todo a la vez.  Esta vez –otra vez- el cielo se ha pasado. Toca luchar. Resbalar mil veces y mil veces levantarse. Por los que no están. Pero aún más, por los que han quedado. Salgamos y echemos una mano. Las dos manos. Nadie merece habitar en recuerdos tenebrosos.

Feliz domingo.

Suscríbete a nuestro Podcast



Buscar en Tagoror

¿Aún no te has suscrito a nuestro podcast? Suscríbete aquí