02.02.2019 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
La que en otros tiempos fuera la Venezuela bella, la “tierra prometida” para muchos emigrantes del planeta tierra; la semilla fructífera de una tierra agradecida que tanto dio de comer a miles de familias, el país del embrujo y la magia de cada amanecer y atardecer, es hoy la triste Venezuela despojada de su belleza por un Gobierno chavista dictador en su fiebre fanática en el control gubernamental del país caribeño, motivando que el éxodo de los venezolanos sea el mayor de Latinoamérica en los últimos 50 años.
Escribe Claudio Romero, en un periódico digital de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina, un importante artículo sobre la realidad actual de Venezuela donde describe una Venezuela bonita, alegre, feliz y hermosa, quedó en una página del pasado en espera de poder recuperarse en un futuro no muy lejano, pero el Gobierno chavista no se lo pondrá nada fácil para que esa bella y hermosa Venezuela vuelva a recuperar es esplendor maravilloso que en otra época brillo con luz propia ante los ojos del mundo.
El 90% de los venezolanos reconocen que hoy “son menos felices o más infelices” que en 2016. El relevamiento refleja las razones de la extraordinaria migración venezolana en los últimos meses, casi todas emparentadas con la muerte concreta o la idea de morir por razones de salud y falta de alimentación en el corto plazo. Desde que comen millones de personas, dispersas en el continente latinoamericano y en otros países del mundo. En Argentina se radicaron casi 30.000 personas entre 2017 y lo que va de 2018, números parecidos o proporcionales a Brasil, Uruguay y Chile.
¿Porqué los venezolanos prefieren irse de su país, abandonar su patrimonio y su tierra de origen, dejar congelada en la memoria su pasado, cultura y hábitos?: han perdido sus esperanzas de vivir en democracia y en libertad a causa de un régimen autoritario que los expulsa a diario, y porque la
existencia humana se ha tornado insoportable por las carencias alimentarias y de salud, además de la inseguridad física que provoca la violencia de Estado.
La vida en Venezuela es realmente un infierno, y así lo demuestran los siguientes datos surgidos de un dossier titulado “Rescatemos a Venezuela” que circula en forma restringida en ámbitos políticos.
¿Se puede vivir en un país que tiene una inflación anual acumulada de 2.616%, la más alta del mundo? ¿Se puede vivir en un país cuya pobreza es del 87%? ¿Se puede vivir en un país en que la Canasta Básica aumentó en el mes de febrero de 2018 un 53,7%, y 5.536% entre febrero de 2017 y febrero de 2018?
¿Se puede vivir en un país donde la Canasta Básica Familiar para 5 miembros requiere de 95,6 salarios mínimos para adquirirla? ¿Se puede vivir en un país donde el 89% de los venezolanos gana a lo sumo 37 dólares al mes, insuficiente para alimentar a su familia? ¿Se puede vivir en un país donde el 71% de sus habitantes no pueden comprar alimentos suficientes para su supervivencia? 8 de cada 10 venezolanos han reducido la ingesta de alimentos por falta de recursos para comprar comida. Hay algo peor que eso: 6 de cada 10 venezolanos se acuestan con hambre por falta de alimentos. Más de 8 millones de venezolanos solo comen 2 veces al día. 6 de cada 10 venezolanos han perdido en el último año 11 kilos de su peso por no poder comer. 4.500.000 personas comen una sola vez al día en Venezuela.
La desnutrición infantil toma vuelo en Venezuela porque la escasez de fórmulas lácteas se hace sentir en el 94% de los establecimientos. Según Cáritas el 68% de los niños evaluados tienen algún grado de déficit nutricional. El 21% de los niños evaluados tiene desnutrición leve y el 14,5% desnutrición moderada y severa. En los estándares mundiales se considera entre el 10 y el 15% “estado de crisis”. El 33% de la población infantil presenta retardo en el crecimiento.
Semanalmente mueren entre 5 y 6 niños por desnutrición, y se estima que pueden morir en breve plazo unos 280.000 niños. Entre 2015 y 2016 la muerte infantil aumentó un 34%, de los cuales el 60% eran recién nacidos. Las muertes maternas aumentaron un 66% en el último año.
La escasez de medicinas e insumos a nivel nacional es hoy del 90% y afecta a 3.000.000 de personas. Esos 3 millones llevan por lo menos un año sin tratamiento médico y medicinal. 4.990 personas hemofílicas con trastornos de coagulación no tienen acceso a factores de anticoagulación. Hay escasez grave de medicamentos para el HIV que afecta al 80% de los 77.000 enfermos.
5.668 mujeres padecen cáncer de mama y no tienen acceso a quimioterapias y otros tratamientos. El diagnóstico tardío y la escasez de tratamiento causan por día al menos 6 fallecimientos de mujeres con cáncer de mama.
Enfermedades como la malaria, erradicadas en 2014 en otros países, se incrementó en un 76%. En solo un año los casos pasaron de ser 136.102 a 204.613.
Los equipos de diagnóstico y tratamiento en los centros de salud públicos están paralizados en un 60%, y del resto el 80% reporta graves condiciones de precariedad. Existe un 70% de escasez en insumos básicos y médico-quirúrgicos. Los mismos centros manifiestan un medicinas del 80%.
Las muertes por mala salud, atención médica y falta de medicamentos son verdaderamente alarmantes. Es un futuro corto el que les espera a los venezolanos que no pueden salir del país para refugiarse en otras naciones solidarias.
Pero a ese tipo de muertes se agrega el factor de las muertes violentas que, en 2017 solamente, fueron 26.616, la mayoría de los cuales eran jóvenes de entre 12 y 29 años. 43 jóvenes mueren por día por causas violentas en una sociedad donde reina el caos generado por autoritarismo del poder gobernante.
La violencia en general se ha apoderado en un 90% de la población en Venezuela. Fueron 217 los venezolanos muertos durante las manifestaciones registradas entre 2014 y 2018 excusas por la dictadura de Nicolás Maduro. Como corolario, el dossier señala que el 90% de los venezolanos se considera “menos feliz” o “más infeliz” que en 2016. Así es la Venezuela que gana a la muerte.
Las fuentes sobre las que se basa este dossier son: Encovi, la Asamblea Nacional de Venezuela, el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, Julio la Salud), Observatorio Venzo Penal, Centro Internacional para los Derechos Humanos, Justicia, Libertad, Fundepro, Fundeci, Justicia y Proceso Venezuela, Organización de Justicia Venezolana.
Pese a semejante cuadro de horror, Maduro aspira a ganar 10 millones de votos en las próximas elecciones presidenciales y retener el poder. Ni Hugo Chávez lo consiguió en su mejor momento.